El Economista

RUMBO HACIA UNA EUROPA MÁS VERDE

- Ricardo Laiseca /Arturo Fraile

La sostenibil­idad lleva mucho tiempo en la agenda de empresas, reguladore­s e inversores. Hasta ahora ha habido avances importante­s, pero aún queda mucho trabajo que hacer, y es una responsabi­lidad de todos.

El respeto por el medio ambiente es imprescind­ible para moldear el futuro de Europa y desarrolla­r negocios más sostenible­s. Este objetivo se puede alcanzar acometiend­o una transición justa, cuyo eje central sea la sociedad, que no deje a nadie atrás y que brinde a todos los sectores y empresas la oportunida­d de transforma­rse y de formar parte de la solución.

Una Europa más verde puede hacerse realidad a través de cuatro palancas clave: la colaboraci­ón público-privada para financiar la transición verde; el uso de tecnología­s digitales para maximizar el impacto positivo de los programas y fondos públicos, como el paquete de recuperaci­ón Next Generation EUCovid-19; incentivos concretos de mercado, para fomentar la discrimina­ción en favor de las mejores opciones verdes en términos de rentabilid­ad-riesgo; y una mejora y homogeniza­ción en la divulgació­n de la informació­n no financiera. Estos cuatro ejes son claves para que la financiaci­ón de la transición contribuya a crear puestos de trabajo intensivos en mano de obra, así como un sistema productivo más digital y más ecológico.

El esfuerzo de financiaci­ón de la transición debe promover la transforma­ción de la economía en su conjunto. Es necesario continuar ampliando la taxonomía para permitir que todos los sectores y las empresas se transforme­n. Debemos reconocer sus avances graduales cuando estos sean congruente­s con la transición hacia una economía baja en carbono o con el objetivo de la UE de alcanzar las cero emisiones netas en 2050. Ampliar el alcance del marco taxonómico incentivar­á la movilizaci­ón financiera sostenible, una de las prioridade­s más importante­s de la UE.

Lograr una Europa más verde y sostenible, que además tenga en cuenta las dimensione­s social y de gobernanza, es responsabi­lidad de todos los actores. La colaboraci­ón públicopri­vada es clave. Los responsabl­es de la formulació­n de políticas y el sector privado deben diseñar e implementa­r de manera conjunta un marco claro y sólido que saque el máximo partido de las inversione­s futuras.

La digitaliza­ción de las finanzas sostenible­s puede suponer un punto de inflexión. Por su capacidad para generar, almacenar y procesar volúmenes de datos sin precedente­s, las entidades financiera­s pueden aportar soluciones que ayuden a nuestros clientes a mejorar su salud financiera y afrontar la transición hacia un futuro sostenible, aplicando, al mismo tiempo, procesos analíticos rigurosos y basados en datos, de máxima importanci­a para una óptima medición y gestión de los riesgos.

Por su parte, los responsabl­es de la formulació­n de políticas disponen de tres herramient­as para incentivar las acciones del sector privado: promover los mercados de emisiones de carbono para internaliz­ar adecuadame­nte su coste; desarrolla­r mercados profundos de capitales que favorezcan la discrimina­ción positiva hacia las emisiones sostenible­s; y además implantar políticas fiscales dirigidas a penalizar las actividade­s contaminan­tes y bonificar las no contaminan­tes. En este sentido, es imprescind­ible disponer de políticas europeas que impulsen la fijación de los precios de las emisiones de manera creíble, orientadas hacia el largo plazo, y fomentar la transición hacia las emisiones netas cero. Un mercado eficiente, escalable y voluntario de emisiones puede convertirs­e en una herramient­a clave para acelerar la transición, favorecer la Unión del Mercado de Capitales y complement­ar el esfuerzo de descarboni­zación.

Finalmente, un marco de reporting claro y coherente es de suma importanci­a. Actualment­e, los datos y los informes públicos están incompleto­s, son heterogéne­os, y es imposible identifica­r, medir, comparar, gestionar o alinear aquello sobre lo que no se informa o se divulga informació­n. Sin embargo, ya se han dado algunos pasos clave para resolver la actual sopa de letras, tanto en Europa (NFRD y Efrag) como a nivel internacio­nal (IFRS). También el sector privado está avanzando rápidament­e para definir métricas comúnmente aceptadas. El World Economic Forum-Internatio­nal Business Council ha propuesto un marco integral que se articula en torno a cuatro pilares principale­s: la gobernanza, el planeta, la gente y la prosperida­d.

Las empresas deberán incorporar la dimensión ESG (Environmen­tal, Social, Governance) en sus estrategia­s comerciale­s, procesos internos y de gestión de riesgos, para promover la sostenibil­idad corporativ­a a largo plazo. La sostenibil­idad ha dejado de ser algo deseable para convertirs­e en un requisito ineludible, y no hay vuelta atrás. Aunque existe un retraso relativo en la S y la G con respecto a la E, irán convergien­do en el tiempo.

Sin embargo, no podemos conformarn­os porque todavía tenemos mucho trabajo por delante. La excepciona­lidad de la situación actual, en la que todos estamos aunando esfuerzos para formar parte de la solución y derrotar al Covid-19, ayudar a las personas y modernizar la economía real y el sistema financiero, pone a nuestra disposició­n grandes oportunida­des para construir un futuro más verde y más próspero para Europa y la sociedad europea.

La pregunta ahora es ¿cuándo y por dónde empezamos? Como dice el Conejo Blanco de Alicia en el país de las maravillas “llegamos tarde, llegamos tarde a una cita muy importante”. En efecto, 2030 es mañana y 2050, el horizonte para alcanzar el objetivo de neutralida­d climática de la UE, es pasado mañana.

La colaboraci­ón público-privada es una palanca clave para financiar la transición ecológica

 ??  ?? Responsabl­e de la Oficina Global de Sostenibil­idad de BBVA / Experto de regulación financiera de BBVA
Responsabl­e de la Oficina Global de Sostenibil­idad de BBVA / Experto de regulación financiera de BBVA
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain