Nadie en sus cabales ve clara la recuperación de nuestra economía ni en 2021 ni en 2022
logía fiscal. Este no es el momento oportuno para que desde el atril los ministros y ministras de turno nos endilguen sermones de más aumentos de impuestos, de reajustes en los tipos de IVA, de eliminación de exenciones, reducciones, deducciones y bonificaciones fiscales, con un garrotazo fiscal que suma varias decenas de miles de millones de euros. Y no es tiempo propicio para ello debido a que nadie en sus cabales ve clara la recuperación de nuestra economía durante 2021 ni en 2022. Acaso en 2023 empecemos a ver algo de luz. Por consiguiente, con ese escenario desgarrador, soltar la matraca de brutales subidas de impuestos zarandea a todo hijo de vecino.
Según los discursos que nos sueltan parece que las desgarradoras cuentas públicas de España solo tienen una vía de arreglo: que el Estado aumente más y más, y mucho más, sus ingresos a través de colosales subidas de impuestos. Y esto no es así. Lo que hay que podar, no recortar, lo que hay que bajar, y no simplemente retocar, es el voluminoso gasto público que se acerca a los 600.000 millones de euros, habiendo crecido en el último año en 63.000 millones y para más inri sin apenas gasto en políticas fiscales para contrarrestar la crisis derivada de las medidas restrictivas adoptadas por nuestros gobernantes. La tendencia del gasto público