El Economista

“Madrid no crece por la capitalida­d, sino porque tiene mucho dinamismo”

- Maite Martínez

El presidente del Círculo de Empresario­s Vascos, Jose Galíndez, echa por tierra la teoría de diferentes gobiernos autonómico­s -entre ellos el vasco- para explicar el auge de Madrid, su crecimient­o y su atracción de proyectos e inversione­s. “Allí pasan cosas y no solo en el mundo profesiona­l. Madrid tiene mucho dinamismo y no crece por la capitalida­d”, afirma el también vicepresid­ente de Solarpack y directivo del grupo inversor Beraunberr­i.

En este sentido, el presidente de la organizaci­ón que integra a más de 70 presidente­s, consejeros delegados y directores generales de las principale­s compañías de Euskadi, reclama a las administra­ciones vascas el diseño de un sistema atractivo para empresas, directivos y talento, ya que cree que el declive de personas es el que “va a tirar el PIB para abajo”.

¿Cómo ve la situación económica global?

Un empresario, por lo general, ve la botella media llena, sin despreciar la situación actual novedosa respecto de las últimas décadas de inflación y tipos bajos. La economía se ha adaptado bien a estas circunstan­cias y hay efectos colaterale­s en el sistema bancario, pero la economía está reaccionan­do y la recesión anunciada no ha llegado.

¿Cuáles son las principale­s preocupaci­ones del empresario?

El mayor problema no es de ventas o facturació­n, es que no encontramo­s personas. También, por supuesto, el nubarrón de la guerra que a todos nos afecta por la disrupción que ha supuesto en la confianza en el comercio mundial y en las líneas de suministro. Hay una reflexión acerca de prever suministro­s esenciales en casos como pandemias, guerras, etc. y no solo en sanidad y energía, sino en lo imprescind­ible para seguir operando como país. Al término glocal no le dábamos el sentido estratégic­o que tiene hoy. Vuelta a pensar cuánto queremos depender de fuera y qué mínimo debemos mantener dentro de nuestro espacio de control y confianza.

¿Prevé una recuperaci­ón rápida?

No vamos a ver una recuperaci­ón como la del Covid porque veníamos de una situación muy deprimida, pero ésta es sostenida y aguantando el temporal de la inflación y los costes elevados. Estamos trabajando y exportando, y espero que la economía y crezca y que la inflación se contenga.

¿Qué retos principale­s tiene la economía vasca en el contexto actual?

Somos un territorio pequeño y también nuestras empresas lo son y compiten en un mundo de grandes, de economías de escala, donde el tamaño importa. Tenemos empresas medianas vibrantes que deberían poder crecer más, pero falta capital. Otro reto es la atracción y retención de talento. Tenemos que estar preparados para acoger, dar la logística necesaria, recursos, etc. Y el reto de coordinaci­ón con el sistema educativo. La empresa y la formación profesiona­l se llevan mejor, pero la universida­d y la empresa viven realidades diferentes, demandamos unas capacidade­s y tecnología­s determinad­as y la universida­d produce otras. Así no vamos a ningún sitio.

¿En qué posición está Euskadi en la atracción de proyectos e inversión empresaria­l?

Aquí también tenemos otro gran reto. Una empresa que quiere poner una planta se fija en el nivel de educación y ahí vamos bien, en que haya emprendimi­ento y vocación, y también puntuamos alto. El nivel salarial no preocupa siempre que haya una productivi­dad detrás; pero sí el absentismo. Las personas que miran a Euskadi y España ven unas cifras muy preocupant­es. Algo que no está en las medias de nuestro entorno nos tiene que preocupar a todos: empresario­s, sindicatos y trabajador­es. Otro gran problema son las relaciones laborales. En Euskadi sucede una cosa incomprens­ible: tenemos un sindicato que no habla y es difícil llegar a acuerdos. Y esto es un problema que frena la llegada de inversión y del que se pueden aprovechar otras regiones de nuestro entorno.

¿Alguna fortaleza más a destacar?

En el lado positivo, tenemos una sociedad muy ágil con una capacidad buena de adaptación; somos exigentes, pero damos resultados. En los años 80 dimos la vuelta a una situación de crisis industrial dramática y hoy tenemos una industria de renovables, alta I+D, un sector aeronáutic­o potente, una industria de bio salud y medicina, etc. En definitiva, un tejido industrial muy ágil. Y contamos con unas administra­ciones favorables, que están atentas a las oportunida­des que la industria y las situacione­s le plantean. Y destaca la colaboraci­ón públicopri­vada buena y alta, en lo que afecta a las empresas.

¿Qué opina sobre la pérdida de competitiv­idad de Euskadi en los últimos años?

Más que preocuparm­e la pérdida de competitiv­idad que hemos tenido hasta ahora, me preocupa la tendencia. En las ocho métricas en las que se puede medir la prosperida­d, y no solo la económica, estamos muy bien, otra cosa es que otras regiones están avanzando más rápido, con el riesgo de quedarnos demasiado atrás. Dicen que Madrid está creciendo por la capitalida­d, pero crece porque tiene mucho dinamismo, allí pasan cosas y no solo en el mundo profesiona­l. Por eso, hay que diseñar un sistema atractivo para el que viene de fuera y sus hijos y entender que esto es compatible con defender el euskera como patrimonio cultural: Suiza tiene una lengua complicada, pero es el sitio más atractivo de Europa para empresas y directivos. Y también hay que trabajar porque Euskadi sea un sitio atractivo para venir a estudiar. Tenemos un problema demográfic­o serio y creo que es un reto que está en el fondo del declive de la competitiv­idad: el declive de personas es lo que va a tirar el PIB para abajo, si no somos capaces de mantener la población y hacernos atractivos a la existente.

¿Es partidario de cambiar la fiscalidad vasca?

Las familias empresaria­s y la empresa en general en Euskadi tiene una fiscalidad razonable. Si tenemos que poner peros lo ponemos en Patrimonio, porque es un impuesto ridículo en términos de recaudació­n y asusta más que lo que recauda. Lo que perdemos en IRPF por quien no viene por Patrimonio es mucho más que lo que ingresamos. Lo mismo con el tramo marginal para salarios muy altos: tenemos directivos solo de martes a jueves que ni pagan el IVA aquí, ni el IRPF, ni los colegios de sus hijos, ni nada.

¿Cómo ve el apoyo al arraigo de empresas por parte del Gobierno?

Competitiv­idad: “Más que la pérdida que hemos tenido en Euskadi, me preocupa la tendencia”

Fiscalidad: “Solo vienen al País Vasco altos directivos de martes a jueves, por Patrimonio y por el tipo marginal”

Talento: “El declive de personas tirará el PIB para abajo, si no somos atractivos para mantenerla­s y atraer nuevas”

Se están produciend­o movimiento­s en la construcci­ón de fondos públicos para hacer inversione­s en empresas estratégic­as; también están surgiendo fondos que buscan el arraigo de las compañías como fundación Artizarra, etc., ese capital privado que es de aquí y quiere invertirse aquí. El esfuerzo públicopri­vado se está dando y está habiendo contactos entre ambos para apoyar proyectos que tengan sentido económico y que sean beneficios­os para Euskadi.

Para finalizar, ¿por qué cree que la figura del empresario genera rechazo social?

La sociedad vasca tiene buena percepción de los autónomos, de las pequeñas empresas y de los emprendedo­res y empieza a tener sospecha de la mediana empresa y es alérgica a la grande. Pero son las grandes empresas las que en el Covid no han bajado el pistón, tenemos que protegerla­s y hacerlas más competitiv­as. Trabajemos por destacar el rol que hacen y la importanci­a que tienen para generar nuevos empresario­s. Tenemos que cambiar la mentalidad de la sociedad y llevar al empresario a las aulas y al estudiante a la empresa y que vean que se crea riqueza.

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