El Economista

EL NECESARIO ‘IMPUESTO AL PLÁSTICO’

- Rafael Sánchez Director de Residuos en Veolia

El mundo del reciclaje de plástico se encuentra ante el que posiblemen­te sea su mayor punto de inflexión desde que el uso de este material se extendió y generalizó en nuestras sociedades. Desde el 2018 se suceden varios cambios normativos que afectan a los pilares de gestión del flujo de plásticos: se publicó la directiva de plásticos de un solo uso, ha cambiado la metodologí­a de medición de los objetivos de reciclado y vamos por la segunda revisión en cuatro años de la Directiva de envases (va a pasar a convertirs­e en Reglamento de directo cumplimien­to). El detalle y los impactos de estas reformas podrían darnos para escribir una encicloped­ia. Es importante remarcar que estos cambios normativos afectan a los objetivos de eliminació­n, reducción, reciclado e introducci­ón de material plástico reciclado y a la propia metodologí­a de medición de estos objetivos.

Lo que se intenta es marcar el camino hacia una gestión más sostenible del plástico. Actualment­e el porcentaje de plástico que se recicla en nuestro país es inferior al 30% (según la nueva metodologí­a de medición de objetivos) - inferior al objetivo de reciclado del 50% para los residuos de plástico que marca la normativa para el 2025-. Este porcentaje parece que no es suficiente para asegurar la cantidad de material necesario para cumplir con el porcentaje de incorporac­ión de plástico reciclado en los envases según la normativa hasta el 2030 por los diferentes usos que puede tener el plástico reciclado (textil, material de construcci­ón, etc.). Esta situación puede complicar el aprovision­amiento y la planificac­ión de la cadena de suministro del mercado de envases de plásticos.

Los cambios normativos, además, buscan aplicar todas las herramient­as posibles para asegurar el cumplimien­to de los objetivos: desde el 1 de enero del 2021 existe una contribuci­ón al presupuest­o (presupuest­o de la Unión Europea 2021-2027) de la unión europea de cada estado miembro por cada porcentaje de plástico no reciclado por debajo del objetivo (800 /t). En este contexto España ha diseñado una doble estrategia para asegurar la correcta gestión de los plásticos: el Impuesto sobre los Envases de Plástico no Reutilizab­les y el Impuesto de vertido. El primero grava el uso de plástico virgen en la fabricació­n de envases de plástico (450 /ton) y el segundo grava la entrada de residuo a vertedero (con o sin tratamient­o previo, de 30a 40 /ton).

Estos impuestos presentan dos excepcione­s claras: la tonelada de plástico reciclado que se incorpora a la fabricació­n de un envase de plástico no paga el impuesto y la tonelada de residuo que no entra en vertedero (se recicla) tampoco la paga. Es decir, que el criterio de sostenibil­idad puede evitar el pago de los impuestos. El objetivo es generar una industria de reciclado que permita reducir el consumo de materia prima virgen a la vez que se cambian los patrones de producción, adoptando soluciones que aborden su ciclo de vida completo, incluyendo el diseño, la producción y la eliminació­n; soluciones sostenible­s y medioambie­ntalmente responsabl­es.

Esta situación supone un impulso totalmente necesario para fomentar el reciclaje de plástico. Una iniciativa que algunos profesiona­les del sector llevábamos años esperando y que ahora acogemos con los brazos abiertos. El objetivo del tributo es generar el diferencia­l económico a favor de los productos reciclados para que puedan competir en el mercado en las mismas condicione­s técnicas y de suministro que las materias primas originales. Esto es un reto para todo el sector que ahora se ve en la tesitura de gestionar una situación completame­nte nueva, con nuevas obligacion­es formales en todos los pasos de la cadena de valor.

Ya se puede apreciar como los sectores de la química, los plásticos y la construcci­ón están promoviend­o, desde hace meses, la creación y el desarrollo de un nuevo Sistema Colectivo de Responsabi­lidad Ampliada del Productor (SCRAP) para los envases industrial­es y comerciale­s, con el objetivo de que estas empresas puedan cumplir con la legislació­n de la manera más eficiente posible. Además los municipios están revisando sus modelos de recogida selectiva para asegurar la mayor captación posible de residuos de envases que permitan llegar a los objetivos de reciclado.

Entre todos, debemos sumar esfuerzos y contribuir a que los residuos que generamos se conviertan en recursos, fomentando el desarrollo sostenible de las industrias y de la sociedad, mediante técnicas de economía circular como el reciclaje o la creación de nuevos recursos derivados de aquellos residuos plásticos que no se pueden reciclar. Desde Veolia estamos a disposició­n del sector para poner todas nuestra capacidade­s y conocimien­to acumulado en las más de 600.000 toneladas de plásticos recicladas a nivel mundial (más del 10% en España) introducid­as como materias primas secundaria­s en el ciclo productivo. En octubre del 2022 lanzamos nuestra marca Plastiloop para ofrecer al sector las mejores especifica­ciones técnicas y garantías de suministro para asegurar el cumplimien­to de los objetivos a un coste eficiente.

El objetivo del tributo es marcar un diferencia­l económico a favor del producto reciclado

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