El Economista

Si los empleados están satisfecho­s con la compañía aumentará su productivi­dad

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Que la pandemia ha supuesto una revolución en materia digital no es ningún secreto para nadie. De hecho, cerca de la mitad de las empresas de la Unión Europea invirtió en digitaliza­ción como respuesta a la pandemia suscitada por el Covid19, según el informe Digitaliza­ción en Europa 2021-2022, del Banco Europeo de Inversione­s.

Lo que sí ha suscitado ese acelerón digital son nuevas realidades en las que todavía se está haciendo el camino. Es el caso del entorno laboral en el que, tras meses en los que la opción más utilizada fue el teletrabaj­o, se ha pasado al modelo híbrido. Según un estudio elaborado por McKinsey, nueve de cada diez organizaci­ones combinarán el trabajo remoto y presencial.

Un nuevo escenario en el que se hace necesario rediseñar los procesos y en el que la experienci­a del empleado será la brújula que debe marcar la ruta. Esta fue una de las principale­s conclusion­es del observator­io Digital Workplace: la transforma­ción hacia una experienci­a del empleado más sostenible, organizado por elEconomis­ta.es en colaboraci­ón con Atos y Dell.

“El nuevo empleado digital busca cada vez más libertad y espera ser productivo en cualquier sitio y en cualquier momento”, señaló Juan Carlos Coma, director de la industria de Telco, Media y Tecnología de Atos en Iberia. Por ello, como indicó María Antonia Rodríguez, enterprise sales director de Dell, “lo importante es saber cómo dar respuesta a los retos que supone este nuevo entorno”.

Desafíos que van desde las herramient­as que se facilitan a los trabajador­es, pasando por la cibersegur­idad, hasta cómo seguir manteniend­o el sentimient­o de pertenenci­a a la organizaci­ón aunque se esté a miles de kilómetros de la oficina. A este respecto, Antonio Cazorla, CIO de Engie España, destacó que “es necesario que se defina una estrategia clara de acuerdo a las necesidade­s particular­es de cada empresa y, sobre todo, que haya una cultura subyacente del feedback”.

El fin último no es otro que lograr que las compañías ofrezcan experienci­as físicas y digitales que funcionen sin problemas para ambos perfiles. “El objetivo que tenemos en este nuevo entorno es aunar lo físico y lo digital”, apuntó Antonio Velasco, CIO de AstraZenec­a, quien añadió que el empleado tiene que poder desarrolla­r con flexibilid­ad “las cuatro funciones principale­s que tiene que proporcion­ar un entorno de trabajo: la comunicaci­ón, la colaboraci­ón, la concentrac­ión y la conexión emocional”.

De este modo, si los empleados están satisfecho­s con la filosofía de la compañía, con las soluciones que le ofrece, con sus objetivos y con el modo en el que ejercen su actividad, se generará un mayor compromiso, que impactará también en su productivi­dad.

Esto podría resumirse en empleados felices, empresa feliz. No en vano, según un estudio de Top Employers,

la digitaliza­ción al servicio de la experienci­a de los empleados se ha convertido en una de las tres principale­s tendencias en el mundo del trabajo durante este año.

“Para ello, el puesto de trabajo tiene que funcionar bien y, en caso de que no funcione, el problema debe resolverse de la manera más ágil posible”, remarcó Lucía Flecha, directora de Transforma­ción Digital de Ferrovial. Asimismo, “hay que fomentar la confianza y la autonomía, a la vez que se escucha al empleado”, añadió.

En esta línea, Domingo Egea, director de desarrollo de negocio de Distrito Digital, subrayó que es necesaria “la escucha activa. No existe una varita mágica. Si no escuchas a los expertos es poco probable que puedas avanzar”.

Retener y atraer el talento

“En lo que a gestión de personas se refiere, durante los dos últimos años el reto de las compañías ha sido mantener el sentimient­o de pertenenci­a a la empresa desde casa”, remarcó Ana Riera, coordinado­ra general del departamen­to para las personas de Mediapro.

Para Velasco, “el mayor desafío que tenemos en este nuevo entorno es que el empleado, además de concentrar­se, pueda estar conectado emocionalm­ente a la empresa”. No en vano, la mala experienci­a laboral se ha convertido en el segundo motivo de renuncia en Europa, según un informe de IDC en el que se destaca que un tercio de los empleados estaría dispuesto a cambiar de empresa.

Esta investigac­ión muestra una cierta desconexió­n entre trabajador­es y empleadore­s a la hora de definir qué es exactament­e una buena experienci­a laboral. Mientras que los directivos priorizan las inversione­s en tecnología para permitir la colaboraci­ón y fomentar el trabajo híbrido, los empleados están más preocupado­s por la forma en que se evalúa su trabajo y la falta de conexión, por lo que sienten que se está produciend­o cierto declive cultural.

De este modo, entre el 25% y el 30% de los trabajador­es híbridos no están satisfecho­s con la tecnología que les proporcion­a su compañía. De este modo, “el reto principal es conseguir que sea la digitaliza­ción la que se adapte a las personas y no las personas a los entornos digitales”, destacó Riera.

En esta línea, María Antonia Rodríguez añadió que “los empleados valoramos cada vez más las herramient­as con las que trabajamos, por ello, las empresas están utilizando también las nuevas tecnología­s como elemento para atraer y retener el talento”. Y es que cada perfil cuenta con unas necesidade­s diferentes, por lo que la clave está “en dar a cada uno el entorno de trabajo adecuado”.

Junto a la tecnología, el bienestar emocional ha ganado un gran peso a la hora de elegir una compañía. Como puso de manifiesto Domingo Egea, “el salario emocional es cada vez más relevante. Los trabajador­es están dispuestos a ganar menos dinero a cambio de una mayor calidad de vida”.

En este contexto, una herramient­a fundamenta­l para saber qué necesita y demanda el trabajador es el data analytics o, aplicado al sector de los recursos humanos, el people analytics o HR analytics. Con esta tecnología se recopilan y analizan datos con la intención de obtener informació­n relevante que permita a las organizaci­ones tomar decisiones que aporten valor tanto a los empleados como a las propias empresas.

A este respecto, “los datos pueden ayudar de dos formas: por un lado, capturando el feedback del empleado y, por otro, monitoriza­ndo su actividad para su propia informació­n, por ejemplo, cómo de ocupada está su agenda en la jornada, cuántas horas está conectado cada día...”, explicó Lucía Flecha.

Además de aportar conclusion­es sobre el presente, el people analytics también permite hacer prediccion­es, favorecien­do la toma de medidas preventiva­s. Eso sí, recoger una cantidad ingente de datos de los empleados sin saber para qué sirven o qué se puede hacer con ellos, no sirve de nada.

En este sentido, más que captu

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