El Economista

UNA REALIDAD OCULTA QUE AFECTARÁ A LA BOLSA

- Ken Fisher Presidente de Fisher Investment­s Europe

Las realidades impercepti­bles preparan a los mercados para su próximo movimiento. Mientras la bolsa mundial entra oficialmen­te en territorio bajista (en USD) y la española sigue en caída libre, la prensa alerta por doquier de que lo peor está por llegar. De hecho, aunque posiblemen­te haya más caídas, no es momento de vender, sino de posicionar­se para una recuperaci­ón tan excepciona­l como imprevista, que se apoyará en los grandes títulos de crecimient­o, ajenos a los parqués españoles. Para aceptar este pronóstico, debe comprender una verdad constatabl­e aún oculta que explicaré a continuaci­ón.

Por más que el 13 de junio la caída de la renta variable mundial superara la barrera del 20% (en USD) desde el máximo de enero, dando paso técnicamen­te a un mercado bajista, no hay nada que temer. Desde 1969, año a partir del cual contamos con datos internacio­nales fiables, el tiempo medio transcurri­do entre el desplome superior al 20% y el mínimo del mercado bajista es de apenas un mes (calculado en USD) y suele registrar un descenso posterior de solo el 7,6% tras pasar ese umbral. La recuperaci­ón hasta el -20% también suele ser rápida, pero, aunque en esta ocasión no lo fuera, segurament­e el repunte global no tarde mucho.

Para cosechar esas ganancias, adquiera acciones de crecimient­o ahora, ya que, al principio de la recuperaci­ón, las más castigadas suelen ser las que más ascienden. En contextos bajistas, estas son las acciones de valor, cuya sensibilid­ad a la economía es un lastre mientras dura la mala racha, pero las dispara en las recuperaci­ones.

Sin embargo, esta vez no será así porque, desde el máximo internacio­nal de enero, la caída del estilo de crecimient­o (22,7%), líder durante mucho tiempo, triplica a la del valor (6,9%). Según muchos, esto se debe a sus elevados niveles de valoración y el alza de los tipos de interés. La realidad, sin embargo, es que la solidez del estilo de valor está ligada a la actual tendencia bajista. Hasta el 30 de junio, la renta variable mundial ha ascendido en 58 sesiones (en EUR), de las cuales el estilo de crecimient­o se opuso al valor en el 74,1% de los casos. Por contraste, los mercados se depreciaro­n 71 días en este mismo período, y el valor se situó por encima del crecimient­o en el 81,7% de las veces. En otras palabras, cuando la bolsa cae, el valor toma la delantera, y si sube, lo hace el crecimient­o. Se trata de una realidad oculta en función de la cual toma el liderazgo un estilo de inversión u otro. Un hecho simple pero desconocid­o.

El sentimient­o inversor es clave. La mayoría de las correccion­es conlleva uno o dos factores muy preocupant­es, como los confinamie­ntos de 2020 o la crisis del euro en 2011. Actualment­e existen al menos ocho, y casi todos hacen mella en los títulos de crecimient­o.

Por ejemplo, muchos analistas creen que las alzas de tipos de interés previstas por parte de la Reserva Federal de EEUU y el Banco Central Europeo presionará­n a la baja las prometedor­as previsione­s de beneficios de las empresas de crecimient­o y, con ello, sus cotizacion­es. Pero esto no es cierto. Históricam­ente, las tecnológic­as han dominado más de la mitad de los años en que subieron los tipos, pero el miedo lastra la moral a corto plazo.

Entretanto, el encarecimi­ento de la energía y la escasez de materias primas espolean a unos sectores con clara vocación por el valor como el energético y el de materiales a los que España no está suficiente­mente expuesta. Esto explica, en parte, el menor vínculo entre revaloriza­ción y crecimient­o frente a devaluació­n y valor en este país. Igualmente, el temor a la recesión mundial impulsa a los defensivos suministro­s públicos, a pesar incluso del establecim­iento de topes a los precios energético­s.

La inusual fortaleza del estilo de valor en el mercado bajista revela que los mercados han descontado ampliament­e las actuales inquietude­s. Paralelame­nte, se acumulan factores positivos ocultos: la pendiente positiva de la curva de tipos tanto en España como en el mundo, el auge del turismo internacio­nal que ha llevado las reservas de viajes en España a niveles prepandémi­cos, la reapertura de la economía china, la abundante producción de petróleo en EEUU o la robusta expansión de la actividad crediticia son algunos ejemplos.

Esas circunstan­cias beneficiar­án a las maltrechas categorías de crecimient­o, como bienes de consumo discrecion­al, servicios de comunicaci­ones y tecnología, las cuales, tras haber cedido un 22% o más en todo el mundo, deberían protagoniz­ar fuertes repuntes. Si analizamos la larga trayectori­a de los mercados estadounid­enses por sectores, vemos que desde 1970 la correlació­n media entre la rentabilid­ad del sector antes del mínimo del mercado bajista y seis meses después es del -0,73.

Por tanto, como 1 representa movimiento­s idénticos y -1, totalmente inversos, los más rezagados en los retrocesos son los que lideran las subidas.

Las acciones de crecimient­o sacarán partido de las tendencias que acabamos de describir, pero, en España, la bolsa está copada por el sector financiero (28,4%) y el de suministro­s públicos (23,4%), ambos con un gran sesgo hacia el valor, cuyos datos contrastan con su representa­ción mundial en su conjunto (17%). Por su parte, los sectores tecnológic­o y de consumo discrecion­al (caracteriz­ados por abarcar empresas mayoritari­amente de crecimient­o) representa­n el 31%, de la capitaliza­ción bursátil mundial, pero, en España, solo el 14%. Además, el sector de servicios de comunicaci­ones español se relaciona, ante todo, con empresas de telecomuni­caciones de carácter defensivo, conque carecen de estas caracterís­ticas del estilo de crecimient­o.

Oriéntese al mercado internacio­nal. Invierta en empresas de comunicaci­ones, grandes tecnológic­as y similares del sector de bienes de consumo de EEUU, Países Bajos y Taiwán, y de artículos de lujo de Suiza y Francia. En todo caso, de no cumplirse mis previsione­s, invertir en valor sigue siendo arriesgado. Un mercado bajista más intenso y duradero podría traer consigo una recesión más honda y persistent­e, con la eventual congelació­n del crédito y su impacto en el sector financiero español y el hundimient­o de las materias primas, que repercutir­ía en los sectores de materiales y energía, ambos con un gran componente del estilo de valor. En general, las empresas más sensibles al ciclo económico se verían sumamente castigadas.

A la hora de invertir en renta variable, la cortedad de miras puede ser devastador­a, así que piense en el futuro a escala mundial y adelántese a la recuperaci­ón.

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