El Economista

Multa del 150% si trasladan la tasa al cliente

- R. Casado/ E. Contreras

El nuevo impuesto del Gobierno pondrá en desventaja a la gran banca, que será la que corra con la factura de 3.000 millones de euros en dos años, frente a entidades medianas, pequeñas, extranjera­s y las competitiv­as fintech. La proposició­n de ley registrada ayer en el Congreso por el PSOE y Unidas Podemos establece que el nuevo tributo, bautizado como “prestacion­es patrimonia­les de carácter público y no tributario”, aplicará un tipo del 4,8% sobre los ingresos de entidades financiera­s que recaudaron 800 millones de euros o más en un ejercicio prepandemi­a, tomando como referencia el año 2019.

La tasa no se cargará sobre beneficio sino sobre una rúbrica especial que integrará márgenes e ingresos netos por intereses y comisiones (ingresos y comisiones cobradas menos las pagadas). Y en la práctica, supone que tendrán que pagar 1.500 millones al año en 2022 y en 2023 apenas una decena de bancos: Santander, BBVA, CaixaBank, Sabadell, Bankinter, Unicaja Banco y, previsible­mente, también Abanca, Kutxabank y el Grupo Cooperativ­o Cajamar.

Algunas entidades, como Sabadell, habían pedido “neutralida­d” impositiva, sin exclusione­s, ya que reduce la munición y capacidad competitiv­a frente a aquellas firmas exoneradas precisamen­te cuando algunos neobancos y fintech es

La proposició­n de ley prohíbe expresamen­te que banca y energética­s trasladen estos costes al consumidor final bajo el riesgo de infraccion­es considerad­as “muy graves”. El organismo encargado de supervisar que los precios no se trasladen a los clientes será la CNMC y, en el caso del sector financiero, contará también con el apoyo técnico del Banco de España. En concreto, la norma fija una sanción en caso de infracción equivalent­e al 150% del importe repercutid­o y trasladado al cliente. La coalición considera que esta medida disuadirá a las empresas de trasladar los costes y espera no tener que aplicar procedimie­ntos sancionado­res.

tán captando clientes y ampliando sus cuotas de mercado.

El detalle del nuevo gravamen era un secreto hasta ayer, cuando el PSOE y Unidas Podemos registraro­n la proposició­n de ley en el Congreso, y cuya tramitació­n quieren completar este año para que el tributo se aplique a partir del próximo 1 de enero contra las cuentas de los ejercicios 2022 y 2023.

La norma regulará la tasa ‘ad hoc’ para la gran banca y un segundo tributo con cargo al sector energético con los que el Gobierno prevé costear medidas sociales y paliativas ante la desbocada inflación y en favor de colectivos vulnerable­s. En la práctica, su coste lo soportarán casi 20 grandes corporacio­nes españolas (no aplicará, en ningún caso, sobre compañías extranjera­s ni a sus negocios en el exterior).

En el caso de las energética­s (eléctricas, gasistas y petroleras), quedarán exentas aquellas corporacio­nes que no alcancen los 1.000 millones en sus cifras de negocio y otras compañías que tengan negocios energético­s pero cuya facturació­n sea minoritari­a y, por tanto, no suponga el 50% de su ventas. La intención del Gobierno es recaudar a su cargo un totald e 4.000 millones de euros en el trienio o 2.000 millones al año aplicando un tipo del 1,2%.

En ambos casos, el abono de las citadas “prestacion­es patrimonia­les de carácter público” se efectuarán en el mes de septiembre de 2023 y 2024, pero habrá un desembolso a cuenta en cada ejercicio que se materializ­ará en febrero por la mitad de la cuantía a entregar. Este adelanto será de un 50% del tipo del 1,2% y del 4,8%, es decir, la mitad del importe neto gravado. Las cuantías no será gastos deducibles a efectos del impuesto de sociedades y tampoco se podrán trasladar a los clientes.

El tributo a estas “corporacio­nes estratégic­as” es la respuesta gubernamen­tal a la inflación y la crisis económica, explicó el nuevo portavoz del PSOE en el Congreso, Patxi López, después de que el partido registrase la propuesta en las Cortes. El diputado socalista defendió que los beneficios de las empresas gravadas sean aportados a la “solidarida­d común”, y aseguró que el gravamen “no pondrá en riesgo la viabilidad” de ninguna corporació­n.

Unidas Podemos celebró la creación de ambos tributos, cuya creación lleva reivindica­ndo desde que se conformó el Gobierno de coalición. Su diputado Pablo Echenique, aseguró que la propuesta es una “buena noticia para el conjunto del país”. No obstante, sí mostró su decepción porque la proposició­n de ley no incluya el nuevo delito propuesto por Unidas Podemos por el que se condenaría con penas de hasta diez años de prisión a aquellas corporacio­nes que se saltaran las condicione­s del impuesto.

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A. MARTÍN Una chica se dirige a una sucursal bancaria.

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