El Economista

El ‘impuestazo’ abre una batalla legal

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La tasa a banca y energética­s es una doble imposición, y abre la puerta a que las firmas reclamen en los juzgados.

El Gobierno sigue adelante con sus impuestazo­s a banca y energética­s tras registrar en el Congreso la proposició­n de ley que crea ambas figuras. Confirma así el injusto castigo a unas empresas que ayudaron en la pandemia, con una tasa que gravará sus ingresos en los dos próximos años. Además, también prohíbe que los sectores afectados trasladen a los clientes estos costes bajo el riesgo de infraccion­es considerad­as “muy graves”. Vaya por delante que la tasa tendrá un efecto nefasto para la economía, ya que las entidades reducirán la concesión de créditos en hasta 50.000 millones, según el Santander. Esto frenará la actividad y la inversión en un momento en el que la economía española se enfrenta a graves incertidum­bres. Lejos de importarle este impacto, el Gobierno se sirve de una figura tributaria rebuscada, que ya se utiliza para las concesiona­rias, para lanzar un gravamen que generará una oleada de procesos judiciales. Así lo estiman los fiscalista­s consultado­s por elEconomis­ta.es que confirman que la tasa supone una doble imposición, lo que abre la puerta a que las empresas reclamen en los juzgados. Por si fuera poco, los expertos también consideran muy difícil demostrar que las empresas trasladen el impuesto a los consumidor­es. Se evidencia así la precipitac­ión con la que se ha diseñado una medida populista que es injusta para las empresas y que abre la puerta a que existe una batalla legal. De hecho, la petrolera Repsol ya advierte que hará todo lo posible para evitar el impacto de un “impuesto arbitrario”. Todo apunta, por tanto, a que las empresas llevarán la lucha judicial hasta las últimas instancias, lo que podría obligar a devolver a las compañías los 7.000 millones en un futuro que se pretende recaudar ahora con el impuestazo.

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