DE PEKÍN A WASHINGTON: ESPAÑA DA LA CARA POR LA RECUPERACIÓN EUROPEA
Así, lo hemos visto en el liderazgo en una respuesta comunitaria ante la pandemia para la compra de vacunas conjunta por parte de los 27 Estados miembros y también en la respuesta de política económica, a través de los fondos europeos y del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, para realizar la mayor movilización de recursos públicos de la historia tras la II Guerra Mundial para la recuperación del continente.
En ambas decisiones del conjunto de la UE, España ha jugado un papel determinante, como el desempeñado ante la crisis energética, junto a Portugal, poniendo en marcha la excepción ibérica y el tope al gas desacoplándolo del precio de la electricidad.
Desde el ingreso de España en la Comunidad Económica Europea en 1986, y posteriormente, en la integración en la Unión Europea tal y como la conocemos hoy desde el Tratado de Maastricht en 1992, nuestro país no había tenido un papel tan determinante en la resolución de conflictos y en la apuesta por propuestas comunitarias para responder a los retos de futuro.
Fruto de estas decisiones, como la movilización de los fondos europeos, el tope al gas y la respuesta a las consecuencias directas de la guerra de Ucrania tras la invasión rusa con un plan de choque con medidas económicas y sociales ambiciosas para atender a todos los sectores, como la eliminación del IVA en alimentos básicos, la gratuidad del transporte ferroviario o las ayudas al combustible, España se encuentra en una situación económica mejor que otros países de nuestro entorno.
España ha crecido en 2021 y 2022 un 5,5%, muy por encima de las previsiones de todos los organismos internacionales y por encima de las otras tres grandes economías de la eurozona, Francia, Alemania e Italia, estas dos últimas que podrían llegar a entrar en recesión en 2023 mientras nuestro país sigue liderando el crecimiento entre los países de la zona euro, con un 1,6%.
A su vez, nuestro país logró en los últimos cinco meses de 2022 reducir en cinco puntos la tasa de inflación y, ya en 2023, tenemos una tasa de variación anual del IPC en marzo del 3,1%, casi la mitad que la media de la eurozona y situándose como la más baja de los 27 países de la UE, solo por detrás de Luxemburgo.
Otro indicador que mide el buen estado actual de nuestra economía es la creación de empleo, con 291.477 afiliados nuevos a la Seguridad Social, en un trimestre récord con los mejores datos de creación de empleo de la serie histórica.
Un dato que muestra una hoja de ruta clara para hacer frente a uno de los retos endémicos de nuestro país como es la alta tasa de desempleo en el marco de la UE, y que por primera vez en décadas estamos revertiendo con caídas históricas del paro y de la temporalidad y con una creación de empleo que hace que, por primera vez, se superen los 20,5 millones de afiliados a la Seguridad Social.
Es el mismo caso que las exportaciones, en las que el comercio exterior de nuestro país ha alcanzado un récord histórico en 2022 llegando a los 389.208 millones de euros en exportaciones, un 22,9% más que en 2021. Y también de la apuesta por la energía renovable que ha hecho en 2022 que España generara, por primera vez en su historia, más del 55% de su energía eléctrica a partir de fuentes renovables y que se convierta en un país exportador con un saldo neto de casi 20 millones de megavatios hora exportados.
Por tanto, la influencia internacional de nuestro país y las buenas perspectivas económicas, a pesar del alto grado de incertidumbre, son vasos comunicantes que sitúan a España en una posición global óptima para hacer frente a los retos y desafíos globales. Este tiempo reciente, con la pandemia y la guerra, nos ha enseñado que nada es posible de predecir pero que sí se pueden sentar bases económicas sólidas para ser más resilientes y competitivos en ese mundo global en el que todas las perturbaciones que puedan producirse, pueden afectarnos.
Una economía basada en reformas estructurales de calado, en el avance de la sostenibilidad, la ecología y la digitalización para garantizar un progreso seguro y la geopolítica son tres pilares esenciales para dibujar el escenario del mundo que viene y en el que España, dentro de la Unión Europea y como interlocutor privilegiado con América Latina y el norte de África, debe tener un papel determinante.