Buscar movimientos menos bruscos que el mercado es una opción válida para afrontar un mes en el que cae el volumen y aumentan los sustos en bolsa.
Este lunes comienza agosto, el mes en el que todos piensan cuando hablan de vacaciones. Hoteles llenos, playas atestadas, colas en los chiringuitos..., y, en consecuencia, los parqués de las bolsas más vacíos de actividad. Sin embargo, no por ello los inversores deben olvidarse de operar ya que históricamente los meses de agosto, al reducirse mucho el volumen de negociación, la volatilidad se incrementa y puede haber sustos importantes mientras se tienen los pies a remojo.
Además, este año el mes estival por excelencia llega en un momento más que delicado para el mercado, después de que el Banco Central Europeo haya subido en 50 puntos los tipos de interés y de que la Fed lo haya hecho en 75 enteros. Los organismos monetarios han tenido que salir al paso de la altísima inflación que está arrollando la economía, que fue provocada en un primer momento por los cuellos de botella y la sobredemanda embalsada después del coronavirus, pero que después se ha trasladado a través de los precios de las materias primas y la energía, que ha supuesto una transversalidad total en el alza de precios.
Desde Capital Group explican que “estamos asistiendo a un cambio en la actuación a la que nos tiene acostumbrados la Fed porque la inflación es demasiado elevada, por lo que los inversores deben estar preparados para un aumento de la volatilidad mientras estos organismos tratan de reducir la inflación sin llevar la economía mundial a la recesión, cosa que a lo mejor no es posible”, añaden. “En los tres ciclos anteriores de subidas de tipos, el tiempo medio que transcurrió entre la primera subida y el inicio de una recesión fue de 28 meses”, concluyen. “En este contexto sí tiene sentido estar posicionado en valores de baja volatilidad, empresas de calidad con negocios y márgenes sólidos y políticas de dividendo atractivas y sostenibles, que previsiblemente seguirán teniendo un buen comportamiento relativo”, expone Natalia Aguirre, directora de análisis de Renta 4. Para Susana Felpeto, de atl Capital, “más que posicionarse ahora lo que hay que hacer es aprovechar esa volatilidad para entrar en valores que cumplan dos condiciones: un balance robusto para resistir la subida de tipos y la posición en el sector para poder traspasar el aumento de costes a sus clientes como por ejemplo Acerinox o Gestamp”. “En Europa nos estamos fijando en el sector del lujo, de la salud y el del consumo básico”, concluye.
Así pues, para el inversor que quiera pasar algo más tranquilo las próximas semanas, una opción es sobreponderar valores y fondos que tengan una baja volatilidad. En cuanto a las compañías que pueden ser elegibles para este propósito, las firmas españolas que presentan una menor beta (cuando el índice sube, sube menos y viceversa) en los últimos cinco años son: PharmaMar, Ebro Foods, Viscofan, Grifols y Cellnex.
La firma con una menor beta es Ebro Foods, la cual según los datos que recoge FactSet solo presenta un 2% de correlación con el Ibex 35 (aunque no cotiza en el mismo, sirve de referencia en la bolsa española). La compañía alimentaria, propietaria de marcas de arroz y pasta, entre otros productos, siempre ha sido una compañía conocida por la alta visibilidad de su negocio, dividendos altos y estables y por dar pocos sustos en el parqué. Este año apenas cae un 2%. Pese a la inflación, su demanda no se ha visto mermada y en el primer semestre del año han incrementado las ventas y el ebitda.
La siguiente es Viscofan, la cual quizás ha sido siempre la más conocida por su naturaleza defensiva. Y su caso es paradigmático porque en los últimos años siempre había recibido una recomendación de venta por parte del consenso de analistas. Sin embargo, la enorme fortaleza mostrada en un contexto de alta incertidumbre como el actual ha ido sumando apoyos entre las firmas de inversión, que la han aupado hasta el mejor consejo de la bolsa española. De hecho, la última vez que su acción merecía un cartel de compra fue en 2011. ¿Y qué es lo que ha hecho cambiar a los analistas? En los últimos años los beneficios de la compañía no han dejado de crecer, mejorando márgenes y dividendo. Hasta este año tampoco habían dado tregua sus acciones, que llegaron a tener pérdidas de doble dígito. Sin embargo, ya han cumplido la remontada prometida y se han vuelto a poner en positivo en el año. Asimismo, todavía cuentan con un potencial de más del 17% hasta su precio objetivo.
En el caso de Grifols, está pasando por un año difícil y no termina de recuperarse de la fuerte caída de la actividad provocada por las restricciones procedentes de la pandemia. Como las otras, en los últimos cinco años también ha presentado una correlación baja (0,16) con respecto al Ibex. La catalana cede un 3% este año pero acumula ya varios meses más a la baja. Por contra, ofrece uno de los mayores potenciales al alza del selectivo, con más de un 37%. Su valoración también también ha ido a la baja en los últimos 12 meses. Desde Citi son optimistas y apuntan que “ha alcanzado la autosuficiencia en plasma, está bien posicionada en China y está agudizando sus esfuerzos en innovación; teniendo en cuenta el actual contexto macroeconómico y los temores de recesión, Grifols ofrece a los inversores un crecimiento acelerado de los ingresos y unas oportunidades importantes de expansión de márgenes y ventas”.
Cellnex, por su parte, también está pasando un año complicado, con pérdidas que alcanzan el 16% después de varios años acumulando ganancias y creciendo por la vía