La tecnología disminuye entre un 40% y un 60% los costes operacionales de la banca
Durante el discurso que cerró el evento, Pep Viladomat, associated partner de McKinsey & Company, explicó que, a pesar de que el cambio de ciclo macroeconómico está afectando a las operaciones de las startups, “debemos ser conscientes de que el crecimiento de las fintech se ha sostenido durante muchos años y aún hoy se mantiene”. Y es que estas tienen tres fortalezas que suponen un punto clave para su avance.
En primer lugar, cuentan con menos costes operacionales gracias al uso de la tecnología. Concretamente, este experto lo cuantificó “entre un 40% y un 60% menor que la banca tradicional”, consiguiendo un crecimiento en ingresos “cuatro veces mayor” que esta, junto a una eficiencia superior.
Como segundo punto, explicó que las fintech “ponen el foco en el usuario”, ya que solucionan un problema concreto y, con ello, atraen a un cliente concreto. Así mejoran la experiencia del cliente y se exponen a nuevas oportunidades de negocio.
La última fortaleza de este tipo de empresas que nombró fue su rapidez y agilidad. Por todo ello, comentó, “las 100 instituciones más importantes del mundo ya llevan tiempo trabajando con fintech.
Y es que, según sus palabras, la competencia que genera para el sector de la banca consigue que este avance y se abra a nuevas posibilidades y campos de colaboración, consiguiendo multiplicar las sinergias de ambos actores y logrando mejoras de cara a los clientes, que son los que deben tener el mayor protagonismo.
Sin embargo, no dejan de existir retos a los que es necesario que hagan frente.
Por ejemplo, deben regular la forma de ejecutar partneships a escala, ya que hay determinados aspectos en los que es necesario lograr una mejora, como es el caso de la minimización de riesgos o las condiciones de los contratos que se establezcan entre los diferentes actores.
El rol de la regulación
Y es que no solo llevan a cabo alianzas con las entidades financieras sino que también se dan la mano con otro tipo de players. Por eso, la regulación debe proteger su actividad y prevenir cualquier tipo de riesgos en lo relativo a la información sensible que maneja el sistema financiero: los activos de sus usuarios.
En definitiva, las fintech se han convertido en un aliado importante que no van a suponer la desaparición de la banca tradicional, la van a enriquecer y van a ayudar a que funcione mejor, aportando sus fortalezas y aprovechando, a su vez, la experiencia en el sector y los conocimientos de los bancos de toda la vida.