“El ajuste fiscal, la verdadera reforma estructural pendiente”
Con máximos en la prima de riesgo española, expertos consultados por elEconomista.es coinciden en demandar una actuación rápida por parte del Gobierno atajando el gasto público improductivo, con una reducción, para empezar, de 12.000 millones de euros -de gasto estructural-, sobre todo, “teniendo en cuenta que el Ejecutivo seguirá sin deflactar las tarifas de los impuestos y por tanto, generando más recaudación de la debida, sostiene Javier Santacruz, economista de la think tank Civismo.
El consenso de los expertos consultados incide en la reducción de gasto público, no subir impuestos, eliminar subvenciones que no están justificadas, así como empresas deficitarias, y hacer un presupuesto cero eliminando el gasto innecesario, “reconociendo la realidad honestamente y con previsiones de ingresos veraces”, remarca la fiscalista María Crespo.
En conjunto, una reducción que iría desde los 12.000 millones prioritarios, a pasar a los 14.000 millones que en su día recetó la AIReF, deteniéndose en las subvenciones sin justificar, pasando a los 60.000 millones que sostiene el Instituto de Estudios Económicos, de CEOE, son improductivos a todas luces.
Santacruz abunda: “Aproximadamente, con una reducción de cuatro puntos del déficit (tres puntos por el lado de los ingresos y un punto por el lado del gasto), así se podría capear mejor el temporal. De esta manera -añade- “daríamos más confianza al mercado ante aumentos de la prima de riesgo”.
Para Lorenzo Bernaldo de Quirós, presidente y socio de la consultora Freemarket, “los niveles de déficit y deuda de España son insostenibles y eso constituye un lastre al crecimiento y un riesgo a la solvencia del país a corto medio plazo. Ante esta situación -plantea- un plan de consolidación presupuestaria asentado en una reducción del gasto público estructural y no una subida de impuestos, que solo conseguiría deprimir aún más la actividad y por tanto, no sería eficaz para reducir el desequilibrio de las finanzas públicas.
Por eso, mantiene Daniel Lacalle, máximo responsable de Tressis Gestión, “hay que eliminar el gasto político, las subvenciones inútiles e innecesarias que la AIReF ha identificado en 14.000 millones de euros, y que no están analizadas y justificadas correctamente. Además
En opinión de Gregorio Izquierdo, presidente del Instituto de Estudios Económicos, “la clave es que el ajuste fiscal se centre en el gasto corriente estructural y evite subidas de impuestos”. La mejora de la eficiencia del gasto público -explica- es la gran reforma estructural pendiente y que habría que implementar con la mayor prioridad y urgencia, como la mejor palanca de una consolidación presupuestaria. Entre otras acciones -añade- es obligatorio generalizar la rendición de cuentas en tiempo real en términos de eficiencia, priorizar en la asignación de los recursos a las unidades más eficientes, apoyarse en la colaboración público-privada para externalizar actividades, estandarizar y digitalizar procedimientos y procesos. El Estado de Bienestar -concretatiene también que incorporar criterios de eficiencia en la provisión de bienes y servicios y en el diseño y gestión de sus prestaciones. Dicho de otra forma, las intervenciones públicas deben ser objeto de evaluación y seguimiento permanente”. -subraya-, hay que reducir masivamente duplicidades que existen y la constante capitalización de empresas públicas deficitarias, que no tiene sentido mantener, simplemente porque engordan el empleo”.
Y de empleo habla también Santacruz, sugiriendo que se reduzca empleo público, que “de manera masiva se ha creado durante la pandemia”.
Desde la Universidad Francisco de Vitoria, el profesor de Economía José María Rotellar, defiende que antes que nada hay que hacer “un presupuesto base cero para eliminar todo gasto innecesario y así poder centrar los recursos en los servicios esenciales”.
Pero los augurios de Rotellar son pesimistas, el economista cree que hay una probabilidad muy alta de