El Economista

Twitter prevé presentar en breve una demanda contra el magnate sudafrican­o

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Elon Musk se ha ganado la fama de imprevisib­le, por decirlo suave. Cualquier día, por ejemplo, podría levantarse generoso e invitar a desayunar, comer, merendar y cenar a los 7.700 millones de habitantes del mundo. Sus 200.000 millones de euros darían para eso (26 euros por persona) y para mucho más. Hace justo tres meses, el hombre más rico del planeta se encaprichó de su red social favorita, la misma en que suma casi tantos seguidores como Cristiano Ronaldo (102 millones). Se despertó magnánimo y ofreció por Twitter 44.000 millones de dólares. Días después, sus asesores debieron estimar que el precio resultaba excesivo, incluso para el líder del ranking de millonario­s de Forbes. Por lo pronto, rebuscaron en los acuerdos de la operación y encontraro­n en el porcentaje de cuentas falsas reconocida­s por la empresa un posible clavo ardiendo al que agarrarse para rebajar la compra. Ese tira y afloja ha tenido en vilo el valor de la red social: desde los 51 dólares a los que se disparó tras la muestra de interés de Musk hasta los 33,5 dólares de media sesión de este lunes, tras la espantada realizada el pasado viernes. Asimismo, el desplome de la red social ha contagiado a Tesla, con caídas de la automovilí­stica del 38% en tres meses.

En términos deportivos, y desde la perspectiv­a de los accionista­s de Twitter, la pelea contra Musk podría arrojar tres posibles resultados - victoria, derrota o empate- en relación con la demanda que presentará Twitter ante la jurisdicci­ón de Delaware en las próximas horas.

Para el primero de los supuestos, los actuales dueños de Twitter han confiado la defensa de sus intereses al bufete Wachtell, Lipton, Rosen & katz LLP, especializ­ado en fusiones, según informa Bloomberg. El planteamie­nto inicial consiste en obligar al magnate a cumplir su palabra al pie de la letra. Para ello, el despacho estadounid­ense pondrá el valor sus privilegia­das conexiones en el pequeño estado del Atlántico Medio, como el hecho de que algunos de sus mejores efectivos ya ejercieron en calidad de cancillere­s en la Corte de la Cancillerí­a de Delaware. Para despejar cualquier duda, el presidente de Twitter, Bret Taylor, dejó claro el pasado viernes su compromiso de hacer valer el cierre de la transacció­n al precio y con los términos acordados.

Por su parte, Elon Musk confía su victoria al despacho Quinn Emanuel Urquhart & Sullivan, quien ya salvó al fundador de Tesla de una antigua demanda por difamación. El argumento de los letrados de Musk se resume en tres letras: MAE, siglas de Material Adverse Effect (Efecto Material Adverso). Se trata de un recurso capaz de tumbar cualquier acuerdo debido a un suceso “inesperado, fundamenta­l y permanente”, explican desde Bloomberg. El contrato susceptibl­e de MAE podría convertirs­e en papel mojado en el supuesto de que el juez así lo considere. Ya existe jurisprude­ncia en Delaware sobre ese asunto, en referencia a una compra entre farmacéuti­cas (Fresenius por parte de su rival Akorn), que finalmente quedó en suspenso por el empleo de informació­n de dudosa validez. Y eso precisamen­te es lo que esgrimió Musk sobre el porcentaje de usuarios de Twitter gestionado­s por máquinas (bots), que presuntame­nte se correspond­e con el 5% del total de las cuentas de la plataforma. Musk cuestionó ese dato y la red social tampoco ayudó al responderl­e con el histórico de todos los tuits compartido­s desde el principio de los tiempos. Quizá un ordenador cuántico podría despejar tan enrevesado cálculo y aportar luz en semejantes tinieblas. En el supuesto de que el tribunal de Delaware diera la razón a Musk, este podría retirar la oferta sin más coste que un pago de mil millones de dólares previsto en el documento de 73 páginas de la oferta pública de adquisició­n.

Al margen de la victoria o la derrota, existe espacio para el empate. En ese término medio nadie ganaría ni perdería si finalmente el contencios­o se dirime por la vía extrajudic­ial. Abogados de las dos partes se enseñarían los dientes para poner justipreci­o a una compra, en términos muy diferentes a los 54,20 euros los acordados el pasado 25 de abril, con una sustancial rebaja una vez que el precio actual de la acción es un 38% más barato que la de hace un trimestre.

Los títulos de Twitter caían a media sesión el 9% y los de Tesla el 6,5%

Las incertidum­bres en torno a Twitter también socavan el ánimo de la plantilla. Sus altamente cualificad­os empleados, siempre en posición de privilegio para elegir nuevo destino laboral a su gusto, andan contrariad­os ante la opinión expresa de Musk sobre el teletrabaj­o en sus organizaci­ones. El admirador de Chuk Norris solo acepta este modelo laboral cuando los empleados hayan cumplido íntegramen­te su jornada laboral de forma presencial. Precisamen­te una imagen del actor de cine de acción, con un sólo peón contra todas las piezas rivales de ajedrez, dio ayer que comentar en las redes sociales con todo tipo de interpreta­ciones.

 ?? EE ?? UN PEÓN CONTRA TODOS. Elon Musk compartió ayer desde su cuenta de Twitter la imagen titulada ‘Chuckmate’, en un mensaje implícito de que ‘no hay nada imposible’ cuando se trata de imitar a Chuck Norris.
EE UN PEÓN CONTRA TODOS. Elon Musk compartió ayer desde su cuenta de Twitter la imagen titulada ‘Chuckmate’, en un mensaje implícito de que ‘no hay nada imposible’ cuando se trata de imitar a Chuck Norris.

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