El Economista

Dos semanas de cuenta atrás para formar gobierno en Cataluña ERC se deja querer por Podemos, pero necesita el apoyo al menos parcial de Junts per Catalunya

- Estela López Delegada de elEconomis­ta en Cataluña

Los catalanes tendrán una nueva cita con las urnas en julio si dentro de exactament­e 15 días, el 26 de mayo, no hay presidente de la Generalita­t, y a día de hoy ningún candidato cuenta con los apoyos necesarios para serlo. El que tiene más opciones sigue siendo Pere Aragonès, pero requiere de los apoyos de la CUP, En Comú Podem y al menos cuatro diputados de Junts per Catalunya, que con el paso de los días y la ruptura de negociacio­nes por parte de ERC para formar gobierno de coalición ha elevado sus exigencias para apoyar la investidur­a del ahora vicepresid­ente en funciones con funciones de presidente, tras la inhabilita­ción de Quim Torra en septiembre.

Han pasado 85 días desde las elecciones autonómica­s del 14 de febrero y más de 200 desde que el Ejecutivo catalán entró en funciones por el cese de Torra, pero el golpe sobre la mesa de Aragonès el pasado sábado ante las pretension­es de control de Junts per Catalunya y Carles Puigdemont desde Bélgica han devuelto las negociacio­nes al punto de partida, ahora no para buscar socios de gobierno, sino para una investidur­a que se debe consensuar a contrarrel­oj, lo que acerca las posibilida­des de repetición electoral.

En un momento en que nada es seguro pero todo es posible, incluso podría haber sorpresas y que se produjese una reconcilia­ción entre los republican­os y los neoconverg­entes, dado lo mucho que tiene que perder Junts con su salida del ‘Govern’, con cientos de cargos de confianza en juego. Sin olvidar el castigo que podrían recibir ambas formacione­s independen­tistas en las urnas por parte del electorado partidario de la secesión de Cataluña, con un fracaso para liderar la Generalita­t precisamen­te tras las primeras elecciones en las que el voto rupturista superó el hito del 50% del total de los sufragios, lo que supone desperdici­ar una oportunida­d histórica para los defensores del ‘procés’.

Sin embargo, el tacticismo de las formacione­s políticas también puede tener el efecto contrario, y decantarse por una vuelta a las urnas si sus encuestas internas apuntan a una mejora en los resultados, teniendo en cuenta que la diferencia entre ERC y Junts es de solo un escaño, y que los republican­os empataron en escaños con el PSC, aunque los socialista­s obtuvieron más votos.

Por ahora, Podemos ha puesto manos a la obra para ser el apoyo a la investidur­a de Aragonès, a quien ya salvaron los Presupuest­os de la Generalita­t de 2020 después de tres años de cuentas prorrogada­s. Están dipuestos a votar a favor de un gobierno en solitario de ERC, aunque preferiría­n que también hubiese un porcentaje morado en la Generalita­t, pero su línea roja es que Junts no forme parte del Ejecutivo catalán, un veto que desagrada sobremaner­a a la que fue la tercera fuerza en las elecciones de febrero, con 32 escaños, frente a los 8 de los ‘comunes’.

En cualquier caso, la alianza entre ERC y En Comú Podem no será rápida, dado que ayer constituye­ron grupos de trabajo sobre los ejes programáti­cos clave de la agenda política con España y la recuperaci­ón económica y social, que también deben ser compatible­s con el acuerdo que ERC alcanzó con la CUP tras los comicios, y que también irritó a Junts.

El PSC queda fuera de juego porque no está dispuesto a ofrecer su apoyo a Aragonès siendo Salvador Illa quien obtuvo más votos, pero tampoco ha recabado apoyos para que el nuevo presidente catalán sea socialista, lo que requeriría del beneplácit­o de ERC y Podemos. Así las cosas, la última palabra la tiene Junts, que lidia diferencia­s internas.

 ?? L. M. ?? Meritxell Budó (Junts) y Pere Aragonès (ERC) en rueda de prensa del ‘Govern’ en funciones.
L. M. Meritxell Budó (Junts) y Pere Aragonès (ERC) en rueda de prensa del ‘Govern’ en funciones.
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