Andalucía, Extremadura, Asturias y Murcia sufren ya tensión hipotecaria
La devolución de recibos de préstamos aumentó casi un 8% en España en 2022
La empinada escalada del euríbor, combinada con un encarecimiento generalizado de la cesta de la compra, estrangula los presupuestos familiares, que comienzan a dar señales de dificultades para atender la hipoteca. Su margen de maniobra depende de la situación de partida y financiera, pero el grado de tensión también discrimina por regiones: los hogares de Andalucía, Extremadura, Asturias, Murcia y Castilla La Mancha concentran un mayor estrés en el repago de las cuotas de amortización que en Madrid, Cataluña, País Vasco, Baleares, la Comunidad Valenciana, Aragón, La Rioja y Navarra. En una situación intermedia figura, a su vez, Galicia y Castilla y León.
El mapa del estrés hipotecario lo ha dibujado Pepper Advantage, compañía global de inteligencia crediticia especializada en la gestión de riesgos y recuperación de deuda, a raíz del comportamiento de pago en los 4,8 millones de recibos ligados a créditos y préstamos que tramita en toda España. La firma ha detectado que el repudio o rechazo de las facturas sobre cuotas de amortización de hipotecas domiciliadas aumentó un 7,85% en el país durante el segundo semestre de 2022 a medida que el Banco Central Europeo (BCE) subía los tipos, aunque su incidencia no fue lineal sino exponencial dado que lo último que alguien deja de atender es el pago de la vivienda.
En las regiones donde el estrés resulta más alto estima que el rechazo o devolución de las cuotas crecería entre un 8,5% y 10,2% frente al 5,2-7,4% calculado en las autonomías donde encuentra menos tensionamiento. La situación correlaciona con el propio desempeño económico puesto que la vulnerabilidad regional coincide con las autonomías con mayores tasas de paro (Andalucía y Extremadura figuran a la cabeza, con el 17,5%, según estadísticas públicas, seguidas por Murcia, con el 14,5%) y menos ingresos pér cápita (de 18.989 euros en Andalucía y Extremadura, de nuevo liderando esta otra clasificación).
El rechazo de las domiciliaciones bancarias se produce cuando fracasa la orden de débito en la cuenta porque el prestatario carece de fondos o repudia el abono. No es un impago propiamente dicho o morosidad, pero sí una referencia “esencial para medir el estrés actual de un prestatario” y también “un indicador adelantado de un potencial riesgo futuro de incumplimientos
en sus pagos, incluso si el prestatario, y en ese mismo mes, es capaz de realizar el reembolso de la orden inicial de débito”, advierten los autores del estudio.
Esta situación es compatible con el descenso experimentado por la morosidad. Entre enero de 2022 y el pasado enero la tasa ha menguado desde el 4,32% al 3,56%, reputando apenas dos décimas frente a diciembre por un simple efecto estadístico ya que la tasa calcula el peso de la financiación con impagos frente al total financiado y este último stock se ha reducido.
Alertas desde noviembre
Las primeras alertas sobre el riesgo de deterioros futuros llegaron con recibos asociados a tarjetas y es a partir de noviembre cuando las incidencias aparecen en el cobro de hipotecas, justo cuando las revisiones de los préstamos comienzan a repercutir alzas de tipos apreciables. Las hipotecas recogen el euríbor de aproximadamente dos o tres meses previo a la firma del préstamo. Eso hizo que en ese mes de noviembre los préstamos sujetos a actualización viesen incrementado su precio desde un euríbor del -0,498% al 1,249% de agosto o el 2,233% de septiembre. Y desde ahí, el indicador acelera el rally hasta acabar el año en el 3,018% después de que el BCE hubiese elevado los tipos al 3%, periodo que toma de referencia el informe. Hoy rebasa dicho umbral: el precio del dinero de la eurozona se encuentra en el 3,5% y el euríbor apunta hacia el 4%.
El rechazo de las domiciliaciones ha ido desde el otoño pasado de menos a más, con estrecha correlación con las subidas de tipos aunque con un desarrollo “exponencial” por el propio retraso en esa revisión del euríbor en las carteras y porque las familias tensionadas echan mano de todas sus alternativas antes que dejar de pagar la financiación que les da la propiedad a la vivienda. “Hemos visto a lo largo del año pasado, para los préstamos hipotecarios asociados a un tipo de referencia variable, que los prestatarios españoles recurrieron a sus ahorros y a otras formas de crédito no garantizado para cubrir sus cuotas hipotecarias conforme los tipos de interés se incrementaban gradualmente”, desvela el director de Soluciones para Clientes en Pepper Advantage España, Juan Arsuaga.
A medida que el euríbor va a más o se agotan las alternativas el ritmo de estrés también se acelera, aunque el estudio calcula de promedio un aumento mensual del 0,6% en ese indicador de repudios por cada 50 puntos básicos de subida aplicada por el BCE. Su visión es directa porque la compañía está especializada precisamente en diseñar planes de pago a medidas con estrecha comunicación con clientes a los que ofrecen soluciones como condonaciones de deuda, aplazamientos o fraccionamientos para facilitarles la atención de la deuda y evitar los impagos.
“Es más importante que nunca que los inversores financieros, prestamistas y gestores de crédito puedan identificar de manera temprana que prestatarios pueden ser potencialmente problemáticos, y así implementar medidas de gestión que puedan garantizar que no entren en situación de incumplimiento de sus préstamos”, urge Arsuaga.
Triplican las renegociaciones
Los problemas puntuales para atender pagos se convierten en muchas ocasiones en crónicos si el deudor sufre apuros reales y no obtiene alternativas para encarar la factura. La inédita empinada del euríbor ha sacudido precisamente por eso el mercado y las renegociaciones de hipotecas triplicaron en el arranque
Algunos hogares recurren al ahorro e, incluso, a créditos al consumo para sufragar cuotas
del año, con operaciones formalizadas por valor de 595 millones de euros según estadísticas del Banco de España frente a 180 millones en igual periodo de 2022.
Los hipotecados buscan limitar el impacto blidando las cuotas con la conversión del préstamo de tipo variable a fijo o negociando un diferencial inferior en la formulación de su precio. Los préstamos más expuestos al alza del euríbor son los firmados en los últimos cinco años, dado que el indicador se encontraba desde entonces y hasta 2022 en negativo, y han amortizado menos cuantía de capital. En una hipoteca tipo de 150.000 euros contratada con 25 años de plazo y un precio ligado al euríbor con un diferencial del 1% su cuota se encarecerá entre el 8% y un 54% en función de que fuese contratado hace más de 20 años o con el euríbor en negativo. Con esos mismos extremos, la cuota aumentará entre 53 y 289 euros más al mes (de 106 a 578 mensuales si el préstamo ascendiese a 300.000 euros).