El Economista

LA INCREÍBLE HISTORIA DE AIRBNB

- Ignacio Vasallo

La oferta pública de acciones de Airbnb el pasado mes de diciembre nos confirma que algunos excéntrico­s pueden convertir lo imposible en realidad.

Airbnb puso a la venta las acciones en el peor año de la historia del turismo en el que perdió mil millones de dólares, con un crecimient­o de “solo” un 32% frente al 82% de 2016, y con su principal apuesta: Airbnb Experience­s, atascada. Y por si fuera poco algunas de las principale­s ciudades limitaron aún más número de noches anuales que permiten alquilar a los propietari­os, 120 en París y 90 en Londres y Madrid, por ejemplo. Y restriccio­nes más serias aún en Ámsterdam o Barcelona.

El consejero delegado Brian Chesky, uno de los tres fundadores y la cabeza visible del negocio, era partidario de seguir retrasando la salida a bolsa, para lo que contaba con el apoyo de algunos inversores que prefieren trabajar con empresas no cotizadas.

Pero venció la opción de salir al mercado tras negociar un precio de 45 dólares la acción, que a algunos les pareció excesivo. Sin embargo, al acercarse la fecha, la fuerte demanda les convenció de que podían subir hasta los 68 dólares, que fue el precio finalmente aceptado. La acción terminó el día a 145, valorando la empresa por encima de los cien mil millones de dólares, más que el valor combinado de las cuatro mayores empresas hoteleras del mundo, según cálculos de Dave Lee y Miles Krupp, publicados en el Financial Times. La opa le ha permitido a Airbnb captar más de 3.000 millones de dólares. Las malas noticias durante el primer trimestre no han impedido que el impulso hacia arriba de la acción siguiera hasta los 175 dólares, para estabiliza­rse en los 150.

Parece que los inversores no han tomado en cuenta los inconvenie­ntes del presente y han apostado por un cierto futuro -para algunos no tan cierto- en el que las transforma­ciones del modelo de negocio les permitirán sacar buenos beneficios a su cara inversión. Por supuesto valoran que el 80% de las reservas se hace directamen­te en su web o en su app, sin tener que pagar a intermedia­rios como la OTAS -agencias de viajes digitales- y sin necesidad de publicidad en Google o Facebook, lo que mejora su margen entre un 20 y un 30%. Son los propietari­os de la relación con el cliente, un sueño para el resto de las empresas.

La tendencia positiva inmediata ha sido que el incremento del trabajo telemático ha favorecido los alquileres en lugares remotos, en los que las estancias son largas y por las que los inquilinos pagan más que por un alquiler tradiciona­l. Pero mucho más decisivo pudo haber

La clave ha sido la transforma­ción del perfil de los propietari­os de los alojamient­os

sido la acelerada transforma­ción del perfil de los propietari­os de los 7,4 millones de alojamient­os registrado­s en Airbnb. Desde su fundación ha gestionado cerca de 800 millones de reservas.

Air Bed and Breakfast fue fundada en 2008 en San Francisco, cuando los actuales propietari­os pusieron en el mercado de alquiler tres colchones hinchables en un cuarto de su apartament­o, aprovechan­do la escasez de habitacion­es de hotel con motivo de una conferenci­a.

Aprendida la lección, se lanzaron a promover en el mercado las habitacion­es no utilizadas por los propietari­os, en un ejemplo de lo que se denominaba entonces economía colaborati­va o compartida. Su nombre ya indica lo que se les ofrecía. Sin embargo, solo trece años después el negocio ha cambiado y solo el 20% de la oferta de Airbnb es de habitacion­es disponible­s. Hoy día son muchos los administra­dores que disponen de más de 100 alojamient­os y algunos de más de 1.000 en un claro ejemplo de la profesiona­lización del negocio de los alojamient­os turísticos.

Airbnb y otras empresas que ofrecen servicios similares trabajan ya con fondos buitres, con promotores inmobiliar­ios y con representa­ntes de private equity para suprimir al intermedia­rio, tanto propietari­os individual­es como gestores de varias propiedade­s, para quedarse con todo el pastel.

Con los grandes propietari­os pueden negociar porcentaje­s menores sin necesidad además de cobrar la comisión al viajero, por otra parte, suprimida hace ya años.

Como todos, Airbnb se ha adornado, antes de salir al mercado, con una importante reducción de costes de personal y de marketing que pueden ser permanente­s si la nueva tendencia se acelera.

Si así fuera, es muy posible que los pequeños propietari­os que dependen de los ingresos procedente­s de Airbnb para pagar su hipoteca mensual no sobrevivan olvidándon­os de la economía compartida. Algunos ya han buscado otras soluciones. El inmenso parque de vivienda turística en España, casi 30.000 alojamient­os con cerca de 1.500.000 de habitacion­es, se ha reducido en mas de un 8% durante la pandemia.

La salida a bolsa de Airbnb es la principal prueba de que los mercados se han impuesto a la industria y un claro signo de por dónde creen los inversores que va a ir el futuro del alojamient­o turístico, aunque algunos piensen que también puede ser otra señal de que se está formando una nueva burbuja de acciones tecnológic­as que han salido al mercado a precios sensatos para volar inmediatam­ente.

Algunos analistas más benévolos, como Bloomberg, esperan que la empresa obtenga en 2023 unos beneficios de 450 millones de dólares con lo que su valoración no sería tan disparatad­a.

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Fundador y primer director general de Turespaña

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