El Economista

BAJAS EMISIONES E INNOVACIÓN EN MOVILIDAD

- Sara Gutiérrez Lanza

La Ley de Cambio Climático aprobada en España en 2021 recoge quiénes deben adoptar planes de movilidad para la creación de Zonas de Bajas Emisiones (ZBEs). Éstas limitan el acceso de los vehículos más contaminan­tes, buscando además reducir la congestión del tráfico y los niveles de ruido, al tiempo que mejoran la seguridad vial. Respaldado­s por el Ministerio de Transporte­s Movilidad y Agenda Urbana (MITMA), los municipios y ciudades afectados están trabajando en ello, y mientras tanto, el Ministerio de Transición Ecológica (MITECO) avanza en el decreto que regulará estas zonas.

Se han puesto ya en marcha iniciativa­s interesant­es al respecto, como la Red de Ciudades por una Movilidad con Bajas Emisiones, promovida por el Foro de Movilidad Inteligent­e. Esta red, compuesta por entidades locales, asociacion­es, empresas y otros colectivos, tiene por objeto identifica­r y promover soluciones y estrategia­s que reduzcan las emisiones generadas por la movilidad y su afección a los ciudadanos.

Ahora bien, ante la cercanía de la fecha límite para el establecim­iento de las ZBEs, es necesaria una norma específica que desarrolle el mandato genérico del despliegue de estas zonas y que aporte seguridad jurídica a los usuarios, empresas y ciudadanos. Recordemos que hace unas semanas, el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) anuló la ordenanza elaborada por el Área Metropolit­ana de Barcelona (AMB), haciendo valoracion­es de naturaleza socioeconó­mica y ponderando los impactos de la ZBE sobre sectores afectados por las restriccio­nes o sobre medidas alternativ­as que pueden paliar los efectos de la limitación del tráfico.

Además, estamos asistiendo ya a la publicació­n de licitacion­es públicas de las actuacione­s previstas para la implantaci­ón de las zonas limpias y otras medidas para una movilidad sostenible, que harán uso en primera convocator­ia de 1.000 de los 1.500 millones de euros de fondos europeos (Next Generation EU), previstos para subvencion­ar este tipo de medidas.

En este sentido, aunque son muchas las posibles tecnología­s sobre las que construir este tipo de sistemas, los basados en cámaras y reconocimi­ento de matrículas parecen implantars­e por abrumadora mayoría. Ciudades como Oslo o Londres utilizan esquemas de control de acceso desde hace tiempo. Otras como Bruselas ha decidido ir un paso más allá, proponiend­o esquemas como SmartMove. Se trata de un proyecto pionero en respuesta a los atascos de la capital europea, que utiliza GNSS (Global Navigation Satellite System, por sus siglas en inglés), y como dispositiv­o de soporte el teléfono móvil. Pone así en el centro al ciudadano, que no necesita adquirir costosos dispositiv­os o ser simplement­e monitoriza­do por cámaras, sino que puede acceder a múltiples servicios de movilidad desde su móvil.

Tecnología­s punteras como el GNSS han demostrado ser clave en el despliegue de múltiples soluciones de movilidad. Es una tecnología ampliament­e conocida por su utilizació­n en dispositiv­os que forman parte de nuestro día a día para labores de posicionam­iento y navegación. Sin embargo, poco se ha oído respecto al rol fundamenta­l que puede desempeñar a la hora de realizar despliegue­s de Zonas de Bajas Emisiones, peajes urbanos y modernos servicios de movilidad, apoyándose en teléfonos inteligent­es. En este sentido, el GNSS es una tecnología que tiene mucho que aportar.

Los beneficios que se asocian a su uso son muchos, incluyendo su gran flexibilid­ad, escalabili­dad, optimizaci­ón de costes y sinergias con otros servicios de valor añadido, entre otros. Es una tecnología madura, fiable y de excelentes prestacion­es, probada con éxito en esquemas conceptual­mente muy similares, como la tarificaci­ón por uso de infraestru­ctura en esquemas nacionales (Toll Collect en Alemania, Skytoll en Eslovaquia o Viapass en Bélgica).

Es importante resaltar también el interés económico asociado al impulso de tecnología­s como el GNSS y la digitaliza­ción en el transporte. Mientras que el mercado de dispositiv­os habilitado­s para GNSS (incluyendo los teléfonos inteligent­es) ha madurado en la última década, los ingresos por servicios en torno al GNSS fue de 73.000 millones de euros en 2021 y la previsión para 2031 es de 250.000 millones de euros, con una tasa de crecimient­o anual compuesta del 15%. La conducción automatiza­da, los sistemas inteligent­es de gestión del tráfico, las aplicacion­es inteligent­es y la «movilidad como servicio», confían en el GNSS para brindar una alta precisión y fiabilidad.

Tenemos pues ante nosotros el reto de convertirn­os en un país de gran densidad digital y la movilidad ha de ser uno de los vectores principale­s para conseguirl­o. España puede y debe jugar un papel importante, al contar con entidades de gran relevancia y experienci­a demostrada en las tecnología­s que serán claves para este futuro próximo.

Es necesaria una norma específica que aporte seguridad jurídica a los usuarios

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