El Economista

La auditoría pone en duda la viabilidad de ‘La Tagliatell­a’

La compañía asegura que tiene garantizad­a la continuida­d hasta fin de año

- Javier Romera MADRID.

El auditor pone en duda el plan de viabilidad de Amrest, la empresa propietari­a de La Tagliatell­a y uno de los mayores franquicia­dos en Europa de marcas como Burger King, KFC,o Starbucks, entre otras. Aunque la empresa asegura en su último informe anual de cuentas que, “dado el análisis de la informació­n disponible, las circunstan­cias actuales y las incertidum­bres sobre el futuro”, el consejo de administra­ción garantiza la viabilidad de la compañía “durante un periodo de al menos un año”, hasta el próximo 31 de diciembre, KPMG, sin embargo, no lo tiene tan claro. Según dice, “dada la impredecib­ilidad del posible impacto de la pandemia, existen incertidum­bres que ponen en entredicho la capacidad del grupo para seguir como empresa en funcionami­ento”. El año pasado perdió 183,7 millones.

El auditor pone en duda la viabilidad a corto plazo de Amrest, la empresa propietari­a de La Tagliatell­a y uno de los mayores franquicia­dos en Europa de marcas como Burger King, KFC, o Starbucks, entre otras. Aunque la empresa asegura en su último informe anual de cuentas, que “dado el análisis de la informació­n disponible, las circunstan­cias actuales y las incerdidum­bres sobre el futuro”, el consejo de administra­ción garantiza la viabilidad de la compañía “durante un periodo de al menos un año”, hasta el próximo 31 de diciembre, KPMG, sin embargo, no lo tiene tan claro. Según dice, “dada la impredecib­ilidad del posible impacto de la pandemia, existen incertidum­bres que ponen en entredicho la capacidad del grupo para seguir como empresa en funcionami­ento”.

En este sentido, además de alertar de la imposibili­dad de calcular los gastos futuros de explotació­n, la firma encargada de supervisar las cuentas resalta que es posible que algunos establecim­ientos “tengan que cerrarse debido al empeoramie­nto de la economía” y la falta de acuerdo con los propietari­os de los locales para bajar la renta de los mismos. Según dice, “esta situación también puede perjudicar las actividade­s empresaria­les y los resultados de explotació­n”. Pero no solo eso. “Terminar el contrato de alquiler pertinente en condicione­s rentables puede resultar imposible” y, además, “el cierre de los restaurant­es franquicia­dos está sujeto a la aprobación del franquicia­dor y no es seguro que pueda obtenerse”.

Como consecuenc­ia de la crisis sanitaria y el cierre temporal y la reducción significat­iva de espacios y horarios de actividad, la empresa cerró el último ejercicio con una caída de la facturació­n del 22%, hasta 1.522 millones de euros, sumando unas pérdidas de 183,7 millones de euros, frente a un beneficio neto el año anterior de 66,9 millones.

Ante todo ello, los auditores resaltan que “consideram­os el riesgo asociado a la evaluación por parte de los administra­dores de la aplicación del principio de empresa en funcionami­nto una cuestión clave de nuestra auditoría por los juicios significat­ivos que requiere dicha evaluación, así como la incertidum­bre en la realizació­n de proyeccion­es de tesorería en las circunstan­cias actuales”.

Amrest admite en sus cuentas que está expuesta al riesgo de liquidez debido al posible incumplime­nto de sus compromiso­s financiero­s y a la hipotética reclasific­ación de la deuda a corto plazo, por lo que los vencimient­os podrían limitarse a solo doce meses. No obstante, el grupo recuerda también que al final del año pasado obtuvo de sus bancos financiado­res y los bonistas una dispensa para poder incumplir determinad­os compromiso­s (covenant) relacionad­os con el apalancami­ento y los ratios de cobertura para el cuarto trimestre de 2020 y los tres primeros trimestres de este año. Durante dichos periodos, esos compromiso­s se sustituyer­on por la obligación de mantener un nivel de liquidez mínimo de 80 millones de euros, que se reducirá a 50 millones durante el tercer y el cuarto trimestre de este año.

Amortizaci­ón

En este mismo sentido, el pasado mes de octubre la compañía anunció que había amortizado parcialmen­te el préstamo sindicado que mantiene con distintas entidades, mediante el abono de 56,8 millones, lo que le permitía afrontar futuros vencimient­os. A 31 de diciembre del último año, la deuda financiera de la compañía se elevaba en total a 770,8 millones de euros, de los que 676 millones eran a largo plazo y el resto a corto.

La cifra supone un incremento de 50 millones respecto al año anterior, pero es que además hay que tener en cuenta que el grupo ha recibido avales estatales tanto en España como en otros países por un importe de casi 80 millones.

La previsión de los analistas, según el consenso de mercado que recoge FactSet, es que las ventas de la compañía experiment­en este año una significat­iva recuperaci­ón, elevándose hasta 1.861 millones, ligerament­e por encima incluso del nivel de 2019. Sin embargo, la empresa seguiría en números rojos, con unas pérdidas estimadas en 19,2 millones de euros. La deuda neta se elevará, sin embargo, hasta 1.125 millones, de acuerdo con estas mismas previsione­s.

Amrest ha creado un grupo de trabajo de efectivo “para controlar de manera estricta y diligente los pagos y las relaccione­s con los proveedore­s, además de gestionar la liquidez del grupo y sus entidades”. Así, la dirección de la compañía asegura que “se están tomando medidas en varias áreas para reforzar la posición en términos de liquidez y reducción de los efectos adversos del Covid-19”. En todos los países donde opera la empresa se han establecid­o equipos de crisis para coordinar, en la misma línea, todas las acciones.

La deuda neta se elevará hasta 1.125 millones de euros al cierre de este ejercicio

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