LA REHABILITACIÓN, PALANCA PARA EL EMPLEO
Hace justo tres años, la pandemia de Covid19 alteró radicalmente nuestras vidas. Con el objetivo de mitigar posibles contagios, durante tres meses, vivimos una situación inédita de confinamiento que, de la noche a la mañana, convirtió nuestras viviendas en espacios para todo: además de hogar, lugares de “ocio” y de trabajo. De esta forma tan abrupta, constatamos la importancia que tiene la calidad de los lugares que habitamos en nuestra salud física y mental, individual y colectiva. Y, en consecuencia, fuimos más conscientes que nunca de la necesidad de transformar nuestras viviendas para adaptarlas a nuevos requerimientos y a otros que, sin embargo, ya teníamos pendientes antes de la pandemia, como la mejora de la accesibilidad y de la eficiencia energética para hacer frente a los retos sociales y climáticos.
A diferencia de otros países de nuestro entorno, como Francia o Alemania, donde el parque de edificios se rehabilita a un ritmo del 1,5%-2% anual, la cultura de la conservación y el mantenimiento de viviendas ha sido escasa en España, lo que ha provocado que, en estos momentos, tengamos uno de los parques construidos más envejecidos de Europa, con unos 10 millones de viviendas susceptibles de ser rehabilitadas. En los últimos años, las expectativas que han generado los fondos europeos Next Generation han revelado un cambio de tendencia.
De acuerdo con las estadísticas de visado de los Colegios de Arquitectos, en 2022 se visaron en nuestro país 34.525 viviendas para gran rehabilitación. Esto supone un incremento del 13,5% respecto a 2021 y del 35,1% en relación con el año anterior a la pandemia, con 8.971 viviendas visadas más que entonces. Sin embargo, si queremos alcanzar los objetivos climáticos a los que nos hemos comprometido con la Unión Europea para 2030 y 2050, hemos de ser más ambiciosos y multiplicar esta cifra de forma exponencial hasta llegar a las 300.000 viviendas al año.
La “ola de renovación” de edificios que promueve el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia con cargo a las ayudas europeas contempla 510.000 intervenciones de aquí a 2026. Junto con las ventajas fiscales que se han habilitado, los fondos constituyen un estímulo imprescindible y una oportunidad histórica para impulsar la transformación profunda que necesitan nuestros hogares para dar un salto a la modernidad y ser más competitivos con un parque residencial más sostenible, accesible, funcional y adecuado a las necesidades de las personas. Pero la cantidad de viviendas sobre las que hay que actuar es tal, que, si queremos que la ola de rehabilitación sea un éxito y sus efectos duraderos, requiere un esfuerzo por parte de todo el sector y, en particular, de las Administraciones Públicas a todos los niveles.
El balance de visado de 2022 también revela que el sector de la rehabilitación creció por los buenos resultados registrados en el primer semestre del año. En el segundo semestre, la superficie visada cayó un 8% respecto a 2021 por los efectos de la inflación, la crisis energética y la incertidumbre económica motivada por un contexto de gran tensión geopolítica. Cualquier obra de construcción requiere movilizar un volumen importante de recursos y el escenario no ayuda. Por eso, resulta imprescindible que las comunidades autónomas activen cuanto antes los programas de ayudas para que los fondos europeos se desplieguen por todo el país. De esta forma, el sector podrá recuperar el pulso y generar empleo de calidad y a largo plazo.
Según la previsión del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, la “ola de renovación” impulsada con los fondos europeos Next Generation contribuirá a generar casi 200.000 empleos, pero el reto climático va más allá del año 2026. Para cumplir con los objetivos europeos y lograr la descarbonización del parque residencial en 2050, hay que acelerar el ritmo de rehabilitación hasta alcanzar las 300.000 unidades al año. Por lo tanto, estamos ante un sector con mucho futuro y, sobre todo, de él depende, en buena medida, que los beneficios de la rehabilitación lleguen a todos los hogares. Por la salud y el bienestar de las personas.
Para contribuir a ello, los Colegios de Arquitectos trabajan, desde 2020, como Red de Oficinas de Apoyo a la Rehabilitación, ofreciendo apoyo a las Administraciones Públicas y a los profesionales, y de acompañamiento a la ciudadanía, desde el convencimiento de que la adaptación de nuestras viviendas a los retos sociales y medioambientales del siglo XXI es una necesidad que no podemos aplazar por más tiempo y que, por este motivo, ha de realizarse con rigor, responsabilidad y profesionalidad tanto en la gestión de las ayudas como en el diseño y ejecución de los proyectos de rehabilitación y regeneración urbana, que han de mejorar la vida de las personas, garantizando un bienestar a largo plazo y una mayor autonomía energética. Es una cuestión de sostenibilidad social, medioambiental y económica.
España cuenta con uno de los parques construidos más envejecidos de toda la Unión Europea