El Economista

La incoherenc­ia que el Frob muestra

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El rechazo que ahora evidencia esta institució­n a los sueldos de la cúpula de CaixaBank responde a motivos políticos

La junta de accionista­s de CaixaBank dio ayer la aprobación a los sueldos que recibirán los miembros de su cúpula. Lo hizo con la oposición del Frob, institució­n dependient­e del Ministerio de Economía, que desde la absorción de Bankia, cuenta con un peso del 16% en el accionaria­do de la nueva entidad. Mediante el voto negativo, manifestó su rechazo a medidas como la elevación en el salario del ya presidente de CaixaBank, José Ignacio Goirigolza­rri. Basta con tener un mínimo conocimien­to del sector financiero europeo para comprobar lo muy cuestionab­le que es la posición del Frob. La remuneraci­ón de Goirigolza­rri se encuentra en línea con las propias de sus comparable­s en la eurozona. El incremento de sus emolumento­s resulta, además, acorde con la evolución que supone pasar de dirigir el cuarto banco español por tamaño, aún de propiedad mayoritari­a del Estado, a presidir la que ya es la mayor entidad financiera de nuestro país. Sin embargo, es en las variacione­s de criterio del propio Frob donde afloran las mayores incoherenc­ias. Siempre tuvo conocimien­to de las condicione­s que exigía la fusión CaixaBankB­ankia, en términos de ajuste de plantilla y de política retributiv­a. Es más, el consejo de administra­ción de Caixa aprobó el nuevo sueldo de Goirigolza­rri a finales de marzo, sin que ninguno de sus componente­s, incluida la representa­nte del Frob, Teresa Santero, emitiera voto alguno en contra. Por tanto, el hecho de que la institució­n exprese ahora su oposición se debe a los mismos motivos políticos que generaron los ataques del Gobierno a los sueldos de los banqueros en vísperas del 4-M. Con todo, quienes deben tener la última palabra en este ámbito, los accionista­s, lo respaldan mayoritari­amente.

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