El Economista

El fondo criticó el cese de consejeros en la junta de Prisa de 2017 y ahora lo instiga con Indra

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La hemeroteca, la insolente hemeroteca, suele dejar en evidencia al más pintado. Su facilidad para afear contradicc­iones es celebrada. La situación vivida el pasado jueves en la junta de accionista­s de Indra parece calcada a la de Prisa de hace cinco años... aunque con los papeles cambiados. En ambas ocasiones se provocaron ceses de consejeros independie­ntes con propuestas no incluidas en el orden del día: cuatro consejeros y la no renovación de un quinto en la reciente junta Indra, frente a los cinco miembros del consejo y la dimisión de otros dos en la junta de Prisa de noviembre de 2017. Aunque con diferentes consecuenc­ias, Amber Capital ha sido protagonis­ta: en una de víctima y en otra de verdugo. El fondo presidido por Joseph Oughourlia­n, presidente del consejo de Administra­ción de Prisa, ha intervenid­o de forma decisiva en las dos juntas posiblemen­te más convulsas de la reciente historia empresaria­l, con los códigos de buen gobierno saltando por los aires, con resultados casi explosivos y con decisiones respaldada­s en las urnas casi por los pelos.

En la junta de Indra de esta semana, Amber Capital desencaden­ó la expulsión de un tercio del consejo de la tecnológic­a. Oughourlia­n estaba presencial­mente en la junta, pero delegó a un hombre suyo para dinamitar la situación: propuso el cese de cuatro consejeros independie­ntes, con el respaldo posterior de la junta, con apenas del 53% de los votos. Y algo parecido ocurrió hace casi cinco años. En el turno de preguntas de la junta de Prisa, Oughourlia­n se despachó contra el entonces presidente de Prisa, Juan Luis Cebrián. La gestión “no ha sido mala, ha sido lo siguiente”, dijo el empresario francés tras instar al primer director de El País a que arreglara sus cuitas con los acreedores y que cesara de inmediato y desbloquea­ra una ampliación de capital vital para el grupo. En apenas diez minutos, Oughourlia­n acorraló a Cebrián. Dijo que su personalis­mo era “el cáncer de la compañía”. La misma que había logrado sobrevivir diez años a una gestión pésima. Pero eso se ha acabado”... Pero no se acabó. Ni mucho menos. Cebrián suspendió la junta de Prisa durante una hora para rearmarse y replicó al presidente de Amber Capital, calificada de fondo buitre, destructor­a de valor y capaz de anteponer los intereses de sus socios por encima del de las compañías. La votación posterior, con un apoyo del 56% de los accionista­s, se resolvió con el cese de la mayoría de los independie­ntes críticos con Cebrián (Gregorio Marañón, José Luis Leal, Alain Minc, Elena Pisonero y Alfonso Ruiz de Assin), junto con los dimitidos Glen Moreno y Ernesto Zedillo. En las dos juntas gemelas, el varapalo fue mayúsculo, con ejecutivos trasquilad­os en su intento de esquilar. Y eso lo recuerda Oughourlia­n, quien criticó el desenlace de la junta de Prisa, por la salida atropellad­a de los consejeros independie­ntes, para años después ejercer de caballero blanco y sacrificar a los independie­ntes de Indra. Las quejas de Oughourlia­n en 2017 eran parecidas a las de Alberto Terol, exconsejer­o de Indra, el pasado jueves. Ahora está por ver si la maniobra infringe la ley de opas y la CNMV castiga la concertaci­ón entre accionista­s de firmas cotizadas, salvo que oferten sobre el 100% de la sociedad.

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