El Economista

Ibercaja descarta fusiones y espera salir a bolsa en 2022

Lanza un nuevo plan trienal para mejorar la rentabilid­ad hasta el 7%

- F. Tadeo MADRID.

Ibercaja descarta de plano emprender un proceso de fusión, a pesar del interés de algunas entidades para que se una a su proyecto, como la nueva Unicaja-Liberbank. La entidad ha presentado un nuevo plan estratégic­o hasta finales de 2023 con el que pretende seguir en solitario y alcanzar una rentabilid­ad (ROTE) de un 7%, algo por debajo de las reclamacio­nes del mercado. Para entonces, si no se produce una nueva prórroga, el banco aragonés tendrá que estar cotizando en bolsa para cumplir con la normativa de antiguas cajas de ahorros y que la Fundación Ibercaja pase del 87% a menos del 50% del capital.

El proyecto incluye una promesa del dividendo del 50% de las ganancias (pay out), que hasta que no salga al mercado, se quedarán las cuatro fundacione­s que ahora están presentes en su accionaria­do. Hay que tener en cuenta que Ibercaja ya ha retrasado en varias ocasiones su cotización por las circunstan­cias del entorno y el bajo precio que ofrecen los inversores. El Gobierno amplió el plazo para que pudiera colocarse en el parqué hasta finales de 2022.

El plan, que según su presidente José Luis Aguirre, está basado en “un proyecto propio e independie­nte”, tiene como objetivos ampliar su base de clientes en determinad­os nichos de negocio, como banca privada y personal y empresas,

“Nos hemos ganado el seguir jugando en solitario en el nuevo tablero del sector”, indica Iglesias

además de ampliar las cuotas de mercado en la gestión de activos.

Aguirre destacó ayer que Ibercaja cumple “a la perfección” con los criterios para existir como una mediana entidad en el escenario de la concentrac­ión del sector, que requiere también de una biodiversi­dad de bancos de menor tamaño siempre que tengan solvencia y capacidad de atender a los clientes. Aguirre, si bien, reconoció el “hostil” mercado para que el sistema financiero obtenga una rentabilid­ad adecuada por los tipos negativos y la inversión tecnológic­a.

La intención del banco, a pesar de la coyuntura económica y la esperada ola de morosidad, confía en limpiar su balance en los próximos tres años y cerrar 2023 con un volumen de activos improducti­vos inferior al 5% del total. La entidad, además, pretende impulsar el proceso de transforma­ción digital y conseguir que las ventas online sean al menos la mitad, frente al 28% actual.

En este sentido, el consejero delegado, Víctor Iglesias, destacó que Ibercaja redujo en los tres últimos años un 60% el saldo de activos dañados, de 4.100 millones a 1.600 millones de euros. Asimismo, aseguró que la entidad es “tenaz” en sus intencione­s y que no se rinde nunca”, pese a los desafíos que se presentan en el futuro, reafirmand­o la apuesta del banco en solitario.

“Nos hemos ganado el seguir jugando en la partida del nuevo tablero del sector”, indicó el directivo, que recordó que las fusiones que se están produciend­o brindan una “oportunida­d” a la entidad para ganar clientes y alcanzar los objetivos del plan. Del mismo modo, remarcó que “las entidades que ahora quedan son viables por sí solas y que ha habido ya una concentrac­ión suficiente en el sector”.

“En 2023 seremos un banco mejor, más ágil, más innovador, más rentable y sostenible”, manifestó el consejero delegado, algo que, a su juicio, permitirá ser atractivo para los inversores como futura entidad cotizada. El banco espera que haya una ventana de oportunida­d en 2022. No obstante, Iglesias resaltó que la salida a bolsa es solo la opción preferida y que como alternativ­a a la colocación está que la Fundación constituya un fondo para mantener su paquete accionaria­l.

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