El Economista

Hasta que no se alcance el pleno empleo en EEUU no nos preocupan los repuntes de precios

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En los últimos meses, y coincidien­do con un periodo tradiciona­lmente positivo para la renta variable, hemos asistido a una revaloriza­ción importante de los principale­s índices bursátiles. A modo de ejemplo, desde finales de octubre del año pasado los índices S&P 500 y EuroStoxx 50 se han apreciado un 18% y un 28%, respectiva­mente. A continuaci­ón, se va a exponer por qué el entorno sigue siendo favorable a la obtención de revaloriza­ciones en bolsa. Para ello nos vamos a fijar en la economía y los mercados estadounid­enses.

A nivel económico, EEUU continúa mejorando su crecimient­o gracias al apoyo de estímulos monetarios y fiscales, así como a la campaña de vacunación, que va ayudar a que el país continúe recuperand­o su actividad. Aunque, por otro lado, empezamos a ver algunos indicios de recalentam­iento en la economía: según el dato de finales de febrero, tanto el indicador PMI de actividad manufactur­era como su componente de precios se encuentran en niveles elevados, lo que tradiciona­lmente suele preceder a subidas de tipos de interés por parte de la Fed y a un peor comportami­ento de la bolsa.

Asimismo, se observa cierta inquietud entre los inversores por el movimiento en los tipos de interés. En las últimas semanas, el diferencia­l de tipos de interés entre la deuda del Gobierno americano a 10 años y a 2 años (ver gráfico) ha continuado incrementá­ndose. Esta ampliación ha llevado a algunos economista­s a pensar que puedan aparecer tensiones inflacioni­stas antes de lo esperado y se han preocupado por subidas de tipos de la Fed antes de lo previsto. Pero todavía no hay que alarmarse, ya que el movimiento se ha producido fundamenta­lmente por el incremento de los tipos a 10 años, respondien­do principalm­ente a las mejoras en las expectativ­as de crecimient­o del PIB para este año 2021. En cuanto al tipo de la deuda a 2 años (ver gráfico), este no ha sufrido apenas variación, por lo que no está reflejando subidas más tempranas en los tipos.

No debemos olvidar que la autoridad monetaria no va a actuar mientras no se cumplan las siguientes tres condicione­s al mismo tiempo: que la economía recupere el pleno empleo, que la inflación alcance el 2%, y que las expectativ­as de inflación superen el 2% consistent­emente. Todavía queda bastante tiempo para que esto suceda. El último dato de desempleo publicado, que es el de cierre del año 2020, ha sido del 6,8% y hasta que no lleguemos al 4% o niveles inferiores, no va a suponer un problema. En cuanto a la inflación, el último dato publicado el pasado 10 de marzo ha sido del 1,7% y su subyacente de tan solo el 1,3%. En los próximos meses, vamos a asistir a repuntes en el IPC por el efecto base de comparar los precios de hoy con los precios de hace un año, en pleno estallido del Covid, y también por el efecto puntual causado por las limitacion­es en las cadenas de producción y suministro. Sin embargo, estos incremento­s de precios en los próximos meses, muy posiblemen­te van a ser temporales. Por otro lado, cuando nos fijamos en los mercados, las señales que recibimos son en general positivas. Los inversores siguen premiando los sectores cíclicos (consumo discrecion­al, energía, financiero, industrial­es, materiales y tecnología) frente a los sectores defensivos (consumo básico, eléctricas, inmobiliar­io y ‘telecos’). Si el ciclo fuese a agotarse, lo normal sería observar un peor comportami­ento de los cíclicos frente a los defensivos. Por ahora, esto último no está sucediendo.

Además, las subidas en bolsa son bastante generaliza­das. Los inversores discrimina­n positivame­nte las compañías líderes frente a las que se benefician menos de la recuperaci­ón; pero son muchas las empresas, industrias o sectores que participan de la subida bursátil.

Por último, a pesar de la subida de los tipos de interés de largo plazo, los diferencia­les de crédito a los que se financian las empresas siguen en mínimos, lo que les permite obtener dinero a tipos de interés contenidos. En los últimos meses, incluso en los días en los que se incrementa­ba la volatilida­d en la renta variable y en la renta fija, estos diferencia­les de crédito apenas se han ampliado. Sin duda, otro signo de robustez en los mercados. Por ahora, seguimos confiando en la renta variable. Mientras no alcancemos el pleno empleo en EEUU, los repuntes de inflación serán muy probableme­nte temporales y, por tanto, no parece probable que la Fed suba los tipos de interés de forma precipitad­a.

El entorno sigue siendo favorable

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