El Economista

El precio mundial de los comestible­s alcanzó su máximo histórico en 2022

La fuerte subida en la primavera del año pasado solo es comparable al bienio 1972-1974 Rusia ha usado los comestible­s como arma de guerra bloqueando los puertos del Mar Negro

- Juan Ignacio Álvarez

El índice de precios de los alimentos de la FAO alcanzó en 2022 su máximo histórico, fundamenta­lmente por la invasión rusa de Ucrania, lo que puso de manifiesto las debilidade­s económicas derivadas de la dependenci­a de determinad­os productos estratégic­os. Así, alimentos como los cereales, básicos en la alimentaci­ón de muchos países, son especialme­nte sensibles a subidas de precios o rupturas en la cadena de suministro. Lo revela el Colegio General de Economista­s de Madrid en su balance de 2022.

Esta situación, según la Organizaci­ón de las Naciones Unidas para la Alimentaci­ón y la Agricultur­a (FAO), genera incertidum­bres, sobre todo en los países más dependient­es, que pueden derivar en hambrunas por especulaci­ones en la cadena de suministro. Rusia, que ha utilizado como arma de guerra el bloqueo de los puertos del Mar Negro, desde los que se exporta el cereal ucraniano, es, además, un gran exportador de fertilizan­tes, hecho que no ha dudado en usar como medida coercitiva, prohibiend­o, desde febrero a abril de 2022, la exportació­n de nitrato de amonio, esencial en la agricultur­a. Todo ello suscitó un fuerte ascenso de los alimentos en la primavera de 2022, solo comparable al acaecido en el bienio 1972-1974 (ver gráfico).

Los países más afectados por la subida de precios han sido los más débiles, especialme­nte, los que tienen una gran dependenci­a de ciertos insumos agrícolas procedente­s de los países contendien­tes. Por ejemplo, Egipto, que importa de Rusia el 80% del trigo y consume el 73% del aceite de girasol, según la ONU.

El índice de precios de la FAO mide la variación mensual de los precios internacio­nales de cinco alimentos básicos: carne, productos lácteos, cereales, aceites vegetales y azúcar. En el caso de cereales cocensos mo el trigo, así como de oleaginosa­s (aceites y grasas), en el momento de la invasión el 30% de las exportacio­nes internacio­nales de trigo procedían de estos países, que a su vez controlaba­n el 60% del mercado mundial de aceite de girasol y el 15% del de maíz. La superficie agrícola representa en Ucrania el 71,2%, de la que el 56,1% son tierras arables, lo que le convierte en el primer país europeo por volumen de tierras de cultivo, si bien el 22% del terreno agrícola ucraniano está ocupado por tropas rusas desde el inicio del actual conflicto. Principalm­ente, exporta trigo, maíz, aceite de girasol y colza.

Por su parte, la superficie agrícola en Rusia constituye el 13,1% y las tierras arables son el 7,3%. Los productos agrícolas que más exporta son trigo, remolacha azucarera, patatas, cebada, semillas de girasol, maíz, avena y soja. El Ministerio de Agricultur­a de Ucrania estima que en 2023 entre el 20% y el 30% de las tierras cultivable­s se pueden quedar sin labrar, lo que comporta un descenso productivo que va del 40% al 70%, según la web Agrodigita­l. Igualmente, se ha reducido el cultivo de productos orientados a la exportació­n en favor de otros destinados a alimentar a la población ucraniana, caso de patatas o nabos.

Guerra y también sequía

En 2022 la producción de cereales primarios, según la FAO, fue de 2.756 toneladas, un 2% menos que el año anterior, mientras que la producción de cereales secundario­s para alimentaci­ón animal fue de 1.462 millones, un 3,1% inferior. Esta bajada se debió tanto a la guerra como a la sequía que afectó a gran parte de Europa en 2022. Unos desque no han podido ser compensado­s por el incremento de la producción en países como Indonesia, Kazajistán o Paraguay, avisa la FAO, que también prevé un descenso en las existencia­s, las cuales, con una caída del 1,6% desde 2021, han alcanzado los niveles más bajos desde 2013.

Esta organizaci­ón de las Naciones Unidas estima que el incremento medio de los alimentos en 2022 fue del 14,3% respecto a 2021 y que tuvieron un peso importante las fuertes subidas en cereales y aceites, fundamenta­lmente en alimentaci­ón humana. El año pasado los cereales en su conjunto incrementa­ron su precio en un 17,9% en referencia a 2021, rebasando el récord de incremento de precios alcanzado en 2011 del 8,8%. Una parte importante del crecimient­o se debió al alza del coste del maíz y el trigo, con incremento­s en 2022, respecto a 2021, del 24,8% y el 15,6%, respectiva­mente.

El trigo alcanzó, tanto en Rusia como en Ucrania, los precios de exportació­n más elevados del total de la serie analizada. En Rusia, en marzo de 2022, la tonelada de trigo se pagaba a 410 dólares, ascendiend­o a 417,5 en junio y bajando hasta los 313 dólares en el mes de diciembre. En Ucrania, el precio máximo se alcanzó también en marzo (425 dólares), cuando en enero de 2021 se pagó a 283,2 dólares. Pero al igual que en Rusia, el precio de exportació­n se ha ido moderando hasta final de año.

Otros productos agrarios han sufrido también subidas importante­s, por ejemplo, en Ucrania el precio de la tonelada de maíz, desde enero de 2021 a abril de 2022, se ha encarecido un 43,7%. Además, se prevé que, como también han subido los precios de los cereales secundario­s, aumenten los precios de las carnes. Por su parte, el índice de precios de los aceites vegetales se elevó un 13,9% en relación a 2021.

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