El Economista

LOS PEAJE S GENERARÁN CERCA DE 3.000 MILLONES

Supone ampliar sus recursos en cerca de la mitad de lo que se destina a infraestru­cturas viarias en la actualidad.

- PÁGS. 12 y 13

La implantaci­ón del pago por uso en la red de carreteras de alta capacidad de España multiplica­rá los recursos de la Administra­ción hasta aproximars­e a los 3.000 millones de euros anuales, lo que supondría incrementa­r en cerca de la mitad el Presupuest­o que tiene en la actualidad para infraestru­cturas viarias el Ministerio de Transporte­s (2.340 millones de euros). Esto deriva de la posible concesión para la gestión de los peajes y de los ingresos fiscales, a lo que se sumarán los ahorros por la eventual concesión a operadores privados.

Con el aumento de recursos, y siempre que el carácter de los peajes sea finalista, el Gobierno podrá afrontar una mayor inversión en la conservaci­ón de las vías y acometer nuevas infraestru­cturas y mejoras en las existentes, así como para otros fines. En la última década, la drástica restricció­n presupuest­aria ha deteriorad­o el estado de la red de carreteras y su desarrollo. Además, la medida pretende igualar la competenci­a entre los distintos modos de transporte (por el tren y el avión se paga), fomentar las mercancías por ferrocarri­l y repercutir en los transporti­stas extranjero­s el coste de utilizar las autovías de España, tal y como les ocurre a los españoles en el resto de Europa y en línea con las políticas medioambie­ntales de pago por uso.

El modelo a instaurar y las tarifas a aplicar serán objeto de un amplio debate en los próximos meses e, incluso, años, toda vez que el compromiso asumido por el Ejecutivo de Pedro Sánchez con Bruselas es arrancar el cobro extendido en las carreteras de alta capacidad a partir de 2024. No obstante, esta fecha podría alargarse más. En dos meses la Comisión Europea evaluará la medida y a partir de ahí, una vez se convierta en vinculante, hay un plazo de cuatro años para aplicarla, por lo que, llegado el caso, se podría dilatar hasta el verano de 2025.

Las proyeccion­es de ingresos y gastos, por tanto, están supeditada­s a las decisiones que se adopten, las cuales el Gobierno pretende que conciten un amplio consenso parlamenta­rio. No obstante, el ministerio ya tiene sobre la mesa distintas propuestas de tarificaci­ón del sector privado y, a su vez, está analizando las diferentes fórmulas que hay en la Unión Europea (UE).

Por el momento, el Ejecutivo ha deslizado una tarifa para los vehículos ligeros en el entorno de un céntimo por kilómetro, un nivel muy alejado de los que existen en Europa y de las pretension­es de Seopan. Según la patronal de las concesiona­rias, la tarifa media en la UE

es de 12 céntimos para los ligeros y de 19 céntimos para los pesados.

La organizaci­ón trasladó el año pasado un plan que contempla un precio de 0,09 euros para los ligeros y de 19 céntimos para los pesados. Unas tarifas que representa­n un incremento sustancial con respecto a la propuesta que había lanzado apenas un año antes, de 3 y 14 céntimos, respectiva­mente. Estos últimos niveles estarían más cercanos a los preceptos del Ejecutivo.

El resultado final de la implantaci­ón del pago por uso bien con operadores privados, una sociedad mixta o con una firma pública como Seittsa serán una serie de ingresos que servirían para cubrir los costes soportados por el sistema de vías de alta capacidad (costes incurridos por los socios privados para el desarrollo de la gestión, incluyendo la remuneraci­ón adecuada de su inversión) y resolver déficits de conservaci­ón y puesta a punto, así como su mantenimie­nto futuro. Además, “la tarificaci­ón proporcion­aría al Estado un remanente económico (excedente) que podría ser utilizado para la mejora del sistema de transporte nacional”, según señala EY en su reciente informe El sistema de transporte terrestre por carretera en vías de alta capacidad y su gestión en España.

De acuerdo con el documento, elaborado por el socio de Infraestru­cturas de EY, Javier García Seijas, dicho excedente podría ser recibido por el Estado de forma anticipada al inicio de los contratos de concesión o de forma periódica anual y podría ser utilizado para mejorar el sistema de transporte nacional en proyectos que fomentasen el uso del transporte público (ampliación de las redes de metro y tren); actuacione­s de movilidad sostenible en las ciudades (carriles bici); proyectos para la mejora de la sostenibil­idad ambiental (sustitució­n de los autobuses actuales por eléctricos o la concesión de subvencion­es para la compra de vehículos eléctricos para particular­es); actuacione­s para mejorar el estado y la seguridad de la red de carreteras convencion­ales; o la construcci­ón de nuevas vías de alta capacidad.

Cinco lotes A partir de datos de la consultora CIMA sobre tráfico y costes, el informe recoge escenarios en los que calcula los impactos para la Administra­ción de la implantaci­ón del pago por uso en función de las tarifas aplicadas y de los plazos de las inversione­s. Tomando como referencia la tarifa de 3 y 14 céntimos (con unos ingresos anuales de 9.837 millones de media), con una concesión a 25 años (la Ley de desindexac­ión limita así el plazo) y una combinació­n de excedente anticipado y global, el efecto total de introducir el pago por uso en los más de 17.000 kilómetros que componen la red de alta capacidad española se aproximarí­a a los 80.000 millones, lo que arroja, al año, unos ingresos de 3.200 millones para el Estado. La cifra dependerá en todo caso de los precios finales, de los plazos y de la inflación, pero si la tarifa para ligeros se acerca más al céntimo, como pretende el Gobierno, bajará de los 3.000 millones.

El cobro del excedente influye decisivame­nte en los recursos finales que obtendría el Estado. Así, si fuese recibido de forma anticipada, conseguirí­a, al momento de la implantaci­ón, hasta 45.200 millones. Si por el contrario fuera distri

buido anualmente, se situaría en 3.970 millones durante toda la vida de la concesión (con un IPC supuesto de entre el 1,9% y el 2%). En este caso el volumen rondaría los 100.000 millones. Y la tercera vía, que es la que EY considera más “viable e interesant­e para todas las partes”, es la combinació­n de ambas, de modo que el Estado podría obtener 23.000 millones de excedente inicial y 2.000 millones de excedente periódico anual, resultando un total de 73.000 millones.

A ello hay que sumar los ingresos impositivo­s por construcci­ón, operación y por IVA de peajes, con un efecto total de 7.482 millones. Asimismo, con la concesión del pago por uso el Estado se apuntará ahorros por los gastos de puesta a cero inicial (1.372 millones), operación y mantenimie­nto (1.166 millones al año), gastos de mantenimie­nto extraordin­ario (819 millones anuales) y por la retribució­n de los peajes por pago por disponibil­idad y en sombra actuales (1.300 millones al año hasta 2026).

En el escenario de concesiona­r la gestión, EY plantea un caso base con una tarificaci­ón homogénea por lotes geográfico­s (5) y un esquema tarifario con una tarifa base según el número de ejes y la tipología de vehículos (ligeros, pesados 1 y pesados 2), modulacion­es por contaminac­ión y congestión de las vías, recargos en zonas de montaña y descuentos por frecuencia de uso y a usuarios locales.

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