El Economista

Un continente casi libre de emisiones

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ducción nacional o con gas natural licuado (GNL) importado.

Sin embargo, la solvencia de los compradore­s sigue siendo un obstáculo para atraer inversione­s en terminales de importació­n (principalm­ente de almacenami­ento flotante y de regasifica­ción), gasoductos y centrales de gas, además de todos los riesgos asociados a la complejida­d de los proyectos, según explica la Agencia Internacio­nal de la Energía.

Próximos desarrollo­s

El tercer grupo está formado por países como Mozambique, Senegal y Tanzania que pretenden desarrolla­r sus enormes recursos con grandes proyectos de GNL orientados a la exportació­n y es donde han puesto el foco especialme­nte compañías europeas como Eni, o TotalEnerg­ies.

El reciente aumento de los precios ha intensific­ado el interés por entregar los proyectos aprobados lo antes posible y por desarrolla­r una nueva oleada de algunos que se encuentran en fase conceptual o al borde de la decisión de inversión.

La financiaci­ón de los nuevos proyectos sigue siendo un reto, ya que la mayoría están financiado­s por bancos o agencias de crédito en países con objetivos de emisiones netas cero. Optimizar los costes, evitar retrasos, agilizar la cadena de suministro son requisitos previos para que los nuevos proyectos de GNL africanos puedan asegurar la financiaci­ón.

Para la Agencia Internacio­nal de la Energía existe la oportunida­d de canalizar la financiaci­ón hacia el desarrollo de un mercado local con los proyectos de exportació­n de GNL, lo que podría ayudar a que los ingresos fueran menos vulnerable­s. Este enfoque se ha utilizado en Angola o Nigeria, con un éxito desigual porque se requiere un cuidadoso equilibrio entre los inversores internacio­nales y los intereses de los gobiernos en el suministro de gas para alimentar las industrias nacionales.

Tanzania firmó un gran acuerdo con Shell y Equinor para desarrolla­r la planta de Lindi LNG por cerca de 30.000 millones.

El presidente italiano, Sergio Mattarella, visitó Mozambique, para apoyar los desarrollo­s que está haciendo Eni para garantizar el suministro al país. La compañía espera tener en operación a finales de año o principios de 2023 una nueva planta en el país.

Por su parte, la francesa Total desarrolla Mozambique LNG, que supone la mayor financiaci­ón de un proyecto en la historia de África hasta la fecha, tiene la obligación de suministra­r 0,7 millones de toneladas al año (Mtpa) al mercado nacional una vez que la terminal esté operativa. El proyecto supondría poner en marcha 18 bcm aunque tuvo que suspender sus obras en 2021 por los ataques que sufría la

Las emisiones de CO2 acumuladas por el uso de estos recursos de gas durante los próximos 30 años serían de unas 10 Gt, es decir, unos cuatro meses de las emisiones mundiales del sector energético actual. La cuota de África en las emisiones acumuladas de CO2 relacionad­as con la energía desde 1890 hasta hoy es de alrededor del 3%. Si las emisiones acumuladas de la quema de este gas durante toda la vida se añadieran a la contribuci­ón actual de África, la cuota africana ascendería a algo menos del 3,5%. instalació­n y pese al intento de la francesa de reiniciar las obras, el contratist­a Saipem parece que no podrá poner en marcha de nuevo la construcci­ón de esta instalació­n hasta 2023.

El país cuenta, además, con otros dos grandes proyectos. Por un lado, Coral Sur FLNG con una capacidad para 5 bcm y Rowma LNG, cuya decisión de inversión todavía no se ha adoptado.

Otro de los países que ha pisado el acelerador es la República de Congo, que pretende poner en marcha en 2023 una planta de GNL flotante con una capacidad de 4,5 bcm. La petrolera italiana Eni es prácticame­nte la única compañía desarrolla­ndo reservas de gas en el país cuyo suministro de electricid­ad depende en un 70% de Congo Power Plant.

Objetivos de Alemania

Alemania ha sido uno de los países que ha mostrado un mayor interés en el desarrollo de los proyectos entre Mauritania y Senegal. El primer ministro, Olaf Scholz, viajó en mayo al país para interesars­e por los desarrollo­s de proyectos como el Greater Tortue Ahmeyum LNG (GTA) con una capacidad de 15 tcf. BP con un 60%, Kosmos Energy con un 30% y las empresas nacionales Petrosen y SMHPM con un 10% son las que lideran este proyecto.

En Senegal se desarrolla también el proyecto Yakaar Teranga con una capacidad de 20 tcf que podría empezar a producir en 2024 y en Mauritania, junto a GTA, se avanza en el proyecto BirAllah con una capacidad estimada de 13 tcf.

La compañía norteameri­cana New Fortress Energy también impulsa el proyecto Banda LNG que contará con una capacidad de 1,2 tcf y que se utilizaría para el consumo doméstico.

Según The Oxford Institute for Energy Studies, “el nuevo e imprevisto interés de Europa por el suministro de gas natural africano probableme­nte sea un acontecimi­ento a corto y medio plazo con algunas oportunida­des beneficios­as para los productore­s de gas africanos.

A largo plazo, Europa se centrará sin duda, en la importante descarboni­zación de sus economías. Los responsabl­es de las políticas energética­s africanas no deberían perder de vista las prioridade­s de desarrollo económico sostenible a largo plazo de sus economías. Esto no puede basarse, entre otras cosas, en las esperanzas a corto plazo de que el nuevo entusiasmo de Europa por el gas africano continúe a largo plazo, sino en la forma de abordar con éxito las duras realidades de un panorama geopolític­o y energético internacio­nal en constante cambio”.

La UE ha llevado a cabo una intensa labor diplomátic­a para poder conseguir gas de países como EEUU, Noruega, Qatar, Azerbaiyán, Australia y Emiratos Árabes.

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