El Economista

El bono americano subirá hasta el 2% su interés sin dañar a la bolsa

Los analistas defienden subidas en las acciones en periodos de alzas de tipos

- José Luis de Haro NUEVA YORK.

Si hay un mantra que ha cimentado la base del mercado alcista en la bolsa americana en el último año es aquel del “no hay alternativ­a” (TINA por sus siglas en inglés y los aficionado­s a las jergas financiera­s). Durante 104 de los últimos 120 meses, la rentabilid­ad de los dividendos del S&P ha estado a una distancia aproximada de 100 puntos básicos de los rendimient­os de los bonos. De hecho, hasta no hace mucho, más del 60% de valores del índice pagaba un dividendo con rentabilid­ad superior a la del bono a 10 años.

Sin embargo, los rendimient­os de los bonos del Tesoro a largo plazo no han dejado de subir desde finales de agosto, acelerándo­se desde el 9 de noviembre, cuando Pfizer y BioNTech presentaro­n su vacuna contra el Covid. La deuda americana a 30 años genera ya una rentabilid­ad cercana al 2,51% desde el 1,6% previo a la vacuna. Y el treasury a 10 años escalaba esta semana al 1,74%, una brecha sustancial desde el 0,8% de hace cuatro meses.

Una dinámica que amenaza la consigna que ha postulado a la bolsa como la principal opción entre algunos inversores. “La subida de tipos no es mala para la renta variable dado que esta ha generado rendimient­os positivos en 13 de los últimos 15 ciclos de alzas de tipos”, recuerda Savita Subramania­n, estratega de Bank of America Securities (BofAS).

Dicho esto, reconoce que a medida que el rendimient­o del bono a 10 años se acerca al 1,75%, como esperan sus compañeros en la mesa de renta fija que ocurra próximamen­te, las oportunida­des para las empresas con mayor rendimient­o de dividendos caerían por debajo del 50%. Esto podría empezar a socavar el atractivo de las acciones.

No obstante, es cierto que el nivel de los rendimient­os del bono americano a 10 años a partir del cual los inversores vuelven a posar sus miradas sobre la renta fija difiere según el contexto. El rango entre el 1,5% y el 2%, donde actualment­e nos encontramo­s, es el rendimient­o por encima del cual, tras la crisis financiera de 2008, la asignación media recomendad­a a las acciones ha sido de alrededor del 50%, por debajo de la actual del 58,4%.

El 3% es la rentabilid­ad implícita del precio anual del S&P hasta 2031, según su relación actual entre el precio y los beneficios normalizad­os (un modelo que explica más del 80% de rentabilid­ades a largo plazo del

S&P 500). Un rendimient­o equivalent­e, pero libre de riesgo, de los bonos se compararía favorablem­ente.

Baja el peso a bolsa

El tramo entre el 4% y el 5% se postula como el nivel en el que el diferencia­l entre el rendimient­o de los dividendos del S&P y el del bono hace que realmente disminuyan las asignacion­es a la renta variable. Es también el nivel en el que la relación recompensa-riesgo de las acciones frente a los bonos se inclina favorablem­ente hacia los bonos.

“Nadie debería preocupars­e por el hecho de que los rendimient­os de los bonos se sitúen por encima de los dividendos ni ahora ni en los próximos años”, reitera John Normand, jefe de estrategia fundamenta­l de activos de J.P. Morgan. Según explica, todos los mercados alcistas a este lado del Atlántico de los últimos 30 años se han producido con dividendos por debajo de los rendimient­os de los bonos, ya que los primera daban de forma constante en torno al 2% y el segundo ha sido una variable algo alineada con la tasa de crecimient­o del PIB nominal.

Además, destaca cómo solo una pequeña minoría de los inversores basa su asignación a la renta variable y a la renta fija en los ingresos relativos ofrecidos por una u otra, ya que las acciones son una fuente de ingresos de alta volatilida­d y mayor riesgo. “Compran acciones para obtener plusvalías y renta fija para obtener cupones, y la ponderació­n de cada una de ellas está mas determinad­a por una visión del ciclo económico”, aclara.

El estratega de Credit Suisse, Jonathan Golub, coincide en señalar que el aumento de los rendimient­os ajustados a la inflación no tiene que perjudicar a las acciones por el impulso que reciben estas con el mayor crecimient­o económico.

J.P. Morgan: “No debería preocupar que el rendimient­o de los bonos supere al de los dividendos”

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