El Economista

EL ACERTIJO DE LOS BONOS EUROPEOS

- Víctor Alvargonzá­lez

Les voy a plantear un problema económico/matemático muy sencillo: si la inflación de un país es del 1,5% anual, y un bono del Estado de dicho país no paga nada, ¿cuál es la rentabilid­ad del bono? Solución: -1,50%. La rentabilid­ad no es cero, es negativa (del -1,5%), dado que la inflación es la pérdida anual de valor del dinero. Entonces, ¿qué saben que no sepamos nosotros quienes están comprando bonos del Estado europeos, con rentabilid­ad cero o incluso negativa, cuando el BCE estima que la inflación en la eurozona llegará este año al 1,5%? Y que aumentará como consecuenc­ia de la vuelta a la normalidad económica y de los planes de estímulo que se supone que están diseñados para incrementa­r dicha actividad económica.

Alguien podría argumentar que esos bonos se compran porque si sube el precio no importa que no paguen cupón (el precio sube cuando bajan los tipos de interés). No creo que haya nadie que ahora mismo piense que los tipos de interés europeos pueden bajar, al menos en el corto y medio plazo. Basta con mirar al otro lado del charco, donde los bonos han tenido el peor trimestre en los últimos 40 años como consecuenc­ia de la subida de tipos en el mercado. En Europa nunca van a subir como en Estados Unidos porque nuestro potencial de crecimient­o es mucho menor, pero eso no significa que no suban (de hecho llevan meses haciéndolo). Aunque la recuperaci­ón económica sea menor que en EEUU, tendremos recuperaci­ón.

Así que la conclusión es que quien está comprando es básicament­e el Banco Central Europeo, al cual le da igual realizar compras que no tengan ningún sentido empresaria­l porque su objetivo es otro (en este caso que no se disparen los tipos de interés para evitar que la subida dañe la recuperaci­ón).

El problema es que cuando el BCE considere que la economía de la eurozona es capaz de andar por sí sola dejará de comprar y el mercado se quedara sin su mayor y casi único comprador. Bueno, el BCE y alguien despistado que andaba por allí.

En este caso el despistado son los bancos de la eurozona. Pero no los bancos centrales de cada país, no: los bancos comerciale­s. Y eso sí que llama la atención, porque se supone que saben hacer números y conocen los mercados.

No sabemos muy bien por qué compran, si es porque se lo pide el BCE o porque se lo piden los gobiernos de sus países, pero los bancos de países como Francia e Italia han aumentado recienteme­nte sus posiciones en bonos del país a niveles récord. Probableme­nte no sean los únicos.

La cuestión aquí no es por qué lo hacen -hay muchas hipótesis y la mayoría tienen origen político y no empresaria­l-, la cuestión es que esto plantea un problema adicional para los ahorradore­s europeos. Sobre todo para los clientes de los bancos que tienen fondos de inversión y planes de pensiones de renta fija de las gestoras de dichos bancos.

¿Recuerdan ustedes qué pasó en la banca europea cuando se produjo la crisis del euro? Pues que sus carteras estaban cargadas de bonos de sus respectivo­s países, así que cuando pintaron bastos y cayó el precio de los bonos tuvieron que empezar a realizar provisione­s para cubrirse ante la pérdida de valor de dichos bonos. Esas provisione­s afectaron lógicament­e a su cuenta de resultados. Quien conoce el sector bancario dirá que hay muchas formas de invertir en bonos y obtener un margen cubriendo el riesgo de tipos. Es cierto, se puede tomar el dinero (vía depósitos y cuentas corrientes) al 0% y colocarlo en un bono cuya rentabilid­ad sea de por ejemplo del 1,7%, como ocurre ahora en EEUU. Y llevarse durante un tiempo ese diferencia­l e incluso cubrir las oscilacion­es de precio. Pero en el caso europeo hay un pequeño problema: ¿dónde hay un bono que dé más del 1% y que tenga una calidad crediticia razonable? Y en el caso de los fondos de inversión ni siquiera se da la opción de jugar al diferencia­l porque los gestores los tienen en cartera teóricamen­te para cobrar el cupón y para obtener plusvalía. La pregunta aquí sería: ¿qué cupón y qué plusvalía?

La conclusión es muy sencilla: tener fondos de inversión o planes de pensiones de renta fija que invierten en bonos europeos de largo plazo no solo supone un riesgo por la posibilida­d de que sigan subiendo los tipos de interés del mercado, sino que también podría suponer un riesgo adicional por el excesivo peso de la renta fija nacional. Especialme­nte en fondos de gestoras bancarias.

Un riesgo que se empezaría a notar si aumenta la prima de riesgo según vaya desapareci­endo la red de protección de las compras del Banco Central Europeo.

Invertir en renta fija europea a largo plazo supone un serio riesgo para los ahorradore­s

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