Madrid solo vacuna con AZ a un tercio de los citados
Crece el miedo en la capital por el caos comunicativo de las últimas semanas
Ante la incertidumbre no hay nada mejor que un chivo expiatorio al que cargar las culpas. Y si, además, tenía ya colgado el cartel de traidor a Europa, se consigue la cuadratura del círculo. Ayer Madrid anunció que de las 29.000 personas que debían acudir a ponerse la vacuna de AstraZeneca, solo acudieron 10.800, prácticamente un tercio. Andalucía, por su parte, lo cifró en ausencias del 20%. El rechazo ha crecido exponencialmente esta última semana, según la administración autonómica, circunstancia que está estrechamente ligada con los acontencimientos de los últimos días. Pero, sobre trodo, ha influido la comunicación que ha rodeado a esta vacuna, trufada de incoherencias, acusaciones y cambios de timón.
Si la tendencia continúa y se extiende por todas las comunidades autónomas, España podría dejar por el camino a más de un millón de personas sin vacunar en los próximos meses. Además, se trata de una franja de edad en la que el coronavirus se cobra muchos ingresos en UCI y varias muertes.
Desde que obtuvo la autorización de la Comisión Europea, la polémica no se ha despegado ni un segundo de esta farmacéutica. En primera instancia, hubo desacuerdo entre los principales países de la Unión y la Agencia Europea del Medicamento. Esta última dijo que la vacuna era administrable a toda persona mayor de edad; los países restringieron la recomendación para personas mayores de 55 años porque, decían, no había evidencia.
Tras este primer encontronazo, llegaron los incumplimientos de la compañía. De los 100 millones que debía enviar a los Estados miembros solo ha cumplido el 30%. Tal fue el caos que la Comisión comenzó a controlar las exportaciones y desde entonces AstraZeneca intentó destinar dosis (250.000) a Australia y se encontró un cargamento cerca de Roma de 29 millones de dosis que la Comisión Europea no tenía controladas en su radar. Además, en el segundo trimestre se esperan más incumplimientos, ya que se baraja la cifra de 70 millones de dosis entregadas frente a los 180 millones comprometidos.
Tras aquello, comenzaron a producirse los primeros casos de trombosis que, hoy, se vinculan a la vacuna de la empresa británica. En
cascada, los países paralizaron su administración mientras que la Agencia del Medicamento repetía insistentemente que los beneficios superaban a los riesgos. Apresuradamente, quizá por presión, la EMA emitió un dictamen diciendo que no apreciaba relación con los casos de trombosis y los Estados recuperaron sus campañas.
Sin embargo, la Agencia no había abandonado la investigación y el día 29 de abril reunió a un panel de expertos para que ayudaran. Varios días después, llegó la filtración de un funcionario de la Agencia sobre la vinculación entre vacuna y trombosis que, 24 horas más tarde, tuvo que admitir la EMA.
Con ello, llegó el nuevo giro de timón en España y Europa. La vacuna que no valía para mayores de 65 (se amplió de 55 a 65 años semanas después de su polémica aprobación) ahora es la indicada para personas de entre 60 y 69. Y para los que estaba destinada, con una estadística pírrica de efecto adverso, se les niega el segundo pinchazo.