Biden prepara una inversión de 2,25 billones de dólares en infraestructuras
Subirá el impuesto de sociedades al 28% durante 15 años para financiar el plan
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, eligió este miércoles el Centro de Formación de Carpinteros de Pittsburgh, Pensilvania, como escenario para presentar su segundo paquete legislativo en menos de 100 días en el poder, después de la reciente aprobación del rescate económico de 2,25 billones de dólares (1,9 billones de euros) por la pandemia. El bautizado como Plan de Empleo Americano centra buena parte de su fuerza en un ambicioso paquete de infraestructuras de 2,25 billones de dólares (1,9 billones de euros). Según la Casa Blanca, esta iniciativa devolverá la inversión pública a niveles de la década de 1960.
El elemento más importante de esta ambiciosa agenda económica es el desembolso de 620.000 millones de dólares para infraestructuras de transporte, que a su vez incluye 175.000 millones de dólares para inversión en vehículos eléctricos. El plan también impone restricciones graduales al uso de combustibles fósiles para generar electricidad con el objetivo de que este sector quede libre de carbono en 2035.
Además se incluyen 400.000 millones de dólares para inversiones en cuidado de ancianos y niños, 300.000 millones para impulsar la fabricación, 215.000 millones para para la modernización de edificios y viviendas asequibles, así como 100.000 millones de dólares para ampliar el acceso a la banda ancha. Para financiar esta inversión, Biden también propone un plan fiscal paralelo, bajo el nombre de ”Made in America”, que revertirá parcialmente los recortes fiscales del expresidente Donald Trump elevando el impuesto de sociedades hasta el 28% desde el 21% actual y estableciendo un tipo impositivo mínimo del 21% sobre los ingresos extranjeros de las multinacionales estadounidenses. Según los detalles dados a conocer por el demócrata, los 2,25 billones de dólares de gasto adicional se repartirían a lo largo de ocho años y las subidas del impuesto de sociedades se extenderían durante los próximos 15 años.
Este último aspecto es destacable dado que este periodo de tiempo va mucho más allá del actual horizonte presupuestario de 10 años. Aún así no existe ninguna razón por la que los demócratas no puedan modificar esta norma.
Pero lo planes de Biden van más allá. Dentro de un par de semanas su administración tiene previsto desvelar su Plan de Familias Ame
Washington estudia un nuevo paquete fiscal para familias de hasta 2 billones de dólares
ricanas para mejorar el bienestar social a través de la ampliación de los créditos fiscales y el aumento del gasto, que tendrá un valor aproximado de entre 1 y 2 billones de dólares. De acuerdo a los cálculos de múltiples economistas, este estímulo será financiado en su totalidad mediante el aumento de los impuestos a las familias que ganan más de 400.000 dólares al año.
“Estas propuestas inevitablemente provocarán la especulación de que EEUU abrazará de nuevo la vuelta al gran gobierno revirtiendo así la revolución instigada por Ronald Reagan”, manifiesta Paul Ashworth, economista jefe de Capital Economics.
“Gran Sociedad”
Dicho esto, Ashworth no está convencido de que se trate de un retorno a la “Gran Sociedad” del presidente Lyndon Johnson en la década de 1960. Según justifica, el reciente plan de estímulo aprobado por Biden tendrá poco impacto a largo plazo en el tamaño del gobierno y la mayor parte del estímulo se revertirá en los próximos dos años.
De hecho siguen existiendo importantes obstáculos para la aprobación de los múltiples proyectos en cartera. En la Cámara de Representantes, algunos demócratas progresistas han indicado que el tamaño total del proyecto es demasiado pequeño. Al mismo tiempo, cuatro miembros del Congreso se han comprometido a votar en contra de cualquier paquete que no elimine el límite de deducibilidad de los impuestos estatales y locales.
En el Senado, el aumento de los ingresos dólar por dólar al gasto propuesto podría satisfacer a algunos de los demócratas más conservadores desde el punto de vista fiscal. No obstante, dado que se necesitará el voto de todos y cada uno de los senadores del partido para cualquier aprobación a través del proceso de reconciliación presupuestaria, las negociaciones podrían alargarse y es probable que se produzcan cambios sustanciales antes de que las propuestas se conviertan en ley.
Aparentemente, la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, se ha fijado como objetivo el próximo 4 de julio para la aprobación del nuevo paquete de gasto en el Congreso, lo que haría que su votación en el Senado (a través del proceso de reconciliación, que no requeriría apoyo bipartidista) se produzca, como pronto, antes del receso de agosto, aunque lo más probable es que se apruebe en otoño o comienzos del año que viene.