Urge una ley de mecenazgo y mayor colaboración con el sector privado en las universidades
las profesiones en la que los estudiantes estarían deseosos de incorporarse y orgullosos de pertenecer, se capacitaría para el empleo, se formarían profesionales con las competencias necesarias para el ejercicio de cada actividad y se conseguiría, con una buena prospección del mercado, empleo seguro y sostenible.
Esta universidad laboral o de las profesiones tendría un catálogo de especialidades formativas del que todos tuviéramos conocimiento pues se divulgaría y se daría a conocer publicitando tanto su oferta como su grado de inserción en el mundo laboral e incluso el rango económico en el que se mueven las retribuciones a sus profesionales. Y, en cuanto a la actuación a corto plazo, sería una fantástica decisión una inversión sustancial en los magníficos centros de referencia nacional existentes en toda España y que son el mejor escenario para experimentar, testar y poner en marcha las nuevas especialidades formativas que mejoren la empleabilidad y hagan más productivo a nuestro país. En ninguno de estos tramos se ha de olvidar que estamos en un mundo digital en el que la educación digital tiene el papel protagonista para conseguir la real e igualdad de oportunidades. Pues si, como dice César Alierta, “la educación nos hace iguales, la educación digital lo hace posible”. Tampoco deben dejar de impregnar cualquier futura reforma los objetivos de desarrollo sostenible que han de estar presentes en todas nuestras actuaciones pues, si no, nuestro avance no será completo.
Todo esto ha de ser objeto de reflexión, consenso y, sobre todo, porque no hay tiempo que perder, de actuación rápida y valiente.