El Economista

Escuchando a la Reserva Federal de EEUU

- Por Víctor Alvargonzá­lez

Como los bancos centrales tienden a establecer políticas de medio y largo plazo, llega un momento en el que los inversores dejan de fijarse en lo que dicen. Se da por hecho que van a decir lo mismo que en reuniones anteriores. Es entonces cuando se baja la guardia, se deja de prestar atención y se escapan cosas importante­s. Y lo que dicen los bancos centrales siempre es importante, especialme­nte cuando planean un cambio de estrategia, como ocurre actualment­e.

No es sostenible -ni justificab­le- que la Reserva Federal de EEUU siga fabricando billetes cuando la economía norteameri­cana nada en liquidez y en planes de estímulo económico y Norteaméri­ca se acerca cada vez más a la inmunidad de grupo gracias a la vacunación masiva. El tapering o reducción de las compras de bonos está a la vuelta de la esquina. O, mejor dicho: a la vuelta del verano.

En las jornadas que dimos a finales del año pasado y primeros de este insistimos en estar atentos a los globos sonda que irían lanzando los bancos centrales. Un cambio de política en los bancos centrales siempre afecta a los mercados. Advertimos que afectaría muy negativame­nte a los bonos, especialme­nte a los de largo plazo, pero que en cambio su efecto sobre las bolsas no tenía por qué ser negativo. Contrariam­ente a lo que dice la mayoría de los analistas, el tapering no tiene por qué provocar un cambio de tendencia bursátil si se hace de la forma y en el momento adecuados. Y viceversa, claro.

El primero de los factores que afectan al resultado del tapering ya ha entrado en juego. Se trata de la comunicaci­ón. El objetivo es que los inversores se vayan haciendo poco a poco a la idea, para que cuando se anuncie oficialmen­te no pille a nadie despreveni­do. Igual que cuando lo que se pretende es defender la divisa o la deuda hay que disparar todos los cañones a la vez para que el impacto sea máximo, cuando se trata de drenar liquidez lo que funciona es la lluvia fina.

El primer “chubasco” vino de la mano de uno de los más prestigios­os miembros de la Fed, que simplement­e mencionó la posibilida­d. Acto seguido y en la típica actuación de policía bueno y policía malo, el presidente dijo que sí, pero que, bueno, que era muy pronto para hablar de eso. Ahí llegó el primer mensaje y su posterior dilución, para que no hiciera mucho daño.

Posteriorm­ente otro miembro de la Fed anunció que cuando tres cuartas partes de la población estuviera vacunada considerar­ían que la economía ya puede andar sola. A nosotros, pobres europeos que, como se dice en el mus, nos vacunan al “trantran”, lo de los tres cuartos nos parece muy lejano, pero en EEUU no están tan lejos. Y ya recienteme­nte, otro miembro de la Fed dijo claramente que a finales de año es muy probable que se produzca el anuncio del tapering. En mi opinión, probableme­nte sea antes.

Como quien no quiere la cosa, el cambio de estrategia ya está en gran medida descontado por el mercado, sin necesidad de que se descontrol­en los tipos de interés. Obviamente han subido. Han pasado del 0,50% al 1,65% (bono a 10 años) en unos meses, pero el inevitable impacto negativo en el precio de los bonos se ha producido de forma ordenada y sin disparar la volatilida­d. La Fed está superando con nota la prueba de la comunicaci­ón. Y mejor todavía: su impacto sobre las bolsas ha sido cero, pues, tras algunas dudas y como adelantamo­s aquí en su día que ocurriría, han seguido con su camino alcista.

También dijimos que era importante el entorno en el que se iba a producir ese anuncio. Cuando se dice que se va a “desentubar” al paciente, pero se hace en un contexto de tratamient­o con esteroides, vida sana y vitaminas la preocupaci­ón porque se le quite la asistencia es mucho menor.

Porque este proceso de reducción de compras de bonos se iniciará en medio de una lluvia de dinero en forma de planes de estímulo económico y cheques que llegan a casa de parte del Gobierno. Vamos, que este tapering se iniciará coincidien­do con el mayor volumen de oferta monetaria -liquidez en el sistemade la historia de EEUU. No parece que, en ese contexto, resulte muy preocupant­e que se detenga la inyección de liquidez.

¿Y en Europa? Europa últimament­e es muy predecible. Llegamos siempre tarde y con estrechece­s a todo, gracias al traje de cemento armado de burocracia y excesos regulatori­os que han creado nuestros políticos. El BCE tendrá “su” proceso de reducción de compra de bonos, solo que lo hará más tarde y en un contexto menos brillante económicam­ente que el de EEUU. Pero del tapering europeo hablaremos otro día.

No es justificab­le que la Fed siga fabricando billetes cuando EEUU nada en liquidez

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