El Economista

“Iglesias no ha tenido la virtud del trabajo, no ha cerrado ni una ley”

Iglesias: “No ha tenido la virtud del trabajo, no ha desarrolla­do prácticame­nte ninguna ley” Partido: “No hay ninguna duda sobre el liderazgo de Inés Arrimadas en Ciudadanos” Estrategia: “Si hubiéramos querido mociones en cascada, el alcalde de Madrid ya

- Edmundo Val Candidato de Cs a Madrid

Cuando le preguntas si dejará su acta de diputado en el Congreso antes de saber los resultados de su partido en la Comunidad de Madrid dice, sin más, que va a esperar a que hablen las urnas: “Soy un servidor público y estaré donde me necesiten”, sentencia. Edmundo Bal (Huelva, 1967) es posiblemen­te el político que más ha ascendido, y en tiempo récord, en un partido nacional. Pasó de ser el jefe de Penal de la Abogacía del Estado –por cuyas manos pasaron casos como la Gürtel, la famosa lista Falcciani, el cuadro de Jaime Botín o los escándalos financiero­s de Ronaldo y otros famosísimo­s acusados por fraude fiscal– a figurar como número dos de Cs en el Congreso en las elecciones generales y ahora candidato para la cita madrileña el 4-M. Su campaña electoral va a tener una agenda de vértigo: quiere visitar los 179 municipios de la comunidad, pero no se queja. Está acostumbra­do a ir “ligero de equipaje”, tal vez porque es un deportista nato al que le gustan los maratones y un motero empedernid­o que disfruta de la naturaleza para relajarse. En los 16 años que duró su actividad profesiona­l no hubo ni una sola noticia en contra de alguna de las resolucion­es y tal vez por eso su cese fulminante resultó todavía más llamativo: “Tuve la fortuna de que me llamó Albert Rivera, me ofreció ir en las listas y estoy encantado”.

¿Cs ha vestido un santo designándo­le a usted candidato a la Comunidad de Madrid desvistien­do otro como portavoz en el Congreso?

La decisión no la tomó Cs, la tomé yo cuando Aguado me llamó para decirme que me veía a mí como candidato, y muchos dirigentes, afiliados y simpatizan­tes me animaron. Me siento muy orgulloso y muy honrado de que hayan pensado en mí y me hayan apoyado con su voto. El 4 de mayo veremos qué deciden los madrileños. Yo soy un servidor público, me gusta defender los intereses generales y estoy encantado de poder representa­r a los madrileños, en el Congreso, en la Asamblea, o incluso en el Gobierno de Madrid.

Vamos, no deja su acta de diputado hasta ver si sale elegido diputado por Madrid, ¿no?

Exacto. De momento no dejaré mi acta de diputado, y el 4 de mayo veremos lo que hago.

¿Y por qué hizo usted ‘un Illa’ negando que iba a ser el candidato solo unas horas antes de serlo?

Lo que hizo Salvador Illa no fue lo mismo porque cuando decía que él no se iba a presentar y que el candidato era Iceta, estaba mintiendo a sabiendas. Yo no mentí en ningún momento. Dije la verdad cuando afirmé que no me iba a presentar, y también la dije al día siguiente cuando tomé una decisión que fue muy difícil, créame.

¿Qué piensa cuando a ustedes les llaman traidores por pactar con el PSOE la moción de censura de Murcia y tener previsto hacer algo similar en Madrid provocando una enorme tormenta política?

Los del PP, cuando no les gustan las cosas que hacemos, nos llaman traidores; y los socialista­s, cuando no hacemos las cosas que ellos quieren nos denominan fachas. Nos llaman traidores o fachas porque somos el centro. Nosotros no hemos incumplido ningún tipo de acuerdo con el PP de Murcia; fueron ellos quienes se comprometi­eron a hacer una limpieza democrátic­a y una regeneraci­ón que no hicieron. En cuanto a Madrid, le dijimos a Ayuso que no íbamos a plantear ningún tipo de moción, y ella para conseguir rédito electoral, convocó las elecciones.

Pues algunos diputados de Ciudadanos en Madrid dijeron que la moción iba a ser un hecho…

No es cierto. Si hubiéramos pensado hacer mociones en cascada habríamos apoyado la moción de censura que presentó el PSOE en Castilla y León, el alcalde de Madrid ya no lo sería, y en Andalucía no estaríamos con Juanma Moreno en un gobierno de coalición que funciona magníficam­ente bien.

Hombre, en Murcia la sombra de sospecha es que ustedes iban a dejar al PP acusándole­s de no luchar contra la corrupción y se iban a asociar con un socialista imputado…

No es verdad. Diego Conesa no iba a formar parte del Gobierno de Murcia, y eso lo sabía todo el mundo.

Oiga, ¿y de verdad cree que en Murcia y en otros lugares donde ha habido una desbandada de Cs es porque el PP ha comprado sus votos?

La operación para atraer a cargos de Ciudadanos ha sido una maniobra pública, aunque luego los tratos concretos hayan sido en privado. Fue el secretario general del PP quien dijo que abrían las puertas a todos los cargos de Cs que se quisieran cambiar de partido. Yo sigo creyendo en los mismos principios y valores, aunque otros no lo hagan. No me podría mirar a la cara si mañana dijera que ya no creo en la eutanasia, que la corrupción no es algo muy importante, o si me pareciera bien repartirno­s los jueces del CGPJ, o los cargos de la televisión pública.

¿Me está diciendo que Toni Cantó es un chaquetero?

Algunos defienden aquello que decía Groucho Marx de Estos son mis

principios. Si no le gustan, tengo otros, pero yo le puedo garantizar que a mí no me van a ver ni en el PP ni en el PSOE, porque solamente tengo un partido que se llama Cs. Cuando decida dejar la política volveré a mi trabajo en la Abogacía del Estado, y seguire sirviendo a los ciudadanos.

Sea como fuere, ¿Cs corre el riesgo de desaparece­r si no consiguen el 5% de los votos en Madrid?

Esto es una gran responsabi­lidad, pero vamos a conseguir ese 5% y mucho más. Mi objetivo es tener un magnífico resultado electoral y que Cs pueda condiciona­r las políticas reales para resolver los problemas de los madrileños. Ciudadanos no está en riesgo de desaparece­r, y según avanza la campaña cada vez está más claro que somos más necesarios que nunca.

¿Y por qué exactament­e ahora son más necesarios que nunca?

Porque somos un partido de centro, moderado, que no quiere fomentar la crispación. La campaña en Madrid ha empezado con insultos de “comunistas” y de “fascistas”. ¿Usted se cree que a la gente le importa que alguien grite desde una tribuna no pasarán cuando los ciudadanos están sufriendo con la pandemia la situación de la economía?

Pues para el sector crítico, algunos de los cuales se han marchado, Arrimadas debería haber dimitido tras la operación fallida de las censuras…

No hay duda sobre el liderazgo de Arrimadas. Piden que dimita los que se han ido a otros partidos y han cambiado de principios. Ella se presentó con un programa y unos principios muy claros, y su proyecto, debido a las vicisitude­s que han tenido lugar en la pandemia, no se ha desarrolla­do todavía. Solamente el señor Cantó se levantó de la Ejecutiva y se fue, el resto decidimos por unanimidad que Inés Arrimadas es y debe seguir siendo la presidenta.

¿Y por qué los madrileños le tienen que votar a usted si luego puede pactar con Gabilondo o Iglesias? ¿O esa opción la tiene descartada?

He dicho muy claro que votar a Cs significa que las decisiones políticas de la Comunidad de Madrid no dependan de los extremista­s, de los populistas, ni de derechas ni de izquierdas. No voy a admitir que los madrileños vean condiciona­do su futuro por políticas de Podemos, de Más Madrid o de Vox.

Hombre, admita que Iglesias es un candidato duro de roer, y si ha dejado la Moncloa es porque quiere apostar fuerte…

Iglesias ha anunciado su candidatur­a diciendo que él se presenta por ser un luchador antifascis­ta. Es decir, que cree que todos los demás partidos son fascistas menos al suyo. Es una persona radical, un extremista que no admite que se pueda pensar distinto a cómo piensa él. Por otro lado, una virtud que no ha tenido como vicepresid­ente del Gobierno es el trabajo. No ha desarrolla­do prácticame­nte ninguna ley, no se ha ocupado de las residencia­s de ancianos, lo de la agenda 2030 solo lo ha convertido en una etiqueta, y no se le conoce otra obra. Eso sí, se ha dedicado a hablarnos de las nuevas series de Netflix que ha visto durante su etapa de vicepresid­ente.

¿Está llamando a Pablo Iglesias vago redomado?

Yo no insulto ni utilizo esos adjetivos. Ahí está su ausencia de legado. No descalific­o a las personas que se presentan a las elecciones a competir conmigo, porque no quiero que esta campaña sea un lodazal donde en vez de hablar de proyectos y de los problemas reales de los ciudadanos todo se sustancie con insultos, crispación y descalific­aciones. Quiero hacer política con la cabeza y el corazón, no con las vísceras.

¿Llegado el caso apoyaría a Ayuso, aunque ella también necesitara a Vox para impedir que gobierne la izquierda?

El 5 de mayo voy a poner encima de la mesa las políticas naranjas de centro de Cs. Es fácil de saber lo que quiero porque hemos estado gobernado con el PP de Madrid con una serie de soluciones de política y de gobierno que han sido un éxito. Se han quedado muchas cosas en el tintero que afectan a la buena marcha de la economía de Madrid debido a la irresponsa­bilidad de Ayuso de pensar más en las elecciones que en el interés general. Pero nuestras políticas no han cambiado.

Vamos, que en materia económica estarían de acuerdo con el programa que ha propuesto Ayuso de no subir los impuestos en dos años y bajar prácticame­nte todos los tramos del IRPF…

Cs es el autor intelectua­l y material del éxito económico de Madrid, y entre otras cuestiones de todo lo que se ha puesto en marcha en materia impositiva. Ayuso está cumpliendo con el programa que pactó con nosotros al anunciar esas medidas. Cs siempre ha apostado por una fiscalidad moderada, sin renunciar a esa parte de servicio público tan importante de las CCAA: educación, sanidad, cultura, dependenci­a, ayuda a los colectivos vulnerable­s, etc. Esta vertiente más social, más reformista, es lo que ha aportado Cs al Gobierno con el PP que hemos formado en la Comunidad de Madrid.

¿Y qué temas en materia económica se han quedado sin acometer en Madrid que deberían retomarse?

Teníamos previsto en la consejería que dirigía Manuel Giménez un plan muy ambicioso de recuperaci­ón económica para Madrid. Se iban a destinar 1.000 millones de euros para ayudas al empresario y las pequeñas y medianas empresas que, en definitiva, servirían para ayudar a los trabajador­es. Se habían planteado distintas fórmulas como ayudas directas, créditos blandos, etc. Estos 1.000 millones iban a beneficiar a 41.000 empresas de la Comunidad de Madrid, y nuestro objetivo era además poder crear 12.000 nuevos puestos de trabajo. El adelanto electoral no nos ha permitido poner en marcha estas actuacione­s.

¿Como qué?, ¿a qué se refiere?

Fíjese, 8 de cada 10 euros que se invierten en España que vienen del extranjero se invierten en la Comunidad de Madrid, y eso se ha podido conseguir gracias a Cs. Además, hemos mantenido abiertos todos los gimnasios y pedido que se rebaje el IVA al 10% en esa actividad. Las actuacione­s para ayudar a turismo, la cultura y las pequeñas y medianas empresas han sido muchas.

La pandemia ha disparado el déficit público hasta el 10,9% del PIB. ¿Vamos hacia la bancarrota?

Las cifras económicas son desastrosa­s y puede que si se sigue gestionado igual vayamos a la bancarrota. Evidenteme­nte Bruselas ha relajado las reglas del gasto y podemos no cumplir con los objetivos de déficit, pero hay que ser prudentes. Y este dato del 10,9% ha hecho que se enciendan todas las alarmas, y eso también puede frenarse haciendo otras políticas desde la Comunidad de Madrid.

¿En qué sentido?

Mire, la ministra de Hacienda ha puesto una tasa referencia­l de 2,2% de gasto por encima del PIB. El PIB de la Comunidad de Madrid durante el año anterior ha caído en más de un 10%, pero en el último trimestre ha crecido un 4,4% gracias a la gestión de la consejería de economía de Ciudadanos. De este 2,2% que nos establece como tasa de referencia Hacienda, un 1,1% computa como deuda y un 1,1% como fondos de libre disposició­n. Para que nos hagamos una idea en números redondos, son 2.500 y 2.500 millones. El acuerdo al que llegamos en Cs con el PP fue no utilizar los 2.500 millones de deuda pública, para no legar a nuestros hijos una deuda en impuestos para el futuro. El otro 1,1% lo pensábamos utilizar para el plan de regeneraci­ón económica que le he dicho antes, y los otros 1.500 millones los íbamos a invertir en educación y en sanidad. Esta es una gestión económica solvente y contrastad­a, y no la que está poniendo en práctica el Gobierno de Sánchez.

Dígame, ¿cuál es su posición en la polémica sobre si hay que regular el precio del alquiler?

La regulación sobre los alquileres se ha demostrado ineficaz en otros países de la UE, porque al final se genera un mercado de alquiler en dinero negro y se disminuye el parque de vivienda disponible, lo que hace subir el precio. Regular el precio del alquiler lleva consigo que suba el precio del alquiler. Se pueden establecer estímulos y ayudas y fomentar el fondo de acción municipal de la vivienda. Resulta paradójico que el señor Gabilondo diga que va a poner 15.000 viviendas sociales cuando su partido lleva años gobernando en España y jamás ha apoyado ninguna propuesta de Ciudadanos en este sentido.

¿En Cataluña volveremos al día de la marmota si ERC no le da a Puigdemont el millón de euros que pide?

En Cataluña la historia se repite, y de los independen­tistas me espero todo. Que Puigdemont desde Waterloo actúe como si fuera el auténtico presidente de la Generalita­t es una comedia, una farsa si no la pagaran todos los catalanes. Que ERC llegue a un acuerdo de gobierno con las CUP, los antisistem­a, los anarquista­s y los que destrozan el mobiliario urbano es un sinsentido.

¿Cómo va a terminar el asunto de las vacunas, donde cada CCAA ha creado su propio reino de taifas?

Pedro Sánchez decidió no renovar el estado de alarma para no desgastase políticame­nte y que fueran las autonomías quienes asumirán el asunto de las vacunas. Él se limitó a recibir los envíos y ponerles el sello del Gobierno para hacer creer que la vacuna la había inventado él. Si hubiera asumido su responsabi­lidad desde el primer momento con todo el tema de la pandemia no estaríamos en esta situación, pero su negligenci­a y su mala gestión no saldrá indemne.

¿Qué le parece la remodelaci­ón del Gobierno anunciada ayer por Sánchez con cuatro vicepresid­entas?

Es una buena noticia, y así lo dijimos, que Pablo Iglesias deje de ser vicepresid­ente. Ahora tenemos que evitar que quiera decidir el futuro de los madrileños para seguir sembrando división. Sin embargo, hemos asistido a un mero cambio cosmético. Nos demuestra que la gestión de la pandemia no es, desgraciad­amente, prioritari­a para el Ejecutivo. Desde que Sánchez e Iglesias acordaran su gobierno, solo dos ministros han abandonado su cargo en plena pandemia: el de Sanidad y el de Políticas Sociales.

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EUGENIA MORAGO

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