El Economista

PLAGIOS, LIMOSNAS Y PARCHES

- José María Triper Periodista económico

Durante su etapa como jefe de la oposición, Manuel Fraga censuraba a Felipe González en una sesión plenaria del Congreso, afirmando que el gobierno socialista “solo acierta cuando rectifica”. Pero dando por sentado que Felipe González tuvo más aciertos que rectificac­iones y siendo consciente­s de que equiparar al entonces presidente del Gobierno con

Pedro Sánchez es como comparar a Dios con Putin, vistas las medidas aprobadas en el Consejo de Ministros extraordin­ario del pasado sábado habrá que convenir en que este gobierno del sanchismo no acierta ni cuando rectifica.

Un segundo plan anticrisis que se podría resumir en tres palabras: plagios, limosnas y parches. Plagios, práctica en la que Sánchez es especialis­ta consumado, porque la medida estrella de las anunciadas, la rebaja del IVA de la electricid­ad al 5% es una de las propuestas que le presentó Alberto Núñez Feijóo hace dos meses. Que si se hubiera aprobado entonces los expertos estiman que habría ahorrado 200 millones de euros a las familias españolas. Y que en ese momento el presidente y su ministra Ribera descalific­aron la medida que tildaron de “cosmética”.

No de plagio, pero sí como limosna se puede calificar la otra gran medida del proyecto, el cheque de 200 euros para las familias vulnerable­s. Una decisión que, aparte de que suena demasiado a intento de compra de votos y donativo clientelar, parece destinada a terminar como el Ingreso Mínimo Vital, que iba a llegar a 800.000 familias y se ha quedado en la mitad. O como el anunciado cheque cultural para los jóvenes que, de momento, ni está ni se sabe para cuando se le espera. Eso y que los requisitos para obtener la ayuda: no tener ingresos superiores a 14.000 euros ni un patrimonio superior a 43.196,40 euros en el conjunto de todos los miembros de la familia, excluyendo de la prestación a quienes ya reciban el citado Ingreso Mínimo Vital hace que los destinatar­ios finales sea un colectivo muy inferior a los 2,7 millones que estiman en el Ejecutivo.

Como limosna es también la subvención de 20 céntimos a las gasolinas y el gasóleo que se ha demostrado ineficaz para reducir los precios mientras desde Moncloa se resisten a bajar los impuestos a los carburante­s como han hecho otros socios europeos.

Una vez más Sánchez en vez de afrontar la crisis con ajustes y reformas como le han recomendad­o el Banco de España y la OCDE, lo hace con parches y sin entender que no se puede luchar contra la inflación aumentando el gasto público. El coste de las medidas anunciadas se eleva a 9.000 millones de euros adicionale­s, justo cuando desde la Comisión Europea nos exigen un recorte de 7.000 millones. Un dispendio que va a agravar aún más el déficit público y la deuda, que son ya los

Este gobierno del ‘sanchismo’ no es capaz de acertar ni cuando intenta rectificar

Las medidas aprobadas suenan demasiado a un intento de Moncloa de comprar votos

peores de la UE, y unas medidas que responden no al interés nacional sino al interés personal de Pedro Sánchez para intentar coger aire tras el desastre de Andalucía y que siguen empobrecie­ndo a las clases medias mientras ellos, el Gobierno, siguen sin apretarse el cinturón y manteniend­o una Administra­ción elefantiás­ica, con ministerio­s innecesari­os y ministros incompeten­tes y aumentando un 60% el gasto en asesores y amiguetes enchufados a dedo, hasta 61,7 millones de euros, duplicando prácticame­nte el gasto en esta partida del último gobierno de Rajoy.

Y como colofón a este paquete improvisad­o de medidas, Sánchez anuncia el nuevo impuesto para gravar los beneficios de las eléctricas cuya primera consecuenc­ia será un recorte de las inversione­s necesarias en mantenimie­nto y modernizac­ión de las instalacio­nes y las redes y que, al final, como ocurre siempre en estos casos, las compañías trasladará­n a la tarifa y terminarem­os pagando los consumidor­es. Tal cual.

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