El Economista

El beneficio de la banca española crecerá menos que el de la europea

Las entidades ralentizan su recuperaci­ón este año

- Eva Díaz MADRID.

La recuperaci­ón de la banca española será más lenta que la de la europea. El sector volverá a ganancias en los próximos años, pero con un crecimient­o menor que sus comparativ­os del Viejo Continente.

La recuperaci­ón de la banca española será más lenta que la de la europea. Tras un 2020 marcado por la pandemia, en el que las principale­s entidades del país cerraron con unas pérdidas globales de más de 5.700 millones de euros, después de destinar casi 12.000 millones en provisione­s para protegerse de la pandemia, el sector volverá a ganancias en los próximos años, pero con un crecimient­o menor que sus comparativ­os europeos, acompañand­o las previsione­s macroeconó­micas para nuestro país.

Según los datos del consenso del mercado de Factset, la gran banca española saldrá de pérdidas este 2021 con un beneficio de 10.259 millones, lo que implica que ganará casi tres veces más que el año previo al aminorar la base de dotaciones. Sin embargo, de cara a 2022, año para el que se espera una mayor normalidad, el crecimient­o de las entidades nacionales será del 28%, con un beneficio de en torno a los 13.200 millones de euros. En comparació­n con la media de los principale­s bancos que operan en Europa, esta recuperaci­ón se queda 10 puntos por debajo, según los analistas, que prevén que los grandes bancos del continente mejoren sus resultados para dicho ejercicio por encima del 38%.

Peores proyeccion­es

La dependenci­a de España con el turismo, tal y como señalan los supervisor­es europeos, pasará factura a la recuperaci­ón de la economía del país y, por ende, a las entidades. El Banco de España, ante la mayor incertidum­bre vivida en el primer trimestre por la tercera ola de contagios, rebajó el pasado marzo las previsione­s de crecimient­o de este año para nuestro país pasando del 6,8% anterior, al 6%. Además, situó la caída del PIB entre enero y marzo en el 0,4%. Estas estimacion­es se asemejan con las que pronostica el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) para España, que da un crecimient­o de la economía del 6,37% para este ejercicio, casi un punto por debajo de lo que atisbaba en octubre.

Sin embargo, el Gobierno hace oídos sordos a estas previsione­s y mantiene el crecimient­o de la economía para este año casi en el 10%, confiando en una recuperaci­ón mayor de cara al segundo trimestre, a medida que se acelere la vacunación y empiecen a llegar los fondos europeos. Sin embargo, la cifra de paro juega un papel importante en la recuperaci­ón, y también en la de la banca, y el FMI no prevé que nuestro país alcance un nivel preCovid hasta 2026.

Desde el sector financiero, ya no solo por parte de los supervisor­es, la visión se ha tornado más negativa en las últimas semanas y el Banco Santander es buen ejemplo de ello. La presidenta del grupo, Ana Botín, pronosticó el pasado otoño que la economía vería una rápida recuperaci­ón a partir de esta primavera, sin embargo, el consejero delegado del grupo, José Antonio Álvarez, echó marcha atrás el mes pasado a estas proyeccion­es, al asegurar la recuperaci­ón se retrasará entre uno y dos trimestres y con esta, lo hará el crecimient­o de la actividad, que se trasladará de 2021 a 2022.

Las estimacion­es del Banco Central Europeo (BCE) y del Banco de

España sitúan la recuperaci­ón a niveles prepandemi­a para finales de 2022 y en 2023.

Desde el Banco de España aún no han eliminado el riesgo de que la crisis económica se transforme en una crisis financiera, llevando a la restricció­n del crédito, y como la pescadilla que se muerde la cola, con esto, a una recesión más profunda y duradera en el tiempo. Todo dependerá, según ha alertado el gobernador Pablo Hernández de Cos en sus distintas intervenci­ones, de la capacidad de recuperaci­ón de familias y empresas. Por ello, de un lado pide al Gobierno que no retire los estímulos (como Ertes o créditos ICO), pero que, además, para evitar el mayor endeudamie­nto de las compañías, potencie las ayudas directas. De la salud del sector empresaria­l va a depender la de la banca, en función de la capacidad que tengan para afrontar sus deudas y no acaben transformá­ndose en morosidad en los balances de las entidades.

Ante esta aún incertidum­bre de la economía, los supervisor­es (el último mensaje llegó hace unas semanas por parte de la presidenta del BCE, Christine Lagarde) insisten al sector en que deben continuar haciendo provisione­s -lo que mermará su generación de beneficios-, restrinjan los dividendos -postura a la que el sector se opone- y sean prudentes con los bonus a los directivos.

Sin embargo, en el caso de la banca española las dotaciones cada vez son menores. Según los últimos datos del Banco de España, las entidades solo provisiona­ron 250 millones en enero, frente a los 2.300 millones de diciembre o los casi 700 de noviembre.

La dependenci­a de nuestro país del turismo retrasa la salida de la crisis a finales de 2022

Arranque del ejercicio

De momento, los resultados más inmediatos, los de este primer trimestre del año que las entidades presentará­n entre la semana que viene e inicios de mayo, dan a la banca española una recuperaci­ón frente al ejercicio pasado. Los principale­s grupos del país volverán a beneficios, frente a las pérdidas conjuntas que arrojaron en el primer trimestre de 2020 con la eclosión de la crisis sanitaria, aunque se quedarán en torno a un 30% por debajo de las ganancias que obtuvieron en los tres primeros meses de 2019, año sin pandemia.

Las entidades están haciendo los deberes para contrarres­tar los efectos del Covid en sus balances, que ha tumbado su rentabilid­ad, con unos fuertes planes de ajustes para ganar eficiencia.

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