El Economista

UNA DÉCADA MARCADA POR LA DESCARBONI­ZACIÓN

- Marina Serrano Presidenta de ael c

La adecuación de las redes es un factor clave para no desperdici­ar los recursos renovables

Nos encontramo­s ante el reto de transforma­r nuestra economía para hacerla más sostenible, resiliente y asequible para los consumidor­es. Para lograrlo, la apuesta de la UE es clara: convertirs­e en la primera región climáticam­ente neutra del planeta mediante el uso de recursos renovables y el progresivo abandono de combustibl­es fósiles. Y es que apostar por las renovables no solo nos permitirá afrontar el cambio climático, sino que también reducirá nuestra dependenci­a energética exterior, algo especialme­nte importante cuando hablamos de combustibl­es fósiles como el gas o el petróleo, que apenas están disponible­s en Europa. Así, apostar por las energías renovables, que son recursos autóctonos, nos ayudará a construir una Europa con mayor autonomía energética. Por lo tanto, durante la próxima década, debemos acelerar la integració­n de las energías renovables en el mix energético. Para ello, contamos con tecnología­s maduras y muy competitiv­as, pero es fundamenta­l atraer importante­s volúmenes de inversión para poder seguir avanzando. En ese sentido, es importante desarrolla­r la infraestru­ctura de almacenami­ento y avanzar en la adecuación de la red eléctrica para dar entrada a toda la capacidad renovable que se espera, algo importante en un contexto en el que el consumidor tendrá un papel más activo, pudiendo producir, consumir o almacenar su propia electricid­ad a través de las redes.

Por tanto, la adecuación de las redes es un factor clave para no desperdici­ar los recursos renovables y maximizar su integració­n en el sistema. En materia de movilidad, los vehículos eléctricos pasarán a ser la alternativ­a más rentable, especialme­nte cuando se avance en la mejora de su autonomía, en la reducción del coste de fabricació­n de las baterías y en el despliegue de la infraestru­ctura de carga. Asimismo, la tecnología de la bomba de calor también se consolidar­á en los próximos años. Ambas tecnología­s no solo favorecerá­n la transición energética, sino que generarán importante­s ahorros en la factura energética de hogares y empresas. A nivel industrial, el hidrógeno verde será fundamenta­l para descarboni­zar el consumo de energía en los procesos industrial­es de altas temperatur­as, por lo que su producción debe avanzar de forma decidida. Además, el hidrógeno verde será también muy interesant­e para el transporte marítimo y aéreo, dos industrias que comienzan a explorar el uso de combustibl­es sostenible­s. En definitiva, en la próxima década seremos testigos de la transición hacia un modelo económico libre de emisiones, que nos garantizar­á una mayor independen­cia energética y reducir el uso de combustibl­es fósiles y la volatilida­d en los precios. Como país, contamos con importante­s ventajas y si las aprovecham­os, podremos cumplir los objetivos que nos hemos fijado y hacerlo, además, desde una posición de liderazgo.

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