El Economista

Esta cantidad puede alcanzar el 35% si se tienen en cuenta las cargas que se pagan durante el uso del piso

Así se compone el precio de una vivienda

- Alba Brualla elEconomis­ta

“La vivienda es una fuente inagotable de impuestos”. Concretame­nte, alrededor del 20% del precio final que paga el comprador de una casa se destina al pago de impuestos y cargas, según el último estudio de la consultora Colliers. “Este porcentaje se elevaría hasta el 35% si tenemos en cuenta que una vez se adquiere la propiedad a lo largo de su vida útil se siguen abonando una serie de impuestos”, explica Antonio de la Fuente, responsabl­e de Corporate Finance de Colliers.

El sector de la promoción residencia­l lleva de hecho mucho tiempo denunciand­o la elevada fiscalidad que ronda entorno a la actividad de construcci­ón de las viviendas, y por ello propusiero­n al Gobierno la reducción al 4% del IVA para la compra de la primera vivienda, entre otras medidas. Sin embargo, el IVA no es el único gravamen que impacta en el precio final, ya que hay una gran cantidad de tributos de las tres Administra­ciones (locales, regionales y estatal), que afectan a todo el proceso productivo de una vivienda.

Así, aunque el comprador tiene visibilida­d sobre el pago de tres impuestos a la hora de realizar la compravent­a de la vivienda, como son el IVA sobre el precio de venta, el AJD asociado al préstamo concedido al comprador y el IIVTNU, que grava el incremento de valor del suelo (plusvalía municipal), lo cierto es que el precio de la vivienda empieza a gravarse mucho antes de que se construya el inmueble.

En este sentido, la consultora explica que el valor de cualquier suelo finalista está ya penalizado en origen por dos factores relativos al proceso de urbanizaci­ón orientado a convertir suelo bruto en parcelas listas para construir.

El primero de ellos es el sobrecoste de urbanizaci­ón que se abona en los suelos destinados a la construcci­ón de vivienda frente a otros en los que se levantan otro tipo de activos. El segundo de ellos es la cesión obligatori­a, ya que el Ayuntamien­to recibe el 10% del aprovecham­iento del ámbito, lo que implica una pérdida de edificabil­idad de los propietari­os privados que se traslada a un coste incrementa­do del suelo restante una vez realizada la cesión.

“Una vez la parcela es finalista y apta para el desarrollo de un proyecto inmobiliar­io, se inicia el proceso de promoción, que lleva aso

Efecto sobre la capacidad adquisitiv­a en términos de tamaño de vivienda. Caso practico

El sector promotor reclama un IVA reducido del 4% para incentivar estas operacione­s

Tamaño vivienda tipo (m2)

Dimensione­s que se podría permitir el comprador de una vivienda de 100 m2 en un escenario sin cargas e impuestos

Precio de venta vivienda tipo

Inversión total afrontada por primer comprador (€)

Inversión en un escenario sin cargas e impuestos (€)

Diferencia (€)

IVA e impuestos asociados a la compra (€)

Incremento de precio por impuestos soportados por el promotor (€)

Exceso de ahorro necesario al que se está enfrentand­o el comprador (escenario hipoteca 80%) ciada una serie de tasas e impuestos”, explica De la Fuente. En este caso se paga la tasa de solicitud de licencia de obras, el ICIO, el AJD y la licencia de primera ocupación. El experto señala que hay una serie de impuestos que le parecen excesivos, como es el caso del AJD que se abona por “por la compra, pero también se paga cuando se compra el suelo, con la escritura de declaració­n de obra nueva, cuando se hace la división horizontal, cuando se constituye la financiaci­ón del banco”.

Asimismo, De la Fuente destaca que “el IVA que paga una persona por la compra de una vivienda es varias veces su sueldo anual, por lo que sería fundamenta­l poder bajar el IVA a un tipo reducido que incentivar­a la compra de viviendas”. Según los cálculos de Colliers, agregando todos los conceptos relacionad­os, el comprador final estaría realizando una inversión por su vivienda incrementa­da en un 20% respecto a lo que correspond­ería en caso de que no existieran estas cargas e impuestos. Esto supone, básicament­e, que el comprador de una vivienda de 100 metros cuadrados podría permitirse, en un escenario sin cargas, adquirir una vivienda de 120 metros cuadrados.

Tiempo de ahorro

Por otro lado, enfocándol­o desde la perspectiv­a del ahorro que el comprador debe aportar para acometer la inversión en una vivienda, según las estimacion­es de Colliers, “el español medio podría tardar entre cinco y diez años menos en disponer del ahorro necesario para afrontar la compra de una vivienda de 250.000 euros si de la inversión necesaria elimináram­os los gastos e impuestos asociados a la compra y el incremento en coste para el promotor derivado de impuestos y cargas soportados durante el proceso de desarrollo de suelo y promoción”.

Vida útil del inmueble

Asimismo, de forma adicional a estos impuestos y cargas asociados al proceso de promoción y venta, las Administra­ciones perciben ingresos recurrente­s con carácter periódico por distintos aspectos durante toda la vida útil de la vivienda: (IBI , tasa de vados, basuras y conceptos similares), además del ITP y el IIVTNU (que habrían de soportar los nuevos compradore­s por las segundas y ulteriores transmisio­nes), el IRPF (2% del valor catastral anual para segunda vivienda) y el impuesto del patrimonio.

De este modo, la vivienda, “teóricamen­te considerad­a un derecho constituci­onal, se convierte de facto en una fuente inagotable de ingresos para la Administra­ción y de gasto para el ciudadano, al no finalizar con la transmisió­n de la unidad de obra nueva, y acompañarl­a durante toda su vida útil y en sus sucesivos cambios de titularida­d”, explica el informe.

“Conociendo las limitacion­es en los salarios en España y la dificultad de los ciudadanos para acceder a una vivienda en propiedad, tiene sentido preguntars­e si esta sobrecarga impositiva sobre el suelo y la vivienda es el planteamie­nto correcto”, se plantea la consultora.

Concretame­nte, la edad media a la que adquieren los españoles su primera vivienda es de 41 años. Esta cifra está muy por encima de los 34 años de media europea -el dato más elevado de la historia- y solo lo superan dos países: Suiza con 48 años y República Checa con 42 años. Por el contrario, en Islandia y Bélgica se da el paso a los 27 años.

La edad media de compra de la primera casa es de 41 años, de las más altas de Europa

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