“Ninguna empresa española se ha quedado sin financiación del Fonrec”
“Ha sido un desafío, un trabajo arduo y meticuloso, pero el balance es muy positivo. Un gran éxito, con un 78% de los 1.000 millones concedidos a 89 compañías”. Es el balance que realiza José Luis Curbelo, presidente de Cofides, del Fondo de Recapitalización dirigido a empresas afectadas por la crisis sanitaria. Una vez culminado el periodo de inversión del vehículo, dependiente de la Comisión Europea, la entidad público-privada seguirá haciendo seguimiento de las compañías para lograr que vuelvan a la rentabilidad y garantizar la devolución de la inversión realizada.
¿El balance es positivo, una vez culminado el periodo de inversión?
Muy positivo, ha sido un éxito. A la vuelta del verano, publicaremos una memoria con información detallada y lo más transparente posible. Se han aprobado 89 operaciones por un importe total de 779 millones. Nuestra plataforma de proyectos ha dado entrada a 143 empresas interesadas, pero muchas de ellas se quedaron por el camino por no haber terminado de completar la solicitud o superar los criterios de elegibilidad. La casuística ha sido muy variada: que la causa de la crisis no fuera la pandemia, que sus modelos de negocio no fueran viables, o incluso que realmente no necesitaran financiación pública, porque podían acudir al mercado... La inmensa mayoría de las empresas, el 78%, se han financiado.
Por lo tanto, 54 empresas se han quedado por el camino para obtener esta financiación de último recurso. ¿Su foco eran compañías que no podían optar a financiación bancaria o buscarla en el mercado?
Efectivamente. Como decía, las situaciones son muy variadas, pero en general, ha habido importantes ajustes en las cantidades solicitadas. Un número importante de empresas pedían el importe máximo, es decir, 25 millones de euros y algunas no llegaban al mínimo de 2,5 millones. Nosotros no podemos dejar una compañía en mejor situación de lo que estaba antes de la pandemia, la normativa no lo permite. En definitiva, si no se han aprobado más solicitudes es porque no había más dosieres disponibles.
Tengo entendido que el universo al que se dirigían eran unas 2.000 empresas y han financiado 89. ¿Ninguna compañía que realmente lo necesitara se ha quedado fuera?
Eso es. Todos los expedientes que hemos recibido se han analizado minuciosamente. A los últimos dosieres se les dio el visto bueno cuando el comité técnico de inversiones ya estaba funcionando. Es decir, el mismo día 30 de junio se pasaron operaciones al comité técnico, apurando el plazo al máximo. No ha habido ningún dosier completo que se haya quedado sin analizar. Esto es lo realmente importante. Cuando se creó el fondo realmente se estaba inventando, no existe ningún precedente. Lo decisivo no es cuánto capital se ha invertido sino el hecho de que ninguna empresa española en situación de necesidad y que cumpliera los requisitos se haya quedado sin financiación.
¿En qué plazo se van a reembolsar las ayudas y qué seguimiento va a hacer Cofides de los proyectos asignados para su devolución?
Tenemos la obligación de acompañar hasta ocho años a las compañías para su vuelta a la rentabilidad, que es el objetivo último que se persigue junto a que se devuelva lo antes posible la inversión realizada por el Estado. Todas las compañías tienen un periodo de carencia. Pero en función de cada empresa y de su situación financiera, se ha fijado un calendario a medida para la devolución, con carácter semestral o anual. La financiación aportada por el Fonrec se ha esculpido teniendo en cuenta el plan de negocio y la generación de caja de cada empresa. El calendario se ha diseñado como un traje totalmente “a medida”.
¿Con qué tipo de interés se devolverán las ayudas? Entiendo que se incentiva la devolución de la financiación al Estado lo antes posible.
El tipo de interés puede llegar hasta el 8%, esto viene pactado desde Bruselas. Durante los primeros años, la financiación es relativamente barata. A partir del tercer o cuarto año su coste empieza a subir, situándose por encima del que la empresa, estando en buenas condiciones, podría obtener en el mercado. La lógica es que la empresa devuelva la financiación de Fonrec utilizando toda la liquidez excedente para amortizar la deuda del Estado, sin penalización por cancelación. El objetivo es incentivar que la empresa utilice sus recursos disponibles para repagar al Estado de manera que pueda liberarse también de todas las restricciones impuestas. No hay que olvidar que, en algunos casos, las condiciones impuestas por Bruselas para poder percibir la financiación -incluyendo restricciones como no poder distribuir dividendos o bajadas salarialeshan desincentivado a algunas compañías. La deuda de bancos y fondos se subordina a nosotros.
La duración de la financiación es de ocho años máximo, pero el fondo busca una rápida amortización, ¿de alrededor de cinco años?
Sí. En realidad, la vida de una inversión es difícil de cuantificar, en el día a día de las empresas suceden cosas, pero haremos un seguimiento muy directo de la inversión con auditorías periódicas realizadas por firmas independientes y siendo muy proactivos para que las empresas mejoren.
Desde el punto de vista sectorial, hay una clara concentración en la industria, con 43 empresas...
“La duración máxima de la financiación son ocho años, pero se busca amortizar el fondo en cinco”
“Hay que tener muy presente que estamos en guerra y con una inflación que está desbocada”
En realidad, es lógico por el tamaño de las empresas españolas y las características del tejido productivo. El fondo va dirigido a empresas medianas, con facturación a partir de 10 millones de euros y hasta 400 millones que operar en el sector industrial en España. La mayoría de las empresas en crisis lo han estado porque su actividad está muy ligada a la movilidad (componentes de automoción, turismo). Será interesante analizarlo en la próxima memoria.
Viendo cómo se presenta el otoño, ¿creen necesaria una nueva edición del fondo de recapitalización?
No lo creo, ha sido una iniciativa excepcional. El gran problema es que estamos en guerra y los efectos de la elevada inflación. Soy optimista, pero vivimos y estamos en una economía de guerra. La llegada de los fondos europeos supone un desafío. Necesitamos inversiones para afrontar el gran reto de la transformación del modelo productivo.