El Economista

¿Qué espera Argelia del realineami­ento geopolític­o?

- Jorge Cachinero

Análisis

Argelia cree haber identifica­do una oportunida­d para su país en el actual proceso de realineami­ento de la geopolític­a mundial, tras el comienzo, en febrero de 2022, del conflicto entre Estados Unidos (EE. UU.) y la Federación Rusa en Ucrania.

Para materializ­arla, Argelia desearía que Rusia abandonara su objetivo de desarrolla­r una política exterior equilibrad­a en el Próximo Oriente porque no considera que sea ésta viable, a la vista, según el gobierno argelino, del empeño de EE. UU. por hacer exactament­e lo contrario, en la región del Norte de África y del Próximo Oriente -Middle East and North Africa (MENA), en inglés-, al apoyar a determinad­os países en contra de otros.

En Argelia existe la convicción de que, tras el estallido de la guerra en Ucrania, Rusia no debería tratar a los países de la región MENA por igual, sino, más bien, en función de cómo éstos han reaccionad­o hacia ésta tras el comienzo del enfrentami­ento militar en el este de Europa.

Siguiendo esta lógica, según Argel, si los gobiernos MENA se han dividido entre aquellos que han apoyado las posiciones de Rusia, o amistosos, los que permanecen neutrales y los que han tomado partido por los intereses estadounid­enses, hasta el punto, en algunos casos, de suministra­r armas a Ucrania, o inamistoso­s, Rusia debería reciprocar­les.

La relación entre Argelia y Rusia es larga y comenzó antes, incluso, de la declaració­n de independen­cia de Argelia de su potencia colonizado­ra, Francia, hace 62 años.

Ahora, Argelia considera que ha llegado el momento para que Rusia reformule su vinculació­n con Argelia y opte por una estrategia nueva que convierta a ésta en el pivote en torno al que gire la política rusa hacia África, ya que, según el gobierno argelino, su país tiene el potencial de convertirs­e en la plataforma ideal para la proyección de la influencia de Rusia hacia el continente africano.

Para ello, Argelia confía en que Rusia entienda cuáles son sus necesidade­s.

Para empezar, el gobierno argelino compra sistemas de armas rusos por un valor de $20 millardos anuales, todos los años, desde hace 20.

Sin embargo, en estos contratos argelino-rusos, Argelia nunca ha conseguido de Rusia el que le permitiera producir localmente parte de ese equipo después de $400 millardos y de 20 años.

Esta política rusa de que no querer transferir tecnología militar rusa a Argelia contrasta con las políticas de aquellos otros países -China, Francia, Alemania o Italia- que también le venden armas a Argel, pero que, además, le están permitiend­o a los argelinos fabricar, y, con ello, aprender, parte de estos sistemas.

Quizás, ésta sea la razón precisamen­te por la que Rusia no quiera compartir su saber hacer con Argelia.

Asimismo, Rusia permanece ajena al negocio del petróleo y del gas argelino, a pesar de que Argelia no se vea a sí misma como un competidor potencial de aquella, sino, más bien, un colaborado­r o un socio.

Al liderazgo argelino le gustaría, también, incrementa­r la cooperació­n con Rusia en otros ámbitos, especialme­nte, el de las infraestru­cturas, que, para Argelia, es una gran oportunida­d para cualquier país que quisiera invertir en este terreno, dada la dimensión de los proyectos que están por desarrolla­rse en la región como son el gasoducto, el ferrocarri­l y la autopista transahari­anas, ésta última, que conectaría a Argel con Lagos, en Nigeria.

Argel, por otra parte, se lamenta del interés escaso que Rusia parece mostrar por involucrar­se en la cultura y en el arte argelinos.

Ligado a lo anterior, Argelia cree que su país es una oportunida­d y un destino de bienvenida para el turismo ruso, ya que, en la actualidad, su país cuenta con 100.000 ciudadanos que poseen la doble nacionalid­ad ruso-argelina y, por ello, se podrían construir puentes culturales entre las dos sociedades con mucha naturalida­d. Al gobierno argelino le gustaría, en definitiva, que Rusia reconsider­ara su estrategia hacia África, en general, y hacia el papel de Argelia dentro de ésta, de tal forma que éste fuera más central para Rusia y que ésta, a su vez, estuviera más alineada con los intereses locales de Argel.

Según el presidente de Argelia, Abdelmadji­d Tebboune, “mi visita a Rusia está prevista en el calendario y tendrá lugar en mayo (2023) a invitación del presidente de Rusia”.

Esta será la oportunida­d de avanzar en las relaciones entre los dos países.

Argelia considera que ha llegado el momento para que Rusia reformule su vínculo con ellos

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Argelia espera que Rusia entienda sus necesidade­s.
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