Las aerolíneas europeas pierden más de 26.500 millones por el Covid
Ocho firmas ya han eliminado 63.498 puestos de trabajo y se prevén más ajustes
La pandemia del coronavirus ha dejado en 2020 un reguero de números rojos, destrucción de puestos de trabajo y consumo de liquidez en el sector aéreo mundial y que continuará, al menos, hasta el último trimestre del año, cuando IATA prevé que la industria genere caja y la reactivación coja velocidad de crucero. De momento, la crisis sanitaria ha llevado a las principales aerolíneas cotizadas europeas a perder más de 26.500 millones de euros frente a los beneficios registrados un año antes, cuando se cerró con un nuevo récord de tráfico de pasajeros. El agujero de todo el sector, que ha perdido más del 60% de sus ingresos, será mucho mayor puesto que compañías como Alitalia, que lleva en quiebra casi once años, TAP Portugal, LOT Polish, Air Europa, Virgin Atlantic o Jet2.com no han publicado los resultados del año.
Solo los tres principales grupos aéreos del Viejo Continente (Air France-KLM, Lufthansa e IAG) suman unos números rojos de 20.726 millones de euros frente a los beneficios agregados de 1.900 millones registrados antes de que estalla el Covid-19 a nivel mundial (ver gráfico). El resultado de 2019 está minorado por las pérdidas de 1.000 millones del grupo franco holandés, que está a punto de recibir una segunda inyección de fondos públicos tras los 10.000 millones que obtuvo para garantizar su solvencia.
Los tres principales grupos del Viejo Continente se han dejado un 13% menos que América
Las pérdidas agregadas de los tres gigantes aéreos europeos, que han visto caer su facturación el 63,5%, son un 12,4% inferiores a las publicadas por sus vecinas norteamericanas, que han recibido más de 25.000 millones en ayudas directas y han despedido a miles de personas. Así, American Airlines, United y Delta han reconocido un déficit agregado de 23.590 millones de euros (28.400 millones de dólares). En EEUU, la aerolínea low cost más importante, Southwest, ha arrojado pérdidas de 3.100 millones de dólares, las primeras en 48 años. Aunque la cifra es alta, está muy lejos de los -12.400 millones de dólares de Delta, lo que muestra que las compañías de corto-medio radio y con una estructura de costes reducida han sorteado mejor la catástrofe. En Europa, la situación se repite ya que, por ejemplo, Ryanair prevé registrar números rojos de 950 millones en doce meses de pandemia (su año empieza en el abril).
Aunque el sector espera empezar a recuperar el 80-90% de su actividad pre-Covid en 2022 (tanto Lufthansa como IAG operarán con caídas del 40-60% en 2021), las empresas asumen que el mercado tardará años en recuperarse por lo que saldrán de la crisis más pequeñas.
Con la mirada puesta en reducir su tamaño para frenar la salida de caja y adaptarse a la menor demanda de los próximos años, las compañías han empezado a recortar sus flotas y sus plantillas, lo que ya se ha traducido en la eliminación de 63.498 puestos de trabajo en solo ocho grupos aéreos. Lufthansa es la que más empleos ha suprimido: 28.288. Así, ha cerrado diciembre con una plantilla de 110.000 trabajadores frente a los 138.000 de un año antes. En esta línea, IAG ha eliminado más de 11.000 empleos entre la salida de 10.000 trabajadores de British Airways, 500 de Aer Lingus y la no renovación de temporales. En caso del holding hispano británico, los Ertes de España le han permitido mantener los empleos en Iberia y Vueling.
En el norte de Europa, SAS ha despedido a 5.500 trabajadores para y Norwegian, que lucha por sobrevivir, ha pasado de emplear a 9.389 personas a 4.400. De cara a 2021 se espera una nueva oleada de despidos ya que TAP prepara un plan de ajuste que implica la salida de 3.600 trabajadores, y Alitalia está negociando con el Gobierno de Mario Draghi resurgir de las cenizas como una compañía sustancialmente más pequeña. Se baraja que la nueva Alitalia tenga entre 42 y 45 aviones y entre 2.500 y 4.500 trabajadores. En mayo contaba con una plantilla de 11.600.
Alitalia negocia resurgir de sus cenizas con unos 7.000 trabajadores menos