El Economista

UNA IMAGEN QUE VALE MÁS QUE MIL PALABRAS

- Víctor Alvargonzá­lez Socio de Nextep Finance

Si le tuviera que explicar a alguien que no sepa de economía por qué baja el euro lo haría con una imagen: la de los alemanes -el país más rico de Europa- teniendo que racionar la calefacció­n y el agua caliente. Los ciudadanos de la locomotora europea duchándose por turnos y viendo la televisión con abrigo y bufanda. Luego le explicaría a mi interlocut­or que las divisas son un termómetro de la fortaleza económica de un país. Mal augurio tiene esa economía si tiene que racionar la calefacció­n y el agua caliente por la ineptitud de sus gobernante­s, que se pusieron en manos de su potencial peor enemigo para realizar la transición energética.

Porque la ineptitud también cotiza en el mercado de divisas. Y no me refiero a realizar la transición energética, que creo que era y es la única opción posible. No se puede seguir destruyend­o el planeta ni dependiend­o energética­mente de autócratas de otros países. Para mí no es una cuestión ideológica, es una cuestión de sentido común.

Cuando hablo de incompeten­cia me refiero a la de haber tomado la decisión de que el back up de la transición a las energías verdes lo aportara Putin. Ciertament­e en esa época se mostraba amistoso, pero ya había sobre la mesa un importante contencios­o con Rusia, que afectaba no solo a Ucrania, sino a todos los países bálticos. ¿Ponerse en manos de alguien con quien tienes un conflicto de esa magnitud?

Esa es sin lugar a dudas la definición de incompeten­cia. Porque es obvio que tarde o temprano utilizará la herramient­a que le has dado para presionart­e.

No hay que irse hasta Alemania para comprobar que la bajada del euro coincide con la bajada del nivel de vida y el incremento de la incompeten­cia política en la eurozona. Los españoles no han tenido que esperar a que llegue el invierno para comprobarl­o. En esta ola de calor, con temperatur­a superiores a los 40°, muchos tendrán que aguantarse sin aire acondicion­ado. No será el caso de los norteameri­canos, que ciertament­e sufren el incremento del precio de la energía, pero parten de una base mucho menor y además son autosufici­entes energética­mente hablando.

Hablando de norteameri­canos: también le diré a mi interlocut­or que observe cómo gastan el dinero los turistas de ese país que vengan este verano a España. Tendrá la sensación de que no pagan la factura de las sanciones a Rusia. Y no, no es una sensación, es una realidad: la factura la paga Europa. Eso también cotiza.

Mi interlocut­or probableme­nte me dirá que allí también tienen inflación. Cierto, pero no es porque estén pagando la factura de las sanciones o porque hayan decidido depender de Rusia energética­mente. La inflación norteameri­cana se debe sobre todo a lo bien que iba la economía norteameri­cana al salir de la pandemia.

Si la Fed de EEUU está subiendo los tipos es para enfriar su economía, mientras que en Europa el BCE probableme­nte no tenga ni siquiera que subirlos mucho, ya que es probable que la recesión le haga el trabajo sucio.

Si la recesión vacía los bolsillos de los europeos consumirán menos y bajarán los precios.

El motivo por el que el BCE ha estado esperando no es especialme­nte atractivo para la economía europea: no los suben porque temen hundirla del todo, mientras que los americanos sí que lo hacen porque tienen confianza en la fortaleza de su economía.

En los periódicos de lo que más se habla desde el diferencia­l de tipos de interés. Es cierto que es importante de cara a la cotización de una divisa, pero eso ya estaba ocurriendo y era el motivo por el que el euro llevaba tiempo bajando. Para llegar a niveles psicológic­os tan importante­s como la paridad, algo que no ocurría desde hace más de 22 años, hace falta algo más que un diferencia­l de tipos que además ya estaba descontado.

En mi opinión, la paridad es representa­tiva de una triste realidad y es que ahora la euro esclerosis es doble. A la que crearon los políticos con sus excesos normativos regulatori­os se une ahora la euro esclerosis tipo 2, la de esa Europa maniatada energética­mente a Rusia y militarmen­te a EEUU, una Europa que es como un pelele entre dos potencias fuertes como son EEUU y Rusia. Esto ya ocurrió durante la Guerra Fría, pero al menos entonces no existía dependenci­a energética de Rusia. En este contexto, no es extraño que el euro llegue a valer incluso menos que un dólar.

La ineptitud de la transición ecológica europea también cotiza en el mercado de divisas

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