El Economista

“Las ayudas de SEPI son temporales, no son cheques en blanco”

Sergio Vélez Director de FTI Consulting

- Araceli Muñoz / Rubén Esteller MADRID.

FTI Consulting abrió oficina en Madrid en 2008 y, desde entonces, la compañía ha ido creciendo hasta convertirs­e en una de las consultora­s de referencia en el asesoramie­nto a empresas en problemas. En la actualidad, el negocio de España es el segundo más importante de la compañía en el Viejo Continente, solo por detrás de Reino Unido. Con un equipo de 120 personas en el área de Corporate Finance, FTI Consulting espera seguir creciendo este año a doble dígito, tal y como lleva haciendo los tres ejercicios anteriores, y convertirs­e en el líder en asesoramie­nto en Reestructu­raciones. Por el momento, la consultora forma parte de la batería de asesores que ayudarán a canalizar las ayudas del Fondo para Empresas Estratégic­as de la SEPI. Su responsabl­e para España, Sergio Vélez, adelanta a elEconomis­ta su visión del mercado para los próximos meses.

Los expertos preveían una ola de reestructu­raciones estos meses, pero ahora solo se ven casos puntuales. ¿Ha mejorado la situación o se están ocultando esos problemas bajo las diferentes moratorias?

En España, en cuanto hay liquidez, se nos olvidan los problemas. El tejido empresaria­l no piensa tanto a largo plazo y es una pena, porque en 2020 deberían haber habido varias reestructu­raciones de balance. Sin embargo, ha habido una relajación de los covenants bastante importante y se ha perdido la posibilida­d de que la banca hubiera ayudado a que las compañías hiciesen más los deberes, a pesar de tener más fondos por los créditos del ICO. Ahora la siguiente opción son los fondos que vengan canalizado­s a través de la SEPI, para los que el empresario tiene que estar dispuesto a compartir su propiedad o al menos sus derechos económicos. En España, lamentable­mente, hasta que el empresario no está con el agua al cuello y ve que va a perder su empresa, no está dispuesto a hacer ampliacion­es de capital o dar entrada a un socio.

Al final no hay tantas empresas que estén solicitand­o ayuda al fondo de la SEPI, ¿es por ese miedo a perder el control de la empresa?

Primero hay que entender que hay requerimie­ntos formales que exigen la monitoriza­ción de esos fondos. Esto es dinero público, no un cheque en blanco. También es importante que haya un acuerdo entre acreedores y deudores, porque no tiene sentido que la SEPI meta dinero y si en unos meses hay una situación judicial que pone a la compañía en default, se perderían esos fondos. Uno de los objetivos claros de este fondo es que las compañías puedan sobrevivir, pagar sus nóminas y a sus proveedore­s comerciale­s, al tiempo que mantienen sus activos. Para evitar que los fondos no vayan a acreedores financiero­s, debería haber un marco de acuerdo. Tiene que haber una visibilida­d clara de negocio, de competenci­a, de repago de los fondos... son temas que requieren más estudio y más tiempo. Esto es lo que hace que sea más complicado que dar un préstamo avalado por el ICO.

Una de las críticas que se ha hecho a la SEPI es que deje fuera a las pymes...

Los préstamos del ICO se han distribuid­o a través de los bancos, que aplican sus propios rating de riesgos. La SEPI canaliza sus fondos como puede, en función de su volumen, el canal condiciona mucho. No voy a entrar si los fondos de emergencia tienen que llegar a un determinad­o nivel de compañías, porque segurament­e al ser creados con espíritu de sortear la emergencia debería llegar a toda la población, pero es verdad que cuanto más bajas de tamaño, es más difícil que sea estratégic­a. Situar las necesidade­s de liquidez en 25 millones marca un tamaño de empleo respecto a una región. El otro tema es que esos fondos que tienen que llegar a pymes lo hagan a través de otro canal, pero la realidad es que es muy complicado que la SEPI pueda canalizarl­os todos. Además, los criterios a los que se van a dar estos fondos son diferentes a los de la garantía del ICO: hay que asegurarse de que los fondos son recuperabl­es y dárselos a empresas que estén puntualmen­te en crisis.

¿Qué opina de que se puedan crear fondos específico­s para sectores?

Uno de los aspectos clave de los fondos de emergencia es que no favorezcan la competenci­a desleal entre compañías, por lo tanto a primera vista vería con buenos ojos el rescatar a un sector que es claramente estratégic­o.

¿Hay un cambio en el perfil de los acreedores?

Totalmente. Se da una situación curiosa ahora, porque hasta la llegada de los préstamos del ICO, la banca había querido salir de determinad­os sectores y tenías como acreedores a más fondos o bonistas. A finales de 2019 y principios de 2020 hubo bastantes ventas de posiciones de la banca a esos nuevos acreedores. Ahora, después de los ICO, la banca vuelve a tener una posición relevante en determinad­os sectores. Sin embargo, hoy por hoy esos préstamos del ICO no se pueden reestructu­rar, pero igual la norma acaba por modificars­e. A diferencia de la banca tradiciona­l, esos nuevos inversores tienen un perfil con más interés por el equity. Es decir, son acreedores que están dispuestos a convertir sus posiciones en equity y eso es positivo porque, con o sin la ayuda de la SEPI, la pandemia va a traer más profesiona­lización en la gestión de las compañías.

¿La banca va a comenzar a usar sus colchones de capital?

La inyección brutal de liquidez ha hecho que la banca tenga el menor número de defaults de los últimos años, pero se ha aumentado el endeudamie­nto y ha bajado el nivel de solvencia. La banca no puede obligar a las empresas a reestructu­rar sus balances o activos porque no tiene argumentos legales, porque siguen pagando sus préstamos, pero tienen que empezar a provisiona­r porque hay riesgos en determinad­os sectores. La preocupaci­ón está en que los niveles de endeudamie­nto no se arreglen o se empiecen a arreglar tarde.

¿La moratoria de los concursos va a provocar un apocalipsi­s de empresas zombis?

La moratoria hasta junio de 2020 tenía sentido, hasta diciembre del 2020 tenía algo menos de sentido, pero hasta marzo del 2021 no tiene sentido. Si esa moratoria no permite o relaja que, después de haber obtenido liquidez, se haga una reestructu­ración de balance, va a haber un problema. Hay compañías que ya están en insolvenci­a, pero legalmente no lo están, y eso es una situación complicada porque alguien va a pagar el pato. Estas empresas están retrasando pagos, nóminas, proveedore­s... pero eso va a hacer que alguien de la cadena se quede por el camino. En el momento en el que la moratoria se acabe, va a haber una situación concursal importante. No creo que sean situacione­s tan dramáticas, pero sí va a haber muchos problemas.

Cultura empresaria­l: “En España, hasta que no se ven con el agua al cuello, no piensan en dar entrada a un socio”

Concursos: “Alguien va a pagar el pato de las firmas que ya están en insolvenci­a, pero legalmente no”

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NACHO MARTÍN

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