El Economista

Las energética­s evitarán ampliacion­es de capital y recortes de su ‘rating’

Tienen solicitado­s 80.000 millones de inversión

- Tomás Díaz / Cristina Cándido

Las firmas energética­s han diseñado proyectos ligados a la recepción de fondos europeos que suman 78.000 millones de euros, una cantidad que casi triplica los 27.000 millones que tendrá a su disposició­n el país para invertir en la transición energética. A casi todas les supondrá desembolso­s adicionale­s a los previstos en su planes, a razón de una tercera parte de lo que se adjudiquen, pero no parece que vayan a tener problemas para ello en opinión de los analistas.

Las grandes cotizadas energética­s han diseñado proyectos ligados a la recepción de fondos europeos que suman 78.000 millones de euros, una cantidad que casi triplica los 27.000 millones que tendrá a su disposició­n el país para invertir en la transición energética, de acuerdo con los criterios de Bruselas. A casi todas les supondrá desembolso­s adicionale­s a los previstos en su planes, a razón de una tercera parte de lo que se adjudiquen –otro tercio a sus socios y el resto con subvencion­es–, pero no parece que vayan a tener problemas para ello en opinión de los analistas del mercado.

“No creo que las empresas entren en un exceso de deuda. Muchos de estos proyectos son compartido­s con otras compañías y son proyectos con deuda sin recurso. Además, todos esos proyectos serán muy repartidos tanto entre número de empresas como en dilatados en el tiempo”, señala Víctor Peiró, director de análisis de GVC Gaesco Valores.

Una percepción compartida por Álvaro Navarro, analista de Mirabaud Securities, quien no ve a priori que el perfil financiero de estas compañías vaya a cambiar, tengan que alterar su estructura, ni llevar a cabo ampliacion­es de capital. “Se acelerarán los planes de inversione­s, otros que sean más secundario­s se pospondrán y tratarán de dar prioridad a los que reciban financiaci­ón y que tengan fecha límite para llevarlos a cabo”, observa el experto.

Javier Revuelta, senior principal de Afry, se muestra menos optimista: “No van a salir ni la mitad de la mitad de los proyectos; aunque los fondos se pueden justificar hasta 2025, muchas de las cosas que se hablan, como las grandes plantas de hidrógeno, son inviables a tan corto plazo, aún con las ayudas públicas, y la UE quiere que haya diseminaci­ón, quiere evitar que se beneficien solo las grandes empresas”.

Bruselas exige que más del 37% de los fondos para la recuperaci­ón de la economía tras la pandemia se dedique a la descarboni­zación y la transición energética. Por eso las grandes empresas del ramo se han lanzado a diseñar y presentar proyectos que deben materializ­arse antes de 2025.

Endesa fue la primera en desvelar sus planes: ha presentado 110 proyectos por un importe de 19.000 millones, de los que, según la compañía, 15.000 millones son susceptibl­es de recibir ayudas de la UE. José Bogas, su consejero delegado, ha explicado que podría obtener de 4.000 a 5.000 millones en subvencion­es, “si es que nos dieran el 100% de todo”. Por consiguien­te, la cifra que debería invertir ella –y sus socios– sería muy relevante, y en su plan ya prevé destinar 7.900 millones de 2021 a 2023.

Preguntada por elEconomis­ta cómo financiará su parte, la empresa explica que “se utilizará la financiaci­ón corporativ­a, donde Endesa tiene mucha flexibilid­ad financiera teniendo un ratio de deuda neta/ebitda de 1,8 veces, uno de los más bajos del sector europeo”.

Financiaci­ón corporativ­a Una respuesta similar ha dado Enagás a este periódico: “El plan, prudenteme­nte, considera que toda la financiaci­ón será corporativ­a. Cualquier financiaci­ón sin recurso a Enagás será un upside”. La firma tiene proyectos de hidrógeno y otros gases renovables con más de 50 socios por más de 5.000 millones, mientras que su plan refleja una inversión comprometi­da de 577 millones hasta 2026.

Iberdrola, que ya forma parte del primer Perte, para producir coches eléctricos con Volkswagen, ha presentado más de 150 proyectos, con unas 350 empresas, que requieren una inversión superior a los 21.000 millones, igualmente adicionale­s al desembolso previsto en su plan, que prevé 14.000 millones para España hasta 2025. La compañía explica que “su financiaci­ón mantendrá el mismo esquema que las tradiciona­les que planteamos para otros proyectos que desarrolla la compañía y, en su momento y dependiend­o de los timings y recursos necesarios, se decidirá la fórmula de financiaci­ón más óptima”.

Repsol ha presentado proyectos por casi 6.000 millones, pero ha incluido varios ya previstos en su plan, que asigna 5.500 millones hasta 2025 en negocios bajos en carbono, la mayoría de ellos en España. Así, hay proyectos que se ejecutarán aunque no logren fondos europeos. La petrolera ha declinado aclarar cómo piensa financiars­e.

Declinan hacer comentario­s Otras empresas del sector tampoco han querido comentar el modo en que van a dotarse de capital para los proyectos europeos, como Naturgy, que, pendiente de presentar su nuevo plan estratégic­o, ha cifrado en 13.000 millones las oportunida­des de inversión ligadas a los fondos europeos. O como Acciona, que ha valorado en 7.000 millones sus propuestas, adicionale­s su plan de duplicar su parque de renovables hasta 2025, para lo que debería invertir unos 8.000 millones a precios de mercado. O EDP, que ha mencionado en el Senado que sus planes ligados al Fondo de Recuperaci­ón suman otros 7.000 millones.

Además de captar los fondos a corto plazo, las empresas deben superar un escollo imprevisto: la planificac­ión de la red de electricid­ad 2021-2026, con carácter vinculante y en proceso de tramitació­n, no prevé el impacto de la incorporac­ión de los proyectos resultante­s de las ayudas de la UE, como ha señalado REE. La empresa apunta a elEconomis­ta que ha presentado a los fondos europeos proyectos de energía y telecomuni­caciones adicionale­s a los de su Plan Estratégic­o -invertirá 4.400 millones hasta 2025, pero no facilita su importe.

Óscar Barrero, socio de PwC especializ­ado en energía, aporta otra perspectiv­a y cree que, “efectivame­nte, los fondos van a suponer adelantar o introducir nuevas inversione­s que no estaban previstas en los próximos años, lo cual no se tiene por qué traducir en un incremento de la deuda en términos porcentual­es; alguna compañía buscará vías alternativ­as de financiaci­ón, socios inversores, ampliacion­es de capital o, simplement­e, retrasarán las inversione­s”.

GVC: “Muchos de estos proyectos son compartido­s y con deuda sin recurso”

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EE Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea.

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