Las vacunas y la movilidad están elevando poco a poco el comercio minorista en Europa
un ingreso diferido con potencial de gasto. Normalmente el “efecto riqueza” se estima en tan solo unos cuatro centavos por dólar. Esta baja tasa de gasto se debe a que la mayor parte de la riqueza se concentra en las familias con mayores ingresos, que suelen gastar de forma más gradual a lo largo del tiempo.
Por otro lado, una vez que la demanda reprimida se materialice y la novedad de salir de casa desaparezca también podrían dejarse notar otras dinámicas. A medida que los hogares ven disminuir sus ahorros podríamos observar cierta reticencia a seguir gastando. A ello habría que sumar la cicatriz que la pandemia ha provocado en la psique de los estadounidense que quizás opten por mantener un fondo para imprevistos más sólido que el que tenían antes del azote del Covid-19.
“La tasa de ahorro ha registrado un incremento enorme, pero gran parte se debe a que la gente solo ha podido gastar el dinero en ciertas partidas. Aquellos que teletrabajan y todavía tienen un sueldo han comprado televisores, electrodomésticos y hasta casas. Pero eventualmente llegaremos a una saturación y las compras de bienes empezarán a ralentizarse drásticamente”, explica Beth Ann Bovino, economista jefa de S&P Global.
Según elabora esta economista, incluso con el éxito en la distribución de la vacuna, va a seguir existiendo cierto miedo. Por otro lado, aunque los estadounidenses tengan dinero también hay cierta actividad que no se podrá recuperar. “Por ejemplo, volveremos a viajar e irnos de vacaciones, pero no podremos compensar lo perdido ya que no duplicaremos las vacaciones”, resalta Bovino.
Esta misma dinámica es la que utilizan en BofA para pensar que el gasto real será considerablemente menor, especialmente a partir de la segunda mitad de este año. No solo los hogares más acomodados tardarán en comprometerse a gastar plenamente sino que no podrán duplicar sus vacaciones o cenar en dos restaurantes distintos en una misma noche.
“Que la gente tenga ahorros no significa necesariamente que vayan a querer más cosas de las que ya tienen”, aboga también Michael J. Wilson, estratega jefe de Morgan Stanley, quien pone de manifiesto que el tirón que vimos en algunos servicios beneficiados por los confinamientos, el teletrabajo y el punto álgido de la pandemia “no se repetirá”. Para argumentar esto Wilson hace referencia a los débiles resultados de Netflix así como a la reducción de las previsiones de ventas de Kimberly Clark debido al almacenamiento de papel higiénico del año pasado.
El europeo tomará el testigo A medida que el crecimiento y el gasto en EEUU hacen cumbre en los próximos meses, las mejoras en
Desde Goldman Sachs esperan que la zona euro repunte con fuerza en verano, a medida que los nuevos casos diarios empiezan a disminuir, el ritmo de vacunación se intensifica (en vías de alcanzar el 50% de la población a principios de julio) y los indicadores de actividad de marzo han sorprendido notablemente al alza, con un fuerte crecimiento en el sector manufacturero así como la resistencia de los servicios, a pesar de los cierres en curso.
La confianza de los consumidores europeos acaba de alcanzar el nivel más elevado desde el comienzo de la pandemia, una señal que anticipa que el repunte continuará una vez que se levanten las restricciones.
“Las ventas al por menor han ido dando saltos con la relajación y el endurecimiento de las restricciones, lo que indica que los consumidores no parecen retrasar el gasto. Dado que el desempleo solo ha aumentado modestamente en el transcurso de la crisis, el ahorro por precaución puede ser un problema menor ahora en comparación con recesiones anteriores, lo que se suma a nuestra opinión de un fuerte repunte de la demanda interna”, considera Bert Colijn, economista de ING.