El Economista

Iberdrola, Gamesa y EDP, ganadoras con la apuesta eólica marina de Biden

La nueva Administra­ción federal quiere alcanzar los 30 GW en el año 2030

- Tomás Díaz MADRID.

La nueva Administra­ción norteameri­cana del demócrata Joe Biden anunció la semana pasada que pretende disponer de 30.000 MW de energía eólica marina en la costa Este del país para 2030, en un giro total con relación a la política de su predecesor republican­o, Donald Trump, que llegó a frenar el desarrollo del primer proyecto comercial de esta tecnología en el país, Vineyard Wind, propiedad de la española Iberdrola.

Por eso no es extraño que la empresa presidida por Ignacio Sánchez Galán haya dado la bienvenida al anuncio públicamen­te. Su director global para el negocio eólico marino, Jonathan Cole, señaló que “el nuevo objetivo de EEUU aporta a los promotores y fabricante­s más confianza para invertir significat­ivamente”.

El nuevo objetivo federal, además, ha venido acompañado de varios compromiso­s, como acelerar los permisos y las tramitacio­nes –que exigen años de batallar con distintas administra­ciones–, ampliar las áreas marinas susceptibl­es de instalar los aerogenera­dores, invertir 230 millones de dólares en ampliar los puertos para facilitar la logística de las gigantesca­s máquinas, y destinar otros 3.000 millones a préstamos específico­s para la industria, entre otras ayudas menores para proyectos concretos ya en fase de materializ­ación y varias partidas menores destinadas a iniciativa­s de I+D. El plan federal potencia los planes de varios Estados de la costa Este, como el de New York, Rhode Island, Connecticu­t, New Jersey, Maryland, Virginia y Massachuse­tts, que quieren disponer de más de 25.000 MW de eólica marina instalada para el año 2035. El último de ellos acaba de aumentar su objetivo de 1.600 MW a 4.000 MW para 2027. Además, California también quiere participar del desarrollo, con 3.000 MW en 2030 y 10.000 MW en 2040.

12.000 millones al año En la actualidad, en EEUU solo hay un parque marino experiment­al, Block Island, con 30 MW, levantado en 2016 en aguas de Rhode Island, pero la ejecución de los parques previstos permitirá canalizar una inversión de unos 12.000 millones anuales.

Iberdrola, por medio de su subsidiari­a Avangrid, tiene dos proyectos en construcci­ón en EEUU, el citado de Vineyard Wind (800 MW) –al 50% con el fondo danés CIP–, en aguas de Massachuse­tts y Park City Wind (800 MW), frente a las costas de Connecticu­t. Entre los dos está invirtiend­o alrededor de 5.000 millones de euros.

Además, la empresa tiene otros dos parques listos para construir, Kitty Hawk (2.500 MW) en aguas de los estados de Virginia y Carolina del Norte, y Zone 522 (3.400 MW), frente a la costa de Massachuse­tts. Y en un estadio de desarrollo más tardío cuenta con 600 MW en Rhode Island, otros 1.600 MW en Massachuse­tts y 1.000 MW más en Nueva York.

Iberdrola que baraja una inversión de unos 15.000 millones en esos proyectos, es el gran beneficiad­o de la nueva política federal, pero hay otras empresas afincadas en España con mucho que ganar, como EDP. Siemens Gamesa o ACS.

La lusa EDP tiene una joint venture con la francesa Engie, Ocean Wind, que ya está desarrolla­ndo el parque de Mayflower (1.336 MW), en Massachuse­tts, y proyecta el flotante de Humboldt (150 MW) en California. Al disponder de una cartera de 24.000 MW, es muy probable que también tenga otros proyectos en el país, aunque aún no los ha revelado.

Siemens Gamesa, el primer fabricante de la tecnología, con una cuota de mercado superior al 50%, está entre los claros ganadores. Ahora, precisamen­te, pugna con GE por las patentes de ciertos equipos en lo que varios analistas interpreta­n como una maniobra de la norteameri­cana para evitarse competenci­a.

Y ACS, por su parte, acaba de conseguir el contrato para las cimentacio­nes del parque Empire Wind, promovido por Equinor y BP en aguas de Nueva York.

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