Sus activos: un pacto salarial frente a la inflación y la paz social
No es la primera vez que Almussafes sale airosa de uno de los exámenes con los que Ford criba sus factorías en Europa. En 2012, el grupo anunció el cierre de su planta belga en Genk, cuyos modelos trasladó a Valencia. Como en las últimas ocasiones, la capacidad de Ford España de alcanzar un acuerdo con los trabajadores, más en concreto con el sindicato mayoritario UGT, que de estabilidad social a la factoría tiene mucho que ver. En el acuerdo que alcanzaron en enero, UGT aceptó desligar del IPC de los salarios hasta 2025, precisamente para capear el descenso de carga de trabajo hasta la llegada de los nuevos eléctricos. Una postura que contrasta con la que defienden los propios sindicatos en la negociación general con la patronal. También se pactó ampliar en 15 minutos la jornada laboral diaria y más flexibilidad para trabajar los sábados, una preocupación para Ford por los problemas con los eléctricos que está teniendo en Estados Unidos por su elevada demanda. El anuncio de Ford convierte en definitivo el acuerdo para el convenio colectivo hasta 2026. za del sector del automóvil. Aunque desde 2017 la bajada de la producción de la fábrica ha reducido esa aportación, en lo que va de año, la automoción sigue representando el 16% de las exportaciones.
El sector vinculado al motor es la joya de la corona de la industria valenciana y todo un símbolo de competitividad internacional frente a otros sectores manufactureros tradicionales, como el textil, el mueble o el calzado, que fueron víctimas de la deslocalización a finales del siglo pasado. Según los datos del clúster del automóvil regional AVIA, las cerca de 120 empresas que forman parte de esta asociación alcanzaron una facturación conjunta de 11.800 millones de euros el año pasado, pese a la situación de incertidumbre y los problemas de suministro que han sacudido al mercado del automóvil.