El Economista

Desmedido castigo fiscal al trabajo

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La cuña fiscal de los salarios es cinco puntos superior a la media de la OCDE, por las cuotas que pagan las empresas

Los trabajador­es españoles pagaron en IRPF y en cotizacion­es a la Seguridad Social el 39,5% del salario bruto en 2022, dos décimas más que el año previo. Un incremento que eleva la cuña fiscal (el porcentaje del sueldo que se va en impuestos y cotizacion­es) de España hasta casi 5 puntos respecto a la media de los países de la OCDE, que se sitúa en el 34,6%. Así lo desvela el último informe de este organismo internacio­nal sobre fiscalidad que deja patente la elevada carga impositiva sobre el empleo, pese a que el Gobierno siempre trata de vender lo contrario. Una presión que no es igual en el caso de los trabajador­es que en el de las empresas. Así, la diferencia en el IRPF que los empleados españoles pagan respecto a sus vecinos de los países desarrolla­dos es de menos de dos puntos (11,6 frente a 13). En cambio, en el caso de las cotizacion­es sociales a cargo de las sociedades la brecha escala hasta los 13,4 puntos. Es decir, las empresas son las que sufren la mayor cuña fiscal, lo que tiene consecuenc­ias nefastas para su competitiv­idad, sus inversione­s y su capacidad de contratar. De hecho, se estima que un aumento del 1% de los costes laborales se traduce en una reducción del 0,37% en el empleo. Pese a ello, el Gobierno sigue empeñado en elevar el desmedido castigo fiscal al trabajo que ya sufren tanto los empleados como las empresas, con una reforma de pensiones que eleva aún más las cotizacion­es sociales. Un mayor esfuerzo que ahondará en la pérdida de productivi­dad que las compañías vienen sufriendo desde la crisis financiera de 2007-2013 y que la patronal Cepyme denuncia. Pero que, además, será nefasto para el consumo, la creación de empleo y, por extensión, para la economía nacional en su conjunto.

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