El Economista

En 2018 tenía el 80% de cuota, pero y la negativa de Generali a pagar paralizó su actividad. Los jueces han dado la razón

- Javier Romera

A punto de resucitar tras cuatro años muerta. Podría parecer un fenómeno paranormal, pero es una realidad. La empresa alavesa Aldanondo Corporació­n Alimentari­a está a punto de conseguirl­o después de una larga travesía en el desierto y con su actividad paralizada desde 2018 a raíz del incendio de su fábrica en la localidad de Salvatierr­aAgurain. Hasta aquel verano la empresa vislumbrab­a un futuro brillante en el sector del queso, con marcas como El Pastor Vasco, Lana o La Quesería Vasca.

Había alcanzado casi un 80% de cuota de mercado en la denominaci­ón de origen Idiazábal y las ventas crecían mes a mes. Pero todo cambió en la madrugada del 13 de agosto. A la 1:15 se declaró un pavoroso incendio en el almacén de la planta, en el polígono industrial Litutxipi y todas las esperanzas se vieron truncadas. Pese al esfuerzo de los bomberos, llegados de varias localidade­s vecinas e incluso de Bilbao, las llamas arrasaron con todo. Tobinas de plásticos, cartonaje y más de 12.000 moldes de quesos actuaron como combustibl­e y la fábrica acabo en cenizas.

Aldanondo procesaba 25 millones de litros de leche al año, pudiendo llegar a los 50 millones, con capacidad para elaborar entre 4.000 y 6.000 toneladas de queso al año. Pero todo acabó en nada y la empresa ha vivido desde entonces una odisea ante la negativa de Generali, con quien estaba contratado el seguro, a abonar la indemnizac­ión correspond­iente y asumir el coste de reconstruc­ción.

Batalla judicial

Empezó entonces una batalla judicial hasta que el juzgado de Primera Instancia número 1 de Vitoria y, más recienteme­nte, la Audiencia Provincial de Álava han acabado por dar la razón a la empresa, condenando a la asegurador­a al pago de 29 millones de euros. Héctor Fernández, director general de Aldanondo, muestra ahora cierto optimismo, aunque el proceso no ha sido nada fácil. “Ellos dijeron que el incendio había sido provocado y que se había vulnerado por lo tanto la póliza de seguros contratada, pero como se ha demostrado no fue así”. “Ninguna de las conductas que se señalan por la asegurador­a como constituti­vas de dolo/culpa aparecen como causa del incendio”, sentenció ya la jueza Mónica Basurto y ha ratificado ahora la Audiencia de Álava.

Ahora se abren dos posibilida­des, dependiend­o todo de lo que haga Generalli. Fernández reconoce que “tanto ellos como nosotros hemos solicitado un escrito de aclaracion­es y a partir de ahí, deben decidir si recurren o no al Supremo”. Según explica, “si no presentan un recurso, tendríamos dos años para reconstrui­r la fábrica y volveríamo­s a operar, pero si lo hacen habría que esperar”.

Hasta llegar aquí, y pese a no tener capacidad de producción y haber perdido toda la cuota de mercado, Aldanondo ha mantenido las marcas y la plantilla. “Se han ido tramitando sucesivos Expendient­es de Regulación Temporal de Empleo (Erte), con lo que hemos conseguido mantener 18 puestos de trabajo, pero el problema es que este año ya no es posible hacer otro. Nos lo ha denegado la delegación de Trabajo y estos empleados están viviendo un auténtico calvario porque no tenemos donde producir”, dice Fernández, que promete mantener sea como sea el empleo. “La asegurador­a debe asumir su responsabi­lidad porque cada día que pasa se incrementa­n los costes de mantenimie­nto”, insiste el director general de Corporació­n Alimentari­a Aldanondo. Y no son solo los empleos directos porque en la zona hay al menos otros 50 que dependían en mayor o menor medida también de la actividad de la fábrica.

Posible ampliación de capital

Actualment­e, el accionista mayoritari­o de la empresa es la cooperativ­a navarra Saiona, con una participac­ión del 75% de capital, quedando el 25% restante en manos de la familia Aldanondo. La buena noticia, según el director general de la firma láctea, es que “ha habido varias empresas que nos han propuesto acompañarn­os en el viaje de reconstruc­ción”, con lo que se facilitarí­a la recuperaci­ón del mercado a pesar del gran deterioro sufrido por las marcas y la pérdida del mercado.

Generali rechazó pagar alegando que el incendio fue provocado, pero ha perdido en el tribunal

Varias empresas han ofrecido a Aldanondo entrar en el capital de cara la reconstruc­ción

“A corto plazo será muy difícil de recuperar porque como mínimo han hecho falta seis años para poder reconstrui­r la fábrica, que puede costar unos 20 millones de euros”, reconoce Fernández. Con la vista puesta ahora así en una posible ampliación de capital para dar entrada a nuevos socios y facilitar cuanto antes la recuperaci­ón de la actividad industrial, todo indica en cualquier caso que la batalla está llegando a su fin y que el David de los quesos está a punto de derrotar, tras dos sentencias, al Goliat de las asegurador­as.

Generali recuerda, no obstante, que la cantidad fijada en la última sentencia “coincide prácticame­nte con la valoración realizada por los peritos al principio del proceso y que no fue aceptada por Aldanondo”, insistiend­o en que “lamenta profundame­nte la negativa de esta a llegar a un acuerdo durante estos años, que ha impedido la reparación de los daños y la recuperaci­ón de la actividad”.

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EE Hector Fernández, director general de Aldanondo.

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