Marruecos intenta inundar Europa de textil asiático sin pagar aranceles
Pretende suavizar las condiciones para exportar como si el producto fuera propio
Marruecos y Turquía amenazan con un duro golpe al sector textil. Ambos países están estudiando medidas comerciales que pueden perjudicar gravemente a la industria, especialmente a España. En el caso marroquí, lo que se pretende es suavizar las condiciones para poder vender producto procedente de Asia sin tener que pagar aranceles. Actualmente, y en el marco del Acuerdo Paneuropeo sobre normas de origen, para que Marruecos pueda exportar textil a Europa sin aranceles debe tratarse de un producto originario o que haya sido sometido, al menos, a dos transformaciones. Por ejemplo, en el caso de un tejido crudo que se le estampe un tinte (primera transformación) y luego se confeccione (segunda transformación).
Lo que pretende ahora Rabat es que solo se necesite una transformación, como un pequeño tinte, para validar el proceso de origen. “Esto originaría la posible entrada de productos de terceros países sin coste alguno arancelario, en detrimento de la producción textil europea. Por ejemplo, productos de origen asiático encontrarían otra nueva vía de entrada y podrían de manera muy fácil importarse a coste cero con un simple proceso, por ejemplo, un estampado que por su denominación puede dar lugar a dificultades de interpretación”, asegura José Serna, presidente del Consejo Intertextil español.
En el caso de Turquía, la situación es completamente distinta. Estambul “ha iniciado un nuevo procedimiento de investigación de elusión de antidumping que afecta a exportaciones textiles de productos europeos, entre ellos, a muchos productos españoles, alegando que tienen que comprobar que estos productos no sean originarios de Asia (China, Malasia, Corea del Sur y Tailandia)”, según Serra. El problema, según dice, es que el proceso está generando obstáculos al comercio, “ya que no dan credibilidad a los certificados tradicionales de origen y piden mayor demostración de su procedencia, lo que significa más costos, más tiempos de demora en las aduanas, cuando los productos son europeos y más obstáculos a nuestro comercio y exportaciones”. Es decir, que Turquía no considera acreditado que los productos que se están vendiendo como europeos hayan acreditado suficientemente su origen, sospechando que su origen es asiático, por lo que quiere imponer también un arancel.
Para Ángel Asensio, presidente de la Confederación Moda España,
“estas barreras muestran, entre otras cosas, la influencia de la política en el desarrollo del comercio, los elevados impuestos, un 30% de los beneficios que actúan como barrera para el desarrollo internacional, y la volubilidad comercial”. En su opinión, “la regulación comercial y aduanera también constituyen un motivo de fricción en el comercio, con medidas poco transparentes que pueden suponer incrementos en los precios de importación de productos europeos, haciendo perder cuota de mercado y competitividad al ser superior que el local”.
Turquía abre una batalla comercial y acusa al textil europeo de no acreditar su origen