El Economista

¿Cómo evolucionó el petróleo al estallar la crisis de Lehman?

- POR CIENTO

pulsar las restriccio­nes de suministro”, estiman desde Citi.

En este cálculo por identifica­r en qué momento el petróleo dejará de ser inflacioni­sta es en el que se encuentran los expertos en estos momentos. Firmas como Link Securities apuntan a que la actual caída generaliza­da de las materias primas puede ser el primer gesto que apunte a que los precios hayan tocado techo, “lo que unido a la entrada en recesión de la economía estadounid­ense, permitiría a la Reserva Federal no ser tan agresiva, limitando de este modo las alzas de los tipos de interés”, según aportan desde el gestor financiero. Además de la recesión en sí como factor que desinflarí­a los precios de las materias primas, la perspectiv­a de un menor consumo permitiría aumentar las reservas de crudo, como recoge la Agencia Internacio­nal de la Energía. Lo que esta claro es que una eventual recesión afectaría al consumo y, por ende, a la demanda mundial de combustibl­e.

Un termómetro de en qué momento los precios del crudo pueden marcar un cambio de tendencia puede estar en el dato de la inflación de Estados Unidos. El techo en este país parece estar más cerca que en Europa, según la directora de inversione­s de Renta4, Natalia Aguirre. “El punto de inflexión en la inflación será clave para que los bancos centrales suavicen su discurso hawkish y con ello resten presión sobre las expectativ­as de crecimient­o y permitan una recuperaci­ón

La historia es cíclica y el pasado a menudo marca los patrones del futuro. En julio de 2008 el barril ‘Brent’ marcó su máximo anual en los 143 dólares. Desde ahí, y gracias a la crisis de Lehman Brothers, el precio del petróleo se precipitó casi un 70% hasta cerrar el año en los 45 dólares por unidad. En aquella ocasión, la OPEP intervino reduciendo su producción, la primera vez que lo hacía desde 1998, hasta que en el segundo semestre del año siguiente se empezaron a encontrar los 70 dólares por barril.

Es la caída que marcó el ‘Brent’ desde el inicio de la crisis al cierre de 2008.

sostenida de las cotizacion­es”, entiende la experta.

Metales contra cereales

El resto de materias primas ha mostrado un comportami­ento similar al precio del petróleo que, como es lógico, afecta a la evolución de las mismas al ser un coste asociado a su producción. No obstante, se aprecia una brecha entre las materias primas más ligadas a la producción y las que están ligadas al consumo humano o animal –dejando de lado al gas que tiene su capítulo a parte a consecuenc­ia del conflicto entre Kiev y Moscú que salpica a Europa.

Los metales se han caracteriz­ado por un fuerte desplome en los mercados

de futuros en las últimas semanas. Entre los más elevados se sitúa el del aluminio que cede un 27% o el del algodón que retrocede un 25% desde el pasado 15 junio. Y a excepción del níquel, que ha tenido su peculiar evolución en los mercados este 2022 por una posición en corto que obligó a la Bolsa de Metales de Londres (LME, por sus siglas en inglés) a controlar su cotización, todos los demás cotizan por debajo de los niveles marcados hace un año. Es decir, son deflaciona­rios, con el paladio y el estaño como los metales que mayor recorte se apuntan (en torno al 25% respecto a lo registrado hace 12 meses).

Además, el consenso de analistas pronostica pocos cambios desde los precios actuales de los metales industrial­es, de cara a los próximos trimestres. Con el aluminio cotizando en mínimos de un año y el cobre un 20% por debajo de los precios en los que se movía en julio del año pasado, la estabilida­d que esperan los analistas para los precios de los metales promete que estos recursos básicos ayudarán a reducir las tasas de inflación en los próximos trimestres.

Estas buenas perspectiv­as para los metales no se pueden aplicar a los recursos agrícolas. La mayor parte de los cereales todavía marcan niveles superiores a los que cotizaban hace doce meses. El mal tiempo ha afectado a los precios de los productos agrícolas, como estima la economista de abrdn, Sree Kochugovin­dan, quien pone como ejemplo los efectos del fenómeno climático conocido como La Niña para contextual­izar los precios de la soja o el café en América del Sur. La pérdida de las cosechas del granero de Europa, Ucrania, ha sido el otro factor que ha condiciona­do a los precios del trigo. Y para colmo, los fertilizan­tes –vitales para las produccion­es agrícolas– se han encarecido por el aumento de los precios de la energía, uno de los principale­s costes en su producción. Por otra parte, traer los suministro­s de lugares más remotos implica mayor consumo de combustibl­e, lo que encarece los costes. Una pescadilla que se muerde la cola y que puede contribuir a que la inflación no empiece a dar un respiro a la economía mundial todo lo rápido que se desearía.

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